PUEBLOS DESAPARECIDOS
HARUN YAHYA
Título de la obra en inglés: Perished Nations Impreso por: Vural Publishing - 1999 - Estambul - Turquía Traducido del inglés por: Abu Dharr Manzolillo Mayo del 2000 - Buenos Aires - ARGENTINA
Quien ha escrito esta obra bajo el seudónimo de Harun Yahya, ha puesto en circulación numerosos libros sobre cuestiones que hacen a los fundamentos de la fe, que hacen a la política de la ummah y que hacen a la grandiosa creación de Dios, especialmente frente al engaño del evolucionismo. La intención de Harun Yahya es refutar todas las suposiciones fundamentales de los sistemas que se oponen al Corán, con lo cual busca expresar "la última palabra" que pondría fin a las afirmaciones de los impíos, idólatras y paganos en la materia (El seudónimo compuesto con los nombre "Harun" (Aarón) y "Yahya" (Juan) fue elegido en memoria de los dos estimados profetas que combatieron las ideas perversas y hostiles).
Este escritor ha publicado numerosos libros y folletos que prueban explícitamente la existencia de Dios. En ellos enfatiza la maravillosa creación de Dios frente a lo que plantean las ideologías materialistas y ateas, las cuales tienen como el argumento mas significativo y eficaz la teoría de la evolución.
Con esta obra, PUEBLOS DESAPARECIDOS, al igual que con otras, demuestra que el Corán comunica la Verdad sin agregados, correcciones, tachados o deformaciones hechas por mano humana. El tema al que se aboca en este libro es el de los pueblos que en un momento de la historia, hace mucho tiempo, vivieron y desarrollaron ciertos grados de civilizaciones de avanzada, pero que fueron borrados de la faz de la tierra debido a su ingratitud y rebelión hacia el Creador.
Otros trabajos suyos incluyen:
"El Fin del Materialismo", "El Colapso de la Creación: La Verdad de la Creación", "Colapso Bioquímico de la Evolución", "Colapso del Materialismo", "Darwinismo: La Más Grande Falacia 'Científica' ", "Los Sofismas de los Evolucionistas", "Los Secretos del Atomo", "Destrucción de las Sociedades", "Para el Hombre de Entendimiento", "La Carta Kurda de Israel", "La Mano Oculta en Bosnia", "El Engaño del Holocausto", "Nueva Orden Masónica", "Masonería y Capitalismo", etc..
Asimismo, ha lanzado a la opinión pública distintos estudios referidos a la creencia en Dios. Los libros en la materia publicados hasta ahora son: "Pensando Siempre Sobre la Verdad", "Consagrado a Dios", "El Abandono de la Sociedad de la Ignorancia (Yajilía)", "El Paraíso", "La Teoría de la Evolución", "Valores Morales del Corán", "Index Coránico", "La Hégira en el Corán", "Los Hipócritas en el Corán", "Muerte, Resurrección, Infierno", "La Lucha de los Mensajeros", "El Enemigo Aparente del Ser Humano: Satanás", "El Paganismo", "La Arrogancia de Satanás", "El Rezo en el Corán", "Los Secretos de los Hipócritas", "Los Nombres de Dios", etc.
Además Harun Yahya ha escrito otros libros como: "El Milagro en la Célula", "El Milagro en la Visión", "El Milagro en la Araña", "El Milagro en el Mosquito", "El Milagro en la Hormiga", "Dios es Conocido Por Medio del Entendimiento", los cuales se ocupan de modo científico de la milagrosa creación de Dios.
Pero de todas sus obras escritas, sin lugar a dudas, es EL ENGAÑO DEL EVOLUCIONISMO la que ha marcado un hito destacado en el esclarecimiento del pensamiento que sostiene que el mundo y todo lo existente ha sido creado por Dios, y de ninguna manera es el resultado casual de un devenir anárquico del cosmos, el que a su vez habría pasado a existir "por arte de magia". Ese libro representa un golpe mortal en el corazón de una de las falacias más importantes del pensamiento materialista, ateo y antirreligioso.
Esta prolífica pluma tiene también estudios y artículos sobre cuestiones de palpitante actualidad que se refieren a los sucesos en Bosnia, en Kosovo, a la estrategia en los Balcanes y a algunos otros temas relacionados con el
mundo musulmán. Algunos de sus escritos están publicados en periódicos prominentes, tanto de Turquía como del extranjero.
El propósito común en todos esos estudios es comunicar y hacer conocer el mensaje del Corán para impulsar a la meditación sobre los principios básicos de la fe referidos a cuestiones como la existencia y unidad de Dios y al Más Allá.
EN EL NOMBRE DE DIOS
PUEBLOS DESAPARECIDOS Prefacio
"Te contamos estas cosas de las ciudades: algunas de ellas están aún en pie, otras son rastrojo. No hemos sido Nosotros quienes han sido injustos con sus habitantes, sino que ellos lo han sido consigo mismos. Sus dioses, a los que invocaban, en lugar de invocar a Dios, no les sirvieron de nada cuando vino la orden de tu Señor: sólo acrecentaron su perdición" (C. 11:100-101)
Dios crea a los seres humanos y les da forma física y espiritual, los conduce a una cierta forma de vida y luego los lleva a Su presencia al dar lugar a la muerte de ellos. Dios crea a los seres humanos como dice el versículo: "¿No va a saber Quien ha creado…?" (C. 67:14). Es El quien conoce y otorga Su reconocimiento al ser humano, Quien lo educa y cubre sus necesidades. Por lo tanto, el único propósito genuino que tiene el ser humano en la vida es alabar a Dios, suplicarle y adorarle. En consecuencia, la única guía que tiene el ser humano es el mensaje puro, es decir, la revelación de Dios comunicada a las personas por medio de Sus mensajeros.
El Corán es el último libro de Dios y su revelación sin alteraciones.
De ahí la responsabilidad de asumir el Corán como nuestra verdadera guía y de prestar una atención meticulosa a todos los criterios o dictámenes que estipula. Este es el único camino de salvación en este mundo y en el otro.
Por lo tanto necesitamos investigar muy cuidadosa y atentamente lo que nos relata el Corán, para luego reflexionar sobre ello. Dios nos dice en el Corán que el propósito de la revelación del Libro es hacer que la gente piense, medite: "Este es un comunicado dirigido a los hombres para que, por él, sean advertidos, para que sepan que El es un Dios Uno y para que los dotados de intelecto se dejen amonestar" (C. 14:52).
Toda la información sobre los pueblos de la antigüedad, de lo cual el Corán se ocupa largamente, es por cierto un tema sobre el que deberíamos meditar. La mayoría de esos pueblos rechazaron a los profetas que les fueron enviados y, además, exhibieron animadversión hacia ellos. Debido a semejante atrevimiento, se atrajeron la cólera de Dios y fueron barridos de la faz de la tierra.
El Corán nos dice que la destrucción de esos pueblos debería servir de advertencia a las generaciones que les sucedieron. Por ejemplo, inmediatamente después del castigo dado a un grupo de judíos que se rebelaron contra Dios, se dice en el Corán: "E hicimos de ello un castigo ejemplar para los contemporáneos y sus descendientes, una exhortación para los temerosos de Dios" (C. 2:66).
En este libro haremos una revisión de las sociedades del pasado que han sido destruidas debido a que se rebelaron contra Dios. Nuestro propósito es poner de relieve todos los incidentes del caso, cada uno de los cuales es "un castigo ejemplar para los contemporáneos y sus descendientes", de modo que les pueda servir de "exhortación".
La segunda razón que nos lleva a examinar la destrucción de esos pueblos es hacer conocer la autenticidad de lo que dice el Corán respecto del mundo. Dios afirma en el Corán que la realidad de sus versículos son observables en el mundo exterior: "Di también: '¡Alabado sea Dios! El os mostrará Sus signos y vosotros los reconoceréis. Tu Señor está atento a lo que hacéis'" (C. 27:93).
Y conocer y caracterizar los signos de Dios es una de las formas primeras que conducen a la fe.
Casi todos los incidentes de destrucciones relatados en el Corán pudieron ser "mostrados" y "reconocidos" gracias a los actuales descubrimientos arqueológicos y documentación lograda. En este trabajo nos ocuparemos de los vestigios o huellas que quedaron de las destrucciones mencionadas en el Corán (Hay que tener en cuenta que algunas de las comunidades a las que se refiere el Corán no se incluyen en el estudio de este libro porque hay casos en los que no se menciona ningún dato de tiempo y lugar, sino que solamente se los describe por la conducta rebelde y opuesta a Dios y a Sus profetas, motivo por el cual sufrieron desastres diversos a los cuales se evoca para que la gente extraiga de ellos la advertencia correspondiente).
Nuestro propósito es arrojar luz, en base a los descubrimientos actuales, sobre las realidades que manifiesta el Corán, y así mostrar a todos --creyentes y no creyentes-- la verdad de la religión de Dios.
INTRODUCCION
"¿No se han enterado de lo que pasó a quienes les precedieron: el pueblo de Noé, los aditas, los tamudeos, el pueblo de Abraham, los madianitas y los de las vueltas (probablemente aquí se refiere a Sodoma y Gomorra) de arriba abajo? Sus enviados vinieron a ellos con las pruebas claras. No fue Dios quien fue injusto con ellos, sino que ellos lo fueron consigo mismos" (C. 9:70)
El mensaje divino transmitido por Dios a través de Sus mensajeros, nos ha sido comunicado desde que el ser humano fue creado. Algunas sociedades aceptaron ese mensaje, en tanto que otras lo negaron, lo rechazaron. Ocasionalmente una minoría, en una sociedad que aceptó el mensaje, siguió al mensajero.
Pero la mayoría de las comunidades que recibieron el mensaje no lo han aceptado. Y no solamente no lo tuvieron en cuenta sino que también intentaron dañar, agredir al mensajero y a quienes lo seguían. Era algo común que se denigre a los mensajeros, acusándolos de "falsedad, magia, locura y engaño". Incluso los dirigentes de muchos de esos pueblos preferían verlos muertos, instigaban su asesinato.
Todo lo que querían los profetas era que la gente obedezca a Dios. No pedían dinero ni ningún otro beneficio mundanal a cambio de su mensaje. Tampoco presionaban a las personas para que acepten su palabra. Lo único que hacían era invitar a la gente a la religión verdadera y a que inicien una vida distinta de la que llevaban. Lo que sucedió entre Suayb y el pueblo de los madianitas, a donde fue enviado, ilustra respecto a las relaciones entre el profeta y la comunidad. Es muy interesante apreciar la reacción que tienen con Suayb y como terminaron los miembros de su tribu, a quienes llamó a creer en Dios y renunciar a las injusticias que estaban cometiendo: "Y a los madianitas (enviamos) su hermano Suayb. Dijo: '¡Pueblo! ¡Servid a Dios! No tenéis a otro Dios que El. ¡No defraudéis en la medida ni en el peso! Os veo con el bienestar, pero temo por vosotros el castigo de un día de alcance universal. Y, ¡pueblo!, ¡dad la medida y el peso equitativos! ¡No defraudéis a los demás en sus bienes! ¡No obréis mal en la tierra corrompiendo! Lo que Dios os deja es mejor para vosotros, si es que sois creyentes. Y yo no soy vuestro custodio'. Dijeron: '¡Suayb! ¿Acaso te ordena tu religión que dejemos lo que nuestros padres servían o que dejemos de utilizar libremente nuestra hacienda? Tú eres, ciertamente, el benigno, el honrado'. Dijo (Suayb): '¡Pueblo! ¿Qué os parece? Si yo me baso en una prueba clara venida de mi Señor y El me provee de un bello sustento venido de El… Yo no pretendo contrariaros cuando os prohibo algo. No pretendo sino reformaros en la medida de mis posibles (en la medida que yo pueda). Mi éxito no depende sino de Dios. En El confío y a El me vuelvo arrepentido. Y, ¡pueblo!, ¡que la oposición a mí no os cause los mismos males que alcanzaron al pueblo de Noé o al pueblo de Hud o al pueblo de Salih! Y el pueblo de Lot no está lejos de vosotros. ¡Pedid perdón a vuestro Señor! Luego, ¡volveos a El!. Mi Señor es misericordioso, lleno de amor'. Dijeron: '¡Suayb! No entendemos mucho de lo que dices. Entre nosotros se te tiene por débil. Si no hubiera sido por tu clan, te habríamos lapidado. No nos impresionas'. Dijo (Suayb): '¡Pueblo! ¿Os impresiona mi clan más que Dios, a Quien habéis pospuesto con desprecio? Mi Señor abarca todo lo que hacéis. ¡Pueblo! ¡Obrad según vuestra situación! Yo también obraré… Veréis quién va a recibir un castigo humillante y quién es el que miente… ¡Vigilad! Yo también vigilaré con vosotros'. Cuando vino Nuestra orden, salvamos por una misericordia venida de Nosotros a Suayb y a los que con él creían. El Grito (es decir, el Castigo) sorprendió a los que habían sido impíos y amanecieron muertos en sus casas, como si no hubieran habitado en ellas. ¡Sí! ¡Atrás los madianitas!, como también se había hecho a los tamudeos" (C. 11: 84-95).
El pueblo de Madián fue castigado por la cólera de Dios y pereció como se describe en los versículos arriba mencionados debido a que estaba maquinando "lapidar a Suayb", aunque lo que había hecho éste era llamar a la gente al bien. El ejemplo del pueblo de Madián no es el único. Por el contrario, como lo advirtió Suayb al hablar con su pueblo, muchas comunidades anteriores habían perecido por razones parecidas. Y después de lo sucedido al pueblo de Madián, muchas otras comunidades también fueron destruidas por la cólera de Dios.
En las páginas que siguen describiremos a esas comunidades que perecieron y los restos que de ellas quedaron. El Corán describe detalladamente a esas comunidades e invita a la gente a sopesar esos ejemplos y advertir el fin que tuvieron.
El Corán llama la atención sobre el hecho de que la mayoría de las comunidades que perecieron habían establecido civilizaciones de un alto nivel, característica que se enfatiza: "¡A cuántas generaciones hemos hecho antes perecer, más temibles que ellos y que recorrieron el país en busca de escape (del castigo divino)" (C. 50:36).
Y en particular se subrayan dos características. La primera es que se trata de las comunidades "más temibles", es decir, que fueron destruidas cuando contaban con un sistema administrativo y militar muy fuerte y disciplinado, mediante el cual conquistaron por la fuerza el territorio en donde vivían. La segunda característica es que fundaron grandes ciudades que se distinguían por sus particularidades arquitectónicas.
Vale la pena tener en cuenta que ambas características se encuentran también en las actuales civilizaciones --logradas por medio de la ciencia y de la tecnología-- que, asimismo, niegan e ignoran a Dios, olvidándose que todo se hace posible por Su potestad, es decir, porque El lo permite. Pero como se señala en los versículos mencionados, las civilizaciones con que contaban esos pueblos no pudieron salvarlos de la destrucción porque se basaban en la negación de Dios. El fin de la actual civilización no será distinto en tanto se base en la negación de Dios y en el mal obrar sobre la tierra.
Una considerable cantidad de eventos que llevaron a esas destrucciones, algunos de los cuales son relatados en el Corán, han sido confirmados por investigaciones arqueológicas hechas en tiempos modernos. Dichos hallazgos, que prueban definidamente que han ocurrido los incidentes a que hace referencia el Corán, explica la necesidad de estar "prevenido", lo cual es un rasgo distintivo en las anécdotas coránicas. Dios nos dice en el Corán que es necesario "viajar a lo largo de la tierra" y ver "cómo terminaron sus antecesores".
"Antes de ti, no enviamos más que a hombres de las ciudades, a los que hicimos revelaciones. ¿No han ido por la tierra y mirado como terminaron sus antecesores? Sí, la Morada de la otra vida es mejor para los que temen a Dios. ¿Es que no razonáis…? Cuando ya los enviados desesperaban y pensaban que se les había mentido, les llegó Nuestro auxilio y fue salvado el que quisimos. Pero Nuestro rigor no respetará a la gente pecadora" (C. 12:109-110).
En realidad, hay ejemplos en la historia de las comunidades pasadas para aquellos dotados de intelecto. Las comunidades mencionadas, al haber perecido por la rebeldía frente a Dios y por el rechazo de Sus órdenes, nos revelan lo débil e impotente que es el género humano respecto a El. En las páginas que siguen examinaremos esos ejemplos en un orden cronológico.
LA VIDA DEL PROFETA IBRAHIM (ABRAHAM)
"Ibrahim no fue judío ni cristiano, sino que fue hanif, sometido a Dios, no asociador. Los más allegados a Ibrahim son los que le han seguido, así como este Profeta y los que han creído. Dios es el Protector de los creyentes" (C. 3:67-68).
En el Corán se hace referencia de continuo al profeta Ibrahim (Abraham) y es distinguido por Dios como un ejemplo para el pueblo. Transmitió el mensaje de Dios a su pueblo, el que era idólatra, y les aconsejó para que obedezcan a El. Pero esa gente no solamente no escuchó sus advertencias sino que se le opuso. Cuando el comportamiento calamitoso del pueblo fue en aumento, Ibrahim tuvo que irse a otra parte con su esposa, el profeta Lot y otras pocas personas más.
Ibrahim era descendiente de Noé. El Corán dice que también siguió el camino de Noé: "¡Paz sobre Noé, entre todas las criaturas! Así retribuimos a quienes hacen el bien. Es uno de Nuestros siervos creyentes. Luego, anegamos a los otros. Ibrahim era, sí, de los suyos (de Noé)" (C. 37:79-83).
En la época del profeta Ibrahim mucha gente que vivía en las llanuras mesopotámicas y en el centro y este de Anatolia, adoraban los cielos y las estrellas. El dios más importante de esa gente era "Sin", el dios luna. Fue personificado como un humano de larga barba que vestía un atuendo con una media luna impresa. También hicieron cuadros en relieve y esculturas de esos dioses para adorarlos. Se trataba de un sistema de creencia ampliamente extendido que se mantuvo por mucho tiempo y que encontró suelo propicio en el Cercano Oriente.
La gente que vivía en la región continuó adorando esos dioses hasta alrededor del año 600 DC. Una consecuencia de estas creencias, fue la construcción de algunos edificios conocidos como "ziggurats", que eran usados tanto como observatorios y templos --donde se adoraban diversos dioses, especialmente el mencionado dios luna "Sin"--, extendiéndose la zona de los mismos desde la Mesopotamia hasta el interior de Anatolia(12).
Esta tipo de creencia, descubierta recientemente en las excavaciones actuales, se menciona en el Corán, donde se dice que Ibrahim rechazó la adoración de estas deidades y se volvió solamente a Dios, el Dios uno. En el Corán se redacta así la conducta de Ibrahim: "Y cuando Ibrahim dijo a su padre Azar: '¿Tomas a los ídolos como dioses?. Sí, veo que tú y tu pueblo estáis evidentemente extraviados'. Y así mostramos a Ibrahim el reino de los cielos y de la tierra, para que fuera de los convencidos. Cuando cerró la noche sobre él, vio una estrella y dijo: '¡Este es mi Señor!' Pero, cuando se puso, dijo: 'No amo a los que se ponen'. Cuando vio la luna que salía, dijo: 'Este es mi Señor'. Pero, cuando se puso, dijo: 'Si no me dirige mi Señor, voy a ser, ciertamente, de los extraviados'. Cuando vio el sol que salía, dijo: '¡Este es mi Señor! ¡Este es mayor!' Pero, cuando se puso, dijo: '¡Pueblo! Soy inocente de lo que Le asociáis. Vuelvo mi rostro, como hanif, hacia Quien ha creado los cielos y la tierra. Y no soy asociador'" (C. 6:74-79).
En el Corán no se menciona específicamente donde nació y vivió Ibrahim. Pero se indica que él y Lot, que eran contemporáneos, vivían cerca uno del otro, ya que los ángeles antes de ir a ver a Lot fueron a visitar a Ibrahim para anunciarle a su esposa la buena nueva de un niño.
Algo importante respecto a Ibrahim en el Corán, que no se menciona en el Antiguo Testamento, es la construcción de la Caaba. En el Corán se nos dice que la Caaba fue construida por Ibrahim y su hijo Ismail. Hoy día, lo único conocido por los historiadores acerca del pasado de la Caaba es que ha sido un lugar sagrado desde épocas muy lejanas. La colocación de ídolos allí durante la época de la Ignorancia, antes del profeta Muhammad, fue consecuencia de la degeneración y distorsión de la religión divina revelada en su momento a Ibrahim.
Ibrahim Según el Antiguo Testamento
Posiblemente el Antiguo Testamento es la fuente más detallada sobre Ibrahim, incluso aunque mucho de lo que relata puede no ser confiable. De acuerdo a lo dicho allí, Ibrahim nació alrededor del 1900 AC en la ciudad de Ur, una de las ciudades más importante de la época, ubicada al sudeste de las llanuras mesopotámicas. Al nacer no lo llamaron "Abraham" (Ibrahim) sino "Abram". El nombre se lo cambió Dios (YHWH) más adelante.
Un día, según el Antiguo Testamento, Dios pidió a Abram que emprenda un viaje, dejando su país y su pueblo, para ir a un país indefinido y dar inicio allí a una nueva comunidad. Abram escuchó ese llamado a los 75 años y se lanzó al viaje con su esposa Sarai --quien más tarde será conocida como "Sarah", que significa princesa-- y su sobrino Lot. Mientras se dirigía la Tierra Prometida se quedó en Hanan un tiempo y luego continuó viaje. Cuando arribó a la tierra de Cannan, prometida a la comitiva por Dios, se le dijo que ese lugar fue elegido específicamente para ellos y (Dios) se los concedió. Después de cumplir los 99 años Abram hizo un pacto con Dios y pasó a llamarse Abraham. Murió a los 175 años y fue enterrado en la cueva de Machpelah cerca de la ciudad de Hebrón (el-Jalil). Esa tierra que compró Ibrahim por cierta cantidad de dinero, fue suya y la primer propiedad de su familia en la Tierra Prometida.
El Lugar Donde Nació Ibrahim Según el Antiguo Testamento
Siempre ha sido cuestión de debate el lugar donde nació Ibrahim. Mientras que judíos y cristianos dicen que nació en el sur de la Mesopotamia, en el mundo islámico prevalece la idea que nació cerca de Urfa-Harran. Los nuevos descubrimientos muestran que las tesis judías y cristianas no reflejan la verdad plenamente.
Judíos y cristianos se basan en el Antiguo Testamento, dado que allí se dice que Ibrahim nació en la ciudad de Ur, al sur de la Mesopotamia. Se dice que después de criarse allí recibió el mandato de partir hacia Egipto, lugar adonde arriba después de un largo viaje, pasando por la región de Harran en Turquía.
Sin embargo, un manuscrito del Antiguo Testamento recientemente hallado, generó serias dudas acerca de la validez de esa información. En ese manuscrito griego del siglo III AC, aceptado como la copia más antigua del Antiguo Testamento encontrada hasta ahora, en ninguna parte se menciona a Ur. Muchos investigadores actuales del Antiguo Testamento dicen que la palabra "Ur" es una equivocación o una adición posterior. Esto implica que Ibrahim no nació en Ur y que Mesopotamia nunca fue la región en la que vivió.
Además, los nombres de algunos lugares, y las regiones a los que se ligan, cambian con el paso del tiempo. Actualmente, se entiende por llanuras mesopotámicas al margen sur de la tierra iraquí entre el Eufrates y el Tigris. No obstante, hace dos mil años la Mesopotamia significaba una región más al norte que llegaba hasta Harran y abarcaba lo que hoy día son tierras de Turquía. Por lo tanto, incluso si aceptamos la expresión "llanuras mesopotámicas" como algo correcto en el Antiguo Testamento, sería equivocado pensar que la Mesopotamia de hace dos mil años y la de hoy día se refieren exactamente a los mismos lugares.
Aunque hay serias dudas y desacuerdos respecto a si Ur es el lugar donde nació Ibrahim, hay una aceptación general de que Harran y la región en su entorno fue el lugar donde vivió. Además, una breve investigación del Antiguo Testamento aporta información que sostiene el punto de vista de que Ibrahim nació en Harran. Por ejemplo, la región de Harran se designa en el Antiguo Testamento "la región de Aram" (Génesis 11:31 y 28:10). Se dice que quienes provienen de la familia de Ibrahim son "hijos de un aramí" (Deuteronomio 26:5). La identificación de Ibrahim como un aramí muestra que vivió en esa región.
En las fuentes islámicas hay una fuerte evidencia de que el lugar de nacimiento de Ibrahim es Harran y Urfa. En Urfa, llamada "la ciudad de los profetas", hay muchas historias y leyendas acerca de Ibrahim.
¿Por Qué Fue Alterado el Antiguo Testamento?
Parecería que el Corán y el Antiguo Testamento al describir a Ibrahim están hablando de dos profetas casi distintos, llamándose uno Abraham y el otro Ibrahim. Según el Corán, Ibrahim es enviado a un pueblo idólatra como mensajero (de Dios), pues ese pueblo adoraba la luna, las estrellas y diversos ídolos. Ibrahim combate esas creencias e intenta apartar a la gente de las creencias supersticiosas, e inevitablemente se gana la enemistad de toda la comunidad, incluida la de su padre.
Pero nada de esto se menciona en el Antiguo Testamento, donde tampoco se relata que a Ibrahim lo arrojan al fuego o que él rompe los ídolos de su comunidad. En general, en el Antiguo Testamento se lo describe como el ancestro de los judíos, punto de vista que evidentemente fue elevado al primer plano por los jefes de la comunidad judía con el objeto de establecer el concepto de "raza". Los judíos creen que Dios les dio para siempre el carácter de pueblo elegido y superior. (Los jefes) judíos alteraron su libro divino, agregando y sacando parte de lo escrito, para que concuerde con sus creencias y opiniones del momento. Es por esto que a Ibrahim se lo describe en el Antiguo Testamento simplemente como ancestro de los judíos. Los cristianos que creen en el Antiguo Testamento piensan que Ibrahim es el ancestro de los judíos, pero con una diferencia: no lo consideran judío sino cristiano. Los cristianos no le dieron tanta importancia al concepto de raza como los judíos y la diferencia antes señalada se volvió parte del desacuerdo entre ambas religiones. Dios explica así la cuestión en el Corán: "'¡Gente de la Escritura! ¿Por qué disputáis de Ibrahim, siendo así que la Torá y el Evangelio no fueron revelados sino después de él? ¿Es que no razonáis? ¡Mirad cómo sóis! Disputabais de lo que conocíais. ¿Vais a disputar de lo que no conocéis? Dios sabe, mientras que vosotros no sabéis. Ibrahim no fue judío ni cristiano, sino
que fue hanif, sometido a Dios, no asociador. Los más allegados a Ibrahim son los que le han seguido, así como este Profeta y los que han creido. Dios es el Protector de los creyentes" (C. 3:65-68).
Para el Corán, de manera muy distinta a lo que se escribe en el Antiguo Testamento, Ibrahim es una persona que advirtió a su pueblo para que cumpla con Dios y discutió de manera vehemente con esa gente para hacer eso posible. Desde joven advirtió a su pueblo para que abandone la práctica de adorar ídolos. La gente reaccionó intentando matarlo pero él consiguió salvarse de los ataques de ese pueblo ruin y finalmente emigró.
CAPITULO TRES
EL PUEBLO DE LOT Y LA CIUDAD QUE FUE VUELTA DE ARRIBA ABAJO
"El pueblo de Lot desmintió las advertencias. Enviamos contra ellos una tempestad de arena. Exceptuamos a la familia de Lot, a la que salvamos al rayar el alba, en virtud de una gracia venida de Nosotros. Así retribuimos al agradecido. Les había prevenido contra Nuestro rigor, pero pusieron en duda las advertencias." (C. 54:33-36).
Lot fue contemporáneo de Ibrahim y fue enviado como mensajero a una comunidad vecina a la de éste. Como nos relata el Corán, esa gente practicaba una perversión desconocida hasta entonces en el mundo, es decir, la sodomía. Rechazaron a Lot como personero de una misión profética, siguieron con su práctica corrupta y no le prestaron atención cuando les dijo que renuncien a esa perversión, haciéndoles conocer las advertencias de Dios. Finalmente ese pueblo fue destruido por medio de un desastre espantoso.
En el Antiguo Testamento es conocida como Sodoma la ciudad donde residía Lot. Situada al norte del Mar Rojo, se entiende que ha sido destruida de la manera que lo señala el Corán. Estudios arqueológicos la ubicaron en el área del Mar Muerto, el cual se extiende a lo largo de la frontera jordano-israelí.
Antes de examinar las ruinas que quedaron, veremos porqué el pueblo de Lot fue castigado de esa manera. El Corán nos cuenta cómo advirtió Lot a ése pueblo y lo que éste le respondió. "El pueblo de Lot desmintió a los enviados. Cuando su hermano Lot les dijo: '¿Es que no vais a temer a Dios? Tenéis en mí un enviado digno de confianza. ¡Temed, pues, a Dios y obedecedme! No os pido por ello ningún salario. Mi salario no incumbe sino al Señor del universo. ¿Os llegáis a los varones, de las criaturas, y descuidáis a vuestras esposas, que vuestro Señor ha creado para vosotros? Sí, sois gente que viola la ley'. Dijeron: 'Si no paras, Lot, serás, ciertamente, expulsado'. Dijo: ¡Detesto vuestra conducta!" (C. 26:160-168).
La gente detestaba a Lot porque les mostraba el camino correcto. Por eso mismo lo amenazaron y querían desterrarlo a él y a otros creyentes que lo acompañaban: "Y a Lot. Cuando dijo a su pueblo: '¿Os entregaréis a una deshonestidad que ninguna criatura ha cometido antes? Por concupiscencia, os llegáis a los hombres en lugar de llegar a las mujeres. ¡Sí, sois un pueblo inmoderado!'. Lo único que respondió su pueblo fue: '¡Expulsadles de la ciudad! ¡Son gente que se las da de puros!'" (C. 7:80-82).
Lot convocó a su pueblo a una verdad muy obvia y le advirtió explícitamente sobre el peligro, pero esa gente no prestó atención a ningún tipo de advertencia y continuó rechazando a Lot y continuó rechazándolo y negando el castigo que le sería aplicado.
"Y a Lot. Cuando dijo a su pueblo: 'Os entregáis a una deshonestidad que ninguna criatura ha cometido antes. ¿Os llegáis a los hombres, salteáis y cometéis actos reprobables en vuestras reuniones?' Lo único que respondió su pueblo fue: '¡Tráenos el castigo de Dios, si es verdad lo que dices!'" (C. 29:28-29).
Al recibir Lot esa respuesta, pidió la ayuda de Dios.
"Dijo: '¡Señor! ¡Auxíliame contra el pueblo corruptor!'" (C. 29:30).
"¡Señor! ¡Sálvanos, a mí y a mi familia, de lo que hacen!'" (C. 26:169).
Después que Lot rezó e hizo la súplica, Dios envió a dos ángeles bajo la forma de hombres. Primero visitaron a Ibrahim para darle la buena nueva de que su esposa daría a luz un niño y para explicarle porqué fueron enviados: iba a ser destruido el pueblo insolente de Lot.
"Dijo (Ibrahim): 'Y, ¿qué es lo que os trae por aquí, ¡enviados!?' Dijeron: 'Se nos ha enviado a un pueblo pecador para enviar contra ellos piedras de barro cocido, marcadas junto a tu Señor para los inmoderados'" (C. 51:31-34).
"No incluimos a la familia de Lot, a los que salvaremos todos, salvo a su mujer '. Determinamos: sería de los que se rezagaran." (15:59-60).
Después esos ángeles se dirijieron hasta donde estaba Lot, quien, como antes no había recibido mensajeros --no los conocía--, estaba algo temeroso. Pero a continuación de hablar con ellos se serenó.
"Y cuando Nuestros enviados vinieron a Lot, éste se afligió por ellos y se sintió impotente para protegerles. Dijo: '¡Este es un día terrible!'" (C. 11:77).
"dijo: 'Sois gente desconocida'. Dijeron: '¡No, sino que te traemos aquello de que han dudado! Te traemos la Verdad. ¡Sí, es como decimos! ¡Ponte en camino con tu familia, durante la noche! ¡Ve el último y que ninguno de vosotros se vuelva! ¡Id a donde os se ordena!' Y decidimos respecto a él este asunto: iban a amanecer todos ellos, hasta el último, despedazados" (C. 15:62-66).
"Dijo (Lot): '¡Estos son huéspedes míos! ¡No me deshonréis! ¡Temed a Dios y no me llenéis de vergüenza!!'" (C. 15: 68-69).
El pueblo de Lot replicó:
"Dijeron: '¿No te habíamos prohibido que trajeras a nadie?'" (C. 15:70).
"Dijo (Lot): '¡Ah! Si os pudiera… o si pudiera recurrir a un apoyo fuerte…' Dijeron (los huéspedes): '¡Lot! ¡Somos los enviados de tu Señor! ¡No se llegarán a ti! ¡Ponte en camino con tu familia durante la noche y que ninguno de vosotros se vuelva! Tu mujer, sí, que se volverá y le alcanzará el mismo castigo que a ellos. Esto les ocurrirá al alba. ¿No está cercana el alba?" (11:80-81).
"Le exigieron a sus huéspedes y les apagamos los ojos. '¡Gustad Mi castigo y Mis advertencias!' A la mañana siguiente, temprano, les sorprendió un castigo duradero" (C. 54:37-38).
Otros versículos describen como sigue la destrucción de ese pueblo.
"Y les sorprendió el Grito a la salida del sol. La volvimos de arriba abajo e hicimos llover sobre ellos piedras de arcilla. Ciertamente, hay en ello signos para los que prestan atención. Está situada, ciertamente, en un camino que aún existe." (C. 15:73-76).
"Y cuando vino Nuestra orden, la volvimos de arriba abajo e hicimos llover sobre ella piedras de arcilla a montones, marcadas junto a tu Señor. Y no está lejos de los impíos." (C. 11:82-83).
"Luego, aniquilamos a los demás. E hicimos llover sobre ellos una lluvia. ¡Lluvia fatal para los que habían sido advertidos! Ciertamente, hay en ello un signo, pero la mayoría no creen. En verdad, tu Señor es el Poderoso, el Misericordioso!" (C. 26:172-175).
Cuando las personas fueron destruidas, sólo Lot y los creyentes, que eran tan pocos como los miembros de un hogar, fueron salvados. La esposa de Lot tampoco era creyente y también fue destruida.
Como se describe en el Antiguo Testamento, Lot emigró junto con Ibrahim, en tanto que el pueblo pervertido fue destruido y su moradas arrasadas hasta los cimientos.
Los "Signos Obvios" en el Lago de Lot
El versículo 82 del capítulo 11 del Corán dice claramente que tipo de desastre sobrevino al pueblo de Lot: "Y cuando vino Nuestra orden, la volvimos de arriba abajo e hicimos llover sobre ella piedras de arcilla a montones".
La expresión "la volvimos (a las ciudades) de arriba abajo" implica que la región fue destruida totalmente por un terremoto violento. En consecuencia, el Lago de Lot, donde ocurrió la destrucción, muestra "obvias evidencias" de ese desastre.
Dice el arqueólogo alemán Werner Keller: "El Valle de Siddim, que incluye a Sodoma y Gomorra, se hundió un día en el abismo junto con el basamento de la enorme fisura que pasa precisamente a través del área. La destrucción aconteció en los momentos que se produjo un gran terremoto, el cual posiblemente fue acompañado de explosiones, efectos luminosos, pérdidas de gas natural e incendios de todo tipo"(13).
En realidad, el Lago de Lot, o Mar Muerto, como también se lo conoce, está directamente colocado en la superficie de una región sísmica activa, es decir, en una zona de terremotos: "El basamento del mar Muerto se ubica en una profunda depresión tectónica. El valle que lo comprende está colocado en una zona donde la corteza terrestre se ve sometida a tensión, entre el Lago Tiberiades al norte y el valle Arabe al sur"(14).
El evento fue mencionado como "(Nosotros)… e hicimos llover sobre ella piedras de arcilla a montones" en la última parte del versículo. Con toda probabilidad esto se debe entender en el sentido de que tuvo lugar una explosión volcánica en la costa del Lago de Lot, debido a la cual fueron expulsadas del seno de la tierra "piedras de barro (arcilla) cocido" (C. 51:33). (Lo mismo se relata en 26:173: "E hicimos llover sobre ellos una lluvia ¡Lluvia fatal para los que habían sido advertidos!").
En relación con esto escribe W. Keller: "El hundimiento liberó las fuerzas volcánicas que yacían dormidas muy abajo, a lo largo de toda la falla geológica. En el Alto Valle del Jordán, cerca de Bashan aún hay cráteres sobresalientes de volcanes extintos. Sobre la superficie de piedra caliza se han depositado grandes tramos de lava y profundas capas de basalto"(15).
Esa lava y las capas de basalto constituyen la mayor evidencia de que alguna vez allí hubo una explosión volcánica y un terremoto. Lo más probable es que el Corán esté señalando dicha explosión volcánica cuando al describir la catástrofe dice "…e hicimos llover sobre ella piedras de arcilla a montones" Y Dios sabe mejor. En tanto, en el mismo versículo, la expresión "Y cuando vino Nuestra orden, la volvimos (a las ciudades) de arriba
abajo", se debe referir al terremoto, el cual provocó que los volcanes erupcionen con un impacto devastador, como así también a las grietas y ruinas del caso. Y solamente Dios conoce la verdad de lo sucedido.
Son muy interesantes los "signos obvios" que presenta el Lago de Lot. En general, los sucesos que son relatados en el Corán tuvieron lugar en el Medio Oriente, en la península arábiga y en Egipto. En medio de esas tierras está el Lago de Lot, el cual, al igual que los episodios que han tenido lugar a su alrededor, merecen ser observados desde la perspectiva geológica. El Lago está ubicado unos 400 mts. más abajo que la superficie del mar Mediterráneo. Este es el punto más bajo en la tierra. En otras áreas con zonas por debajo del nivel del mar, la profundidad mayor es de 100 mts. Otra propiedad del Lago de Lot es que la concentración de sal en sus aguas es muy alta, con una densidad de alrededor del 30 % (el Mar Muerto tiene una concentración de sal siete veces más elevada que la de los océanos). Debido a esto en sus aguas no puede morar ningún organismo vivo. Este es el motivo por el que se lo llama Mar Muerto en la literatura occidental.
El episodio del pueblo que se relata en el Corán, según las estimaciones, ocurrió alrededor del año 1800 AC. El alemán W. Keller, basado en sus investigaciones arqueológicas y geológicas, se percató de que en realidad las ciudades de Sodoma y Gomorra estuvieron ubicadas en el Valle de Siddim, en la región más extrema y más baja del Lago de Lot, y que por allí existieron, alguna vez, grandes ciudades muy pobladas.
La característica estructural más interesante del Lago de Lot, según Keller, es algo a lo que se refiere el Corán: "En la costa oriental del Mar Muerto la península de El-Lisan sobresale como una lengua que se mete en el agua. 2En árabe "El-Lisan" significa "la lengua". Se hunde bajo el agua en un ángulo prodigioso, que no es visible desde tierra, dividiendo al mar en dos partes. La parte derecha de la península tiene un talud que alcanza los 1200 pies de profundidad (más o menos 36 mts.). En cambio, a la izquierda, el agua es, notablemente, poco profunda. Los sondeos hechos en los últimos años establecieron una profundidad de solamente 50 ó 60 pies (1,50 a 1,80 mts.). Esa parte extraordinariamente playa del Mar Muerto, desde la península de El-Lisan hasta el punto más al sur, es lo que constituía el Valle de Siddim"(16).
W. Keller observó que esa parte playa --que después se descubrió se formó con posterioridad a la cuenca marítima--, era el resultado del terremoto mencionado y del colapso masivo que produjo el mismo. Ese era el lugar donde estuvieron Sodoma y Gomorra, es decir, donde vivía el pueblo de Lot.
En alguna época esa región se podía atravesar caminando. Sin embargo, ahora, el lugar donde estuvieron Sodoma y Gomorra está cubierto por el agua y constituye la parte más playa del Mar Muerto. El colapso del basamento como resultado de una espantosa catástrofe que sucedió a comienzos del siglo II AC, hizo que el agua salada del mar fluyera en la cavidad recientemente formada.
Los rastros de lo acontecido son visibles en el Lago de Lot… Si se va remando en un bote hasta el punto mas sureño, se ven cosas realmente fantásticas. A alguna distancia de la costa y muy visible bajo la superficie acuática, encontramos la figura preservada de un bosque, gracias al altísimo contenido de sal del Mar Muerto. Los troncos y las ramas muy antiguos resplandecen en las aguas verdes. Hubo un tiempo en que el valle de Siddim, con los árboles en floración y un verde follaje, llegó a ser el sitio más hermoso de la región.
El aspecto mecánico del desastre que sobrevino al pueblo de Lot es revelado por las investigaciones arqueológicas, las cuales muestran que el terremoto que lo destruyó se produjo como consecuencia de una ruptura muy grande en la tierra (rompimiento de la falla geológica) a lo largo de los 190 kms. que forman el lecho del río Sheri'at. Este río tiene una pendiente total de 180 mts. Esto, y el hecho de que el Lago de Lot está 400 mts. por debajo del nivel (del Mar Mediterráneo), son dos elementos importantes de las evidencias del enorme acontecimiento geológico sucedido allí.
Las llamativas estructuras del río Sheri'at y del Lago de Lot, son solamente una pequeña parte de la resultante del resquebrajamiento o cisma que afectó esa región de la tierra. Hace muy poco que se ha descubierto la forma en que se produjo ese rompimiento y la medida lineal del mismo.
La falla se inicia en las cercanías del Monte Taurus, se dirige hacia las costas sureñas del Lago de Lot y prosigue en el desierto arábigo hasta el Golfo de Aqaba, cruza el Mar Rojo y finaliza en el Africa. A lo largo de este recorrido se observan fuertes actividades volcánicas. El basalto negro y la lava se encuentran en las montañas de Galilea en Israel, en las altas llanuras de Jordania, en el Golfo de Aqaba y en otras áreas cercanas.
Todas las evidencias geográficas y todos los vestigios existentes demuestran que en el Lago de Lot ocurrió un suceso geológico catastrófico, el cual fue descrito por W. Keller, como ya vimos antes(17).
"National Geographic" hace el siguiente comentario en diciembre de 1957: "El monte de Sodoma, una tierra árida, se destaca notablemente sobre el Mar Muerto. Nunca nadie ha encontrado las ciudades destruidas de Sodoma y Gomorra, pero los estudiosos creen que estaban en el Valle de Siddim frente a esos riscos. Posiblemente las aguas del Mar Muerto las sumergieron después de un terremoto(18).
Pompeya Tuvo Un Fin Similar
El Corán señala que las leyes de Dios son inmutables: "Juraron solemnemente por Dios que, si venía un monitor a ellos, iban a ser dirigidos mejor que ninguna otra comunidad. Y, cuando ha venido a ellos un monitor, esto no ha hecho sino acrecentar su repulsa, portándose altivamente en la tierra y tramando maldad. Pero el tramar maldad no recae sino en sus propios autores. ¿Es que esperan una suerte diferente de la que cupo a los antiguos? Pues encontrarás la práctica de Dios irremplazable, y encontrarás la práctica de Dios inmutable." (C. 35:42-43).
Sí, "encontrarás la práctica de Dios inmutable". Cualquiera que se opone a Sus leyes y se rebela contra El, queda sujeto a la misma ley divina. Pompeya, el símbolo de la degeneración del Imperio Romano, también estaba envuelta en la perversidad sexual. Su fin fue similar al del pueblo de Lot.
La destrucción de Pompeya se produjo por medio de la erupción del volcán Vesubio, símbolo de Italia y originalmente de la ciudad de Nápoles. Aunque el volcán no entra en actividad hace dos siglos, se lo llama "la Montaña de la Advertencia", lo que no carece de motivo. El desastre que sobrevino a Sodoma y Gomorra es muy similar al que destruyó Pompeya.
A la derecha del Vesubio está Nápoles y al este Pompeya. La lava y la ceniza de una gran erupción volcánica sorprendió de manera imprevista a los habitantes de la última. El desastre ocurrió tan repentinamente que a todo y a todos los agarró en medio de su rutina diaria, por lo que, hasta hoy día, dos siglos después, el conjunto de lo allí existente quedó exactamente como cuando sucedió la catástrofe. Todo quedó como si el paso del tiempo se hubiese paralizado.
Hacer desaparecer Pompeya de la faz de la tierra no fue un desastre sin un motivo. Los registros históricos señalan que la ciudad era precisamente un centro de libertinaje y contumacia. La prostitución tuvo tal incremento que la cantidad de prostíbulos se volvió incontable. En las puertas de los burdeles se colgaban molduras o figuras de órganos sexuales masculinos de tamaño natural. Según una tradición, enraizada en la creencia mítrica --en la que se habría basado esa gente--, los órganos sexuales y las relaciones sexuales no deberían ocultarse sino desplegarse abiertamente.
Pero las lavas del Vesubio sacaron de golpe a la ciudad del mapa. Lo que llama la atención es que nadie escapó a pesar de la terrible violencia de la erupción, es decir, del ruido que debieron escuchar anticipadamente. Parecería que no se llegaron a percatar de la catástrofe, como si estuviesen hechizados (hipnotizados, drogados). Por ejemplo, una familia que estaba almorzando quedó petrificada en esa postura. También se encontraron en la misma situación parejas realizando el acto sexual. Sumamente interesante es que había tanto parejas del mismo sexo como de sexos opuestos. Los rostros de algunos de ellos estaban intactos y, en general, la expresión que mostraban era de perplejidad.
Este es el aspecto más incomprensible de la calamidad: ¿qué sucedió para que a miles de personas les llegase la muerte sin ver ni escuchar nada previamente?.
Esto muestra que la desaparición de Pompeya fue similar en los hechos a la relatada en el Corán en lo que hace a "una aniquilación repentina" como sucede con "los habitantes de la ciudad" que murieron de forma súbita: "No hubo más que un solo Grito y ¡helos sin vida!" (C. 36:29).
En 54:31 se enfatiza nuevamente la "aniquilación instantánea" al relatarse la destrucción de Tamud: "Les lanzamos un solo grito y fueron como hierba seca que se emplea para levantar una cerca".
Así, de manera instantánea, tuvo lugar la muerte de la gente de Pompeya.
A pesar de todo, las cosas no cambiaron mucho en la región donde estuvo esa ciudad. Los distritos de Nápoles donde prevalece la lujuria, no se quedan atrás de los barrios licenciosos de Pompeya. A la Isla de Capri, residencia de homosexuales y nudistas, se la representa en el turismo comercial, precisamente, como "el paraíso homosexual". No solamente en Capri o Italia, sino en casi todo el mundo, se expande la degeneración moral. La gente insiste en no aprender de las horribles experiencias que debieron soportar anteriormente otros pueblos.
CAPITULO CUATRO
EL PUEBLO DE 'AD Y UBAR, LA "ATLANTIS DE LAS ARENAS"
"Los aditas fueron aniquilados por un viento glacial, impetuoso, que desencadenó (Dios) contra ellos para devastarlo todo durante siete noches y ocho días. Se veía a la gente yacer en ellas (en sus casas) como troncos de palmeras derribadas. ¿Puedes tú ver algún rastro de ellos?" (C. 69:6-8).
Otro pueblo que fue destruido y del que se habla en distintos capítulos del Corán es 'Ad, después de la mención sobre el pueblo de Noé.
A ese conglomerado humano fue enviado Hud para que lo inste --como lo habían hecho todos los otros profetas- a creer en Dios sin adscribirle iguales, y a obedecerle a él, el profeta de la época. El pueblo reaccionó con rencor frente a Hud. Lo acusaron de descaro, falsedad e intentos de cambiar el sistema que había sido establecido por sus ancestros.
En el capítulo "Hud" del Corán se describe todo esto.
"Y a los aditas (le enviamos) su hermano Hud. Dijo: '¡Pueblo! ¡Servid a Dios! No tenéis otro Dios que El. No hacéis más que inventar. ¡Pueblo! No os pido salario a cambio. Mi salario incumbe sólo a Aquél Que me ha creado. ¿Es que no razonáis? Y, ¡pueblo!, ¡pedid perdón a vuestro Señor y, luego, volveos a El! Enviará sobre vosotros del cielo una lluvia abundante y os fortalecerá. ¡No volváis la espalda como pecadores!'. Dijeron: '¡Hud!
¡No nos has traído ninguna prueba clara! ¡No vamos a dejar a nuestros dioses porque tú lo digas! ¡No tenemos fe en ti!. Lo único que (te) decimos es que uno de nuestros dioses te ha causado mal'. Dijo (Hud): '¡Pongo a Dios por testigo y sed vosotros también testigos de que soy inocente de lo que vosotros asociáis en lugar de El! ¡Urdid algo todos contra mí y no me hagáis esperar!'. Yo confío en Dios, mi Señor y Señor vuestro. ¡No hay ser que no dependa de El! Mi Señor está en una vía recta. Si volvéis la espalda… yo ya os he comunicado aquello con que he sido enviado a vosotros. Mi Señor hará que os suceda otro pueblo y no podréis hacerle (a Dios) ningún daño. ¡Mi Señor todo lo vigila! Cuando vino Nuestra orden, salvamos por una misericordia venida de Nosotros a Hud y a los que con él creyeron y les libramos de un duro castigo. Así eran los aditas. Negaron los signos de su Señor y desobedecieron a Sus enviados, siguiendo, en cambio, las órdenes de todo tirano desviado. En la vida de acá fueron perseguidos por una maldición y también lo serán el día de la Resurrección. ¡No! ¡Los aditas no creyeron en su Señor! ¡Sí! ¡Atrás los aditas, pueblo de Hud!" (C. 11:50-60).
Otro capítulo del Corán en donde se menciona al pueblo de 'Ad es el 26, donde se subrayan sus características. Ahí se dice que 'Ad fue un pueblo que "construyó en cada colina un monumento", y que sus miembros "hacían esas construcciones con la idea de ser inmortales". Esa gente además era maliciosa y se comportaba brutalmente. Cuando Hud les advirtió por sus conductas, contestaron: "No hacemos sino lo que acostumbraban a hacer los antiguos". Confiaban en que nada les sucedería.
"Los aditas desmintieron a los enviados. Cuando sus hermano Hud les dijo: '¿Es que no vais a temer a Dios? Tenéis en mí un enviado digno de confianza. ¡Temed, pues, a Dios y obedecedme! No os pido por ello ningún salario. Mi salario no incumbe sino al Señor del universo. ¿Construís en cada colina un monumento para divertiros y hacéis construcciones esperando, quizá, ser inmortales? Cuando usáis de violencia lo hacéis sin piedad. ¡Temed, pues, a Dios y obedecedme! ¡Teméis a Quien os ha proveído de lo que sabéis: de rebaños e hijos varones, de jardines y fuentes! ¡Temo por vosotros el castigo de un día terrible!' Dijeron: '¡Nos da lo mismo que nos amonestes o no! No hacemos sino lo que acostumbraban a hacer los antiguos. ¡No se nos castigará!' Le desmintieron y les aniquilamos. Ciertamente, hay en ello un signo, pero la mayoría no creen. En verdad tu Señor es el Poderoso, el Misericordioso." (C. 26:123-140).
El pueblo que mostró animosidad hacia Hud y se rebeló contra Dios fue destruido. Una terrible tormenta de arena aniquiló al pueblo de 'Ad como si "nunca hubiese existido".
Los Descubrimientos Arqueológicos de la Ciudad de Iram
A inicios de 1990 apareció una nota en conocidos periódicos del mundo, diciendo "Mítica ciudad árabe perdida encontrada", "Encontrada Ciudad Arabe de Leyenda", "La Atlantis de las Arenas, Ubar". Lo que hizo más interesante este descubrimiento fue que también el Corán escribía sobre ella. Mucha gente que pensaba que lo relatado en el Corán respecto al pueblo de 'Ad era una leyenda o que se trataba de algo que nunca se iba a poder comprobar, no pudo ocultar el asombro, interés y curiosidad ante el descubrimiento de la ciudad que habitaron, la cual era mencionada, asimismo, en la transmisión oral de los beduinos.
El que halló la legendaria ciudad fue Nicolás Clapp(19) --amante de lo árabe, arqueólogo amateur y afortunado realizador de películas documentales--, quien durante su investigación de la historia árabe encontró un libro muy interesante, "Arabia Felix", escrito por el investigador inglés Bertram Thomas en 1932. Los romanos habían designado así la parte sur de la península arábiga, zona que hoy día incluye Yemen y gran parte de Omán. Los griegos llamaron a esa área "Eudaimon Arabia" y los eruditos árabes medievales "Al-Yaman as-Saida"(20).
Todos esos nombres significan "La Arabia Feliz", y se debe a que los pueblos que vivían allí en los tiempos antiguos eran conocidos por ser los más venturosos de esa época.
Y esa buena fortuna se debía en parte a su ubicación estratégica, pues servía de corredor comercial en el negocio de especies entre la India y lugares del Norte de la península arábiga. Además, los pueblos que vivían allí producían y distribuían incienso, una resina aromática de determinados árboles muy apreciada por las comunidades antiguas, usada como sahumerio en diversos ritos religiosos. En aquél entonces esa resina valía, como mínimo, tanto como el oro.
El investigador inglés Thomas describió ampliamente a los "afortunados" habitantes de la zona y reivindicó que había encontrado los restos de una ciudad antigua fundada por una de las tribus de ese entorno(21). Los beduinos conocían a esa ciudad por el nombre de "Ubar". En uno de los viajes que hizo Thomas, los beduinos del desierto le mostraron caminos antiguos y le dijeron que conducían a la ciudad de Ubar. El inglés mostró gran interés en el tema, pero murió antes de poder completar la investigación.
Clapp había examinado lo escrito por Thomas y estaba convencido de la existencia de la ciudad perdida descrita en el libro, cosa que intentó probar siguiendo dos vías de investigación. Primero encontró los caminos indicados por los beduinos. A continuación solicitó a la NASA imágenes satelitales del área y luego de una larga lucha consiguió persuadir a sus autoridades para que fotografíen la región(22).
También estudió los manuscritos y mapas antiguos de la biblioteca Huntington de California. Quería encontrar un mapa de la región, lo cual consiguió. Había sido trazado por el geógrafo greco-egipcio Ptolomeo, en el año 200 DC. En el mapa se señalaba la ubicación de una ciudad antigua establecida en la región y estaban marcados los caminos que conducían a ella.
Mientras estudiaba el mapa se enteró que la NASA había tomado las fotos. Allí se veían los rastros de senderos de caravanas, difíciles de identificar a simple vista, pero sí posible de conseguirlo desde el cielo en una vista integral de la zona. Al comparar Clapp esas fotos con el mapa antiguo en su poder, llegó al objetivo que estaba buscando: las huellas en el mapa antiguo correspondían con los senderos que aparecían en las fotos satelitales. El destino final de esos caminos era un sitio amplio que se entendió que correspondió alguna vez a una ciudad.
Finalmente se encontró la ubicación de la ciudad legendaria que había sido tema de relato oral por parte los beduinos. Después de un tiempo se iniciaron las excavaciones y bajo las arenas empezaron a evidenciarse los restos de una ciudad antigua. Fue descrita como "Ubar, La Atlantis De Las Arenas".
Ahora bien, ¿qué era lo que probaba que esta ciudad era la de 'Ad mencionada en el Corán?
Apenas se hicieron los primeros descubrimientos se comprendió que se estaba en presencia de los pilares de Iram mencionados en el Corán, porque entre las estructuras puestas al descubierto se encontraban las torres a las que se hace referencia en particular en el Libro Sagrado.
El Dr. Zarín, miembro dirigente del equipo que conducía la excavación, opinó que si se consideraba que el rasgo distintivo de Ubar eran sus torres, y que así se la mencionaba a Iram, es decir, con torres o pilares, se estaba ante el elemento más decisivo para considerar que se había desenterrado Iram, la ciudad del pueblo de 'Ad, mencionada en el Corán.
"¿No has visto cómo ha obrado tu Señor con los aditas, con Iram, la de las columnas, sin par en el país…" (C. 89:6-8).
El Pueblo de 'Ad
Hasta ahora vimos que era posible que Ubar se tratara de la ciudad de Iram mencionada en el Corán, y que, según éste, sus habitantes no prestaron atención al profeta Hud --quien les había traído un mensaje y la amonestación--, motivo por el cual perecieron.
La identidad del pueblo de 'Ad ha movido a una gran discusión. En los registros históricos no aparece mencionado ningún pueblo que haya establecido esa civilización o cultura desarrollada.
Aunque se podría considerar muy extraña semejante situación, no debería sorprendernos. La razón de ello estriba en que resultaba común que no se hiciesen registros históricos de estados o pueblos poco conocidos, y los habitantes de 'Ad vivían en el sur de Arabia, bastante distante de la región mesopotámica, de Medio Oriente y de otros pueblos con los que mantenían una relación muy restringida. De todos modos, como dijimos antes, se pueden encontrar relatos orales del pueblo de 'Ad entre los pueblos de Medio Oriente.
El motivo más importante por el que no se menciona a 'Ad en los registros escritos es que ello no era común en esa región en aquella época. Por lo tanto es posible que el pueblo de 'Ad haya fundado una civilización pero que ésta no se mencione en los registros históricos de otras civilizaciones que sí documentaban su vida. Si esa cultura hubiese prolongado su existencia en el tiempo, posiblemente hoy tendríamos una importante información gracias a sus "descendientes" y, a la luz de la misma, habríamos tenido una idea más estructurada acerca de la tribu de 'Ad.
Los Hadramitas, Descendientes del Pueblo de 'Ad
Al investigarse los rastros de la civilización que presumiblemente estableció el pueblo de 'Ad o sus descendientes, el primer lugar que debe someterse a la observación es el sur de Yemen, donde se encuentra "Ubar, La Atlantis De Las Arenas", a la que se la conoce también como "La Arabia Afortunada". En el sur de Yemen existieron cuatro pueblos a los que los griegos denominaron "árabes afortunados": los hadramitas, los sabeos, los quatabeos y los minaenos. Los cuatro reinaron en el mismo período, cerca uno del otro.
Muchos científicos contemporáneos dicen que la tribu de 'Ad se sumergió en una etapa de transformación y luego reapareció en el escenario de la historia. El Dr. Mikail H. Rahman, investigador de la Universidad de Ohio, cree que los habitantes de 'Ad son los ancestros de los hadramitas. Éstos, que aparecen 500 años antes de Cristo, son los menos conocidos de las comunidades denominadas "árabes afortunados". Reinaron sobre una región del sur de Yemen durante un período muy prolongado y desaparecieron totalmente en el 240 DC, a continuación de una larga etapa de declinación.
El nombre "Hadrami" indica o insinúa que pueden ser los descendientes del pueblo de 'Ad. El escritor griego Plinio, que vivió en el siglo III AC, se refirió a esa tribu como "Adramitai", es decir, "la tribu Hadrami"(23). La terminación del nombre griego ("itai") es un sufijo sustantivo, y corresponde al nombre o sustantivo "Adram". Esto sugiere que posiblemente se trate de una corrupción de "Ad-i-Iram", que es como se menciona a ese pueblo en el Corán.
El geógrafo egipcio-griego Ptolomeo (100-170 DC) señala el sur de la península árabe como el lugar donde vivía el pueblo llamado "Adramitai". Esta región ha sido conocida hasta hace poco por el nombre de "Hazramaut". Shabwah, la ciudad capital del estado Hadrami, estaba situada al oeste del Valle de Hazramaut. Según muchas leyendas antiguas, la tumba del profeta Hud, enviado a la tribu de 'Ad como mensajero, está en Hazramaut.
Otro factor que tiende a confirmar que los hadramitas son una continuación de la población de 'Ad, reside en la riqueza que disponían. Los griegos los describieron como "la estirpe más rica del mundo…". Lo que se conoce de
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ellos los señala como muy desarrollados en el cultivo de las plantas productoras de incienso, una de las más valiosas de la época. Ampliaron tanto el cultivo como el uso de la planta, que en aquella época se producía más que actualmente.
Las excavaciones en Shabwah --capital de los hadramitas-- se iniciaron en 1975 y fueron extremadamente difíciles debido a lo profundo que estaban los restos de la ciudad bajo las dunas de arena. Pero lo descubierto allí fue lo más sobrecogedor encontrado hasta entonces. La muralla de la ciudad tenía una extensión superior a la de cualquier otra ciudad yemení y al palacio allí existente se lo consideró una edificación verdaderamente magnífica.
Indudablemente, era muy lógico suponer que los hadramitas habían heredado esa superioridad arquitectónica de sus antecesores, es decir, del pueblo de 'Ad. Hud le había dicho al pueblo de 'Ad al llamarle la atención sobre su conducta:
"¿Construís en cada colina un monumento para divertiros y hacéis construcciones esperando, quizá, ser inmortales?" (C. 26:128-129).
Otra característica interesante de la edificación encontrada en Shabwah fue el tipo de columnas tan trabajadas. Se presentaban como únicas en su forma cilíndrica y su disposición en un atrio circular, en tanto que en todos los otros lugares de Yemen se los había encontrado columnas cuadradas monolíticas. Fotius, Patriarca Bizantino griego de Constantinopla en el siglo IX DC, hizo una amplia investigación de las actividades comerciales en el sur de Arabia, dado que tuvo acceso a los manuscritos antiguos, los cuales hoy día ya no existen, y en particular al libro de Agazarachides (132 AC), referido al Mar de Eritrea (Mar Rojo). Dice Fotius en una de sus notas: "Se cuenta que los árabes del sur han construido muchas columnas de plata o cubiertas con oro. Resultaban admirables los espacios entre las columnas"(24).
Aunque lo antedicho no se refiere directamente a los hadramitas, da una idea de la opulencia y de los métodos de construcción avanzados de que disponía la gente que vivía en la región. Los escritores griegos clásicos Plinio y Strabo, al describir las ciudades de la zona las presentan "adornadas con bellos templos y palacios".
Cuando consideramos que los propietarios de esas ciudades eran los descendientes de la tribu de 'Ad, se comprende claramente porqué el Corán define a la ciudad capital de 'Ad como ya mencionamos antes en (89:6-8).
Las Fuentes y Jardines de la Zona de 'Ad
El paisaje con el que uno se puede encontrar hoy día más frecuentemente al viajar por el sur de Arabia, es el de su desierto amplio. La mayoría de los lugares, con la excepción de las ciudades y regiones con forestaciones hechas relativamente hace poco, están cubiertas de arena. Esos desiertos han estado allí durante cientos o, incluso, miles de años.
"¡Temed, pues, a Dios y obedecedme! ¡Temed a Quien os ha proveído de lo que sabéis: de rebaños e hijos varones, de jardines y fuentes! ¡Temo por vosotros el castigo de un día terrible!" (C. 26:131-135).
Pero como advertimos antes, Ubar, identificada como la ciudad de Iram, y cualquier otro lugar que probablemente haya sido residencia de la tribu de 'Ad, hoy día está totalmente cubierto con el desierto. ¿Por qué uso Hud la expresión que aparece en el Corán para advertir a su pueblo?.
La respuesta está oculta en los registros de los cambios climáticos, los que revelan que las áreas que ahora están desiertas en otra época fueron tierras verdes y productivas. Una gran parte de esa zona estaba cubierta de plantas
y fuentes de agua, como lo dice el Corán, situación de la que se aprovechó el pueblo de entonces. La foresta seguramente suavizaba el riguroso clima de la región, haciéndolo más habitable. El desierto existía pero no cubría un área tan vasta como hoy día.
En el sur de Arabia, donde vivía el pueblo de 'Ad, se han obtenido indicios o pistas que indican que allí las personas se valían de un sistema de irrigación muy desarrollado. Lo más probable es que esa irrigación sirviera a un solo propósito: la agricultura. En esas regiones, que hoy día no son apropiadas para la vida, en un tiempo se cultivaba la tierra.
Las imágenes satelitales han revelado también un extenso sistema de canales en los alrededores de Ramlat como de Sab'atayan, estimándose que prestaban sus servicios a unas 200.000 personas(25). Doe, uno de los investigadores, dijo: "Era tan fértil el área alrededor de Ma'rib, que se puede suponer que toda la región entre Ma'rib y Hazramaut alguna vez estuvo cultivada"(26).
Plinio, el escritor clásico griego, ha descrito esta región como muy fértil y cubierta por la neblina que producían la forestación de las montañas, los ríos y el bosque virgen. En las inscripciones encontradas en algunos templos antiguos cercanos a Shabwah, la ciudad capital de los hadramitas, se relata que en la región se cazaban animales y que algunos eran sacrificados. Esto revela que esa región tuvo alguna vez tierras fértiles, además de desierto.
La velocidad con que puede avanzar el desierto es verificable por medio de algunas investigaciones hechas por el Instituto Smithsoniano en Pakistán, donde un área que se sabía fértil en la Edad Media, se ha convertido en un desierto arenoso, con dunas de seis metros de altura, advirtiéndose a la vez que el desierto avanza a un promedio de seis pulgadas por día (más o menos 16 cms.). A esa velocidad las arenas pueden devorarse incluso los edificios más altos y cubrirlos como si no hubiesen existido nunca. Es así que las excavaciones hechas en Timna, Yemen, en el decenio de 1950, ya han sido cubiertas casi completamente (por la arena) nuevamente. También las pirámides egipcias estuvieron en un momento totalmente bajo las arenas y fueron sacadas a la luz del día después de excavaciones que duraron mucho tiempo. En resumen, está claro que las regiones que hoy día son desiertos, pudieron tener una apariencia distinta en el pasado.
¿Cómo Cayó en Ruinas el Pueblo de 'Ad?
En el Corán se dice que el pueblo de 'Ad ha perecido por medio de "un viento glacial". Se dice que duro 7 días y ocho noches y destruyó totalmente a las tribus de 'Ad.
"Los aditas desmintieron y ¡cuáles no fueron Mi castigo y Mis advertencias! En un día nefasto e interminable enviamos contra ellos un viento glacial, que arrancaba a los hombres como si hubieran sido troncos de palmeras descuajadas" (C. 54:18-20).
"Los aditas fueron aniquilados por un viento glacial, impetuoso, que desencadenó (Dios) contra ellos para devastarlo todo durante siete noches y ocho días. Se veía a la gente yacer en ellas (en las ciudades) como troncos de palmeras derribadas" (C. 69:6-7).
Aunque esos pueblos fueron advertidos previamente, no prestaron ninguna atención a las advertencias y rechazaron permanentemente a quienes les amonestaban. Vivían en medio de tal engaño que ni siquiera podían entender lo que estaba sucediendo cuando vieron que se les venía encima la destrucción, en tanto continuaban rechazando el mensaje.
"Cuando lo vieron como una nube que se dirigía a sus valles dijeron: 'Es una nube que nos trae la lluvia'. ¡'No!(dice el profeta). Es más bien aquello cuya venida reclamabais, un viento que encierra un castigo doloroso" (C. 46:24).
En el versículo se dice que la gente vio la nube que le traería la calamidad pero no pudo comprender de qué se trataba y pensó que se trataba de una nube de lluvia. Esta es una indicación importante porque el ciclón que avanza azotando la arena del desierto se asemeja también a una nube de lluvia desde cierta distancia.
Es posible que el pueblo de 'Ad se engañare con esa apariencia y no advirtiera la calamidad que le caería de improviso. El investigador Doe, nos da una descripción (que parece producto de una experiencia personal) de esas tormentas de arena: "El primer signo es una densa pared de arena que, debido a las fuertes corrientes ascendentes puede tener varios miles de pies de altura, la cual es agitada por un fuerte viento regular"(27).
"Ubar, la Atlantis de las Arenas", considerada lo que resta de Iram, ha quedado cubierta bajo una capa de arena de varios metros de espesor. Parece que el viento furioso que duró "siete noches y ocho días" según la descripción del Corán, al acumular toneladas de arena sobre la ciudad enterró vivas a las personas. Las excavaciones hechas en Ubar apuntan o señalan eso. La revista francesa "Ça M'Interesse" dice lo mismo: "Ubar fue enterrada bajo un manto (de arena) de doce metros de espesor como resultado de una tormenta"(28).
La evidencia más importante de que el pueblo de 'Ad fue enterrado por una tormenta de arena es la palabra "aqhaf" usada en el Corán para señalar la ubicación de la tribu de 'Ad.
"Y recuerda al hermano(es decir, el profeta Hud) de los aditas, que advirtió a su pueblo en al-Aqhaf --y hubo otras advertencias antes y después de él--: '¡No sirváis sino a Dios! Temo por vosotros el castigo de un día terrible'" (C. 46:21).
"Aqhaf" significa en árabe "dunas de arena", y es la forma plural de "hiqf", es de decir, de "duna de arena". Esto señala que el pueblo de 'Ad vivía en una zona llena de "dunas de arena", lo cual provee el fundamento más lógico posible para pensar que sus habitantes fueron enterrados por una tormenta de arena. Según una interpretación, "aqhaf" perdió su sentido de "cerro de arena" y se convirtió en el nombre de la región del sur de Yemen, donde vivía el pueblo de 'Ad. Ello no modifica el significado de la palabra sino que indica que se convirtió en peculiar de esa área debido a las abundantes dunas de arena que hay allí.
La destrucción mencionada en el Corán en 54:20 debió haber aniquilado a todo ese pueblo que vivía del cultivo de la tierra fértil, y de la construcción de diques y canales de irrigación, en un tiempo muy breve, enterrándolo vivo en la arena. Después de eso el desierto se expandió, y cubrió la zona con el tiempo, no dejando en la superficie rastro de nada.
En consecuencia, se puede decir que los descubrimientos históricos y arqueológicos señalados indican que el pueblo de 'Ad y la ciudad de Iram existieron y fueron destruidos como lo señala el Corán. Quienes recuperaron esas ruinas de debajo de las arenas, así como quienes las observan, deberían sacar una lección, percibir el sentido de lo allí sucedido, que es lo que enfatiza el Libro Sagrado, pues dice que el pueblo de 'Ad se extravió del sendero recto debido a la arrogancia mostrada cuando sus habitantes expresan: "…'¿Hay alguien más fuerte que nosotros?'…" (C. 41:15). Después dice el versículo: "¿No veían que Dios, Que les había creado, era más fuerte que ellos?…" (C. 41:15).
Lo que tiene que hacer la gente es tener siempre presente este proceder inmutable (de Dios) y comprender que El es el más grande y el mas digno de respeto, y que uno puede prosperar solamente si Le adora.
CAPITULO CINCO
TAMUD
"Los tamudeos desmintieron las advertencias y dijeron: '¿Vamos a seguir a un solo mortal (alusión al profeta Salih), salido de nosotros? ¡Estaríamos extraviados y deliraríamos! ¿A él, entre nosotros, se le iba a confiar la Amonestación? ¡No, sino que es un mentiroso, un insolente!' (Dice Salih) ¡Mañana verán quién es el mentiroso, el insolente!" (C. 54:23-26).
Como se dice en el Corán, el pueblo de Tamud rechazó la advertencia proveniente de Dios, como lo hizo antes el pueblo de 'Ad, y en consecuencia, desapareció. Hoy día, como resultado de estudios arqueológicos e históricos, salieron a luz muchas cosas que se desconocían, como ser la ubicación de las poblaciones de Tamud, las casas que construyeron y la forma en que vivían. El pueblo de Tamud mencionado en el Corán representa un hecho histórico confirmado por bastantes descubrimientos arqueológicos actuales.
Antes de entrar a ver éstos, resulta provechoso examinar lo relatado en el Corán y examinar la lucha o discusiones de esa gente con su profeta. El Corán es un libro que se dirige a los seres humanos de todas las épocas y el rechazo del pueblo de Tamud a las advertencias que se le hace es un incidente que también sirve a los habitantes de todas las épocas.
Transmisión del Mensaje del Profeta Salih
El Corán dice que Salih fue enviado al pueblo de Tamud para que lo amoneste. Salih era una persona reconocida en la sociedad tamudea, pero ésta se mostró sorprendida al no esperar que proclamase la religión de Verdad y llamase a todos a abandonar el camino desviado en que se encontraban. La primera reacción de esa sociedad fue condenarlo y difamarlo.
"Y a los tamudeos (les enviamos) su hermano Salih. Dijo: '¡Pueblo! ¡Servid a Dios! No tenéis otro Dios que El. El os ha creado de la tierra y os ha establecido en ella. ¡Pedidle perdón! Luego, ¡volveos a El! Mi Señor está cerca, escucha'. Dijeron: '¡Salih! Habíamos puesto en ti hasta ahora nuestra esperanza. ¿Nos prohibes que sirvamos lo que servían nuestros padres? Dudamos seriamente de aquello a que nos llamas'". (C. 11:61-62).
Una pequeña parte de la sociedad accedió al llamado de Salih, pero la mayoría lo desoyó. Especialmente los líderes de la comunidad eran los que rechazaron y se opusieron a Salih. Intentaron molestar o estorbar a quienes creían en el mensaje que llevaba Salih y quisieron oprimirlos. Esos dirigentes estaban encolerizados con Salih porque los llamaba a adorar a Dios. Pero esa cólera no era únicamente manifestada por el pueblo de Tamud, sino que éste repetía el error cometido por los pueblos de Noé y de 'Ad, anteriores a él. Por eso dice el Corán de esas tres comunidades: "¿No os habéis enterado de lo que pasó a quienes os precedieron: el pueblo de Noé, los aditas, los tamudeos y los que les sucedieron, que sólo Dios conoce? Vinieron a ellos sus enviados con las pruebas claras, pero llevaron las manos a sus bocas y dijeron: 'No creemos en vuestro mensaje y dudamos seriamente de aquello a que nos invitáis'" (C. 14:9).
A pesar de las advertencias del profeta Salih, el pueblo siguió dominado por las dudas y el rechazo. No obstante, hubo un grupo que creyó en la misión profética de Salih, el cual se salvó junto con éste cuando aconteció la gran catástrofe. Los líderes de la comunidad intentaron someter a ese grupo que creía en la misión de Salih.
"Los dignatarios de su pueblo, altivos, dijeron a los débiles que habían creído: '¿Sabéis si Salih ha sido enviado por su Señor?' Dijeron: 'Creemos en el mensaje que se le ha confiado'. Los altivos dijeron: 'Pues nosotros no creemos en lo que vosotros creéis'" (C. 7:75-76).
Pero un grupo que rechazaba abiertamente a Salih --supuestamente en el nombre de Dios--, hizo planes para matarlo.
"Dijeron: 'Os tenemos, a ti y a los que te siguen, por aves de mal agüero' Dijo: 'Vuestro augurio está en manos de Dios. Sí, sois un pueblo sujeto a prueba'. En la ciudad había un grupo de nueve hombres, que corrompían en la tierra y no la reformaban. Dijeron: '¡Juramentémonos ante Dios que hemos de atacarles de noche a él (a Salih) y a su familia! Luego, diremos a su pariente próximo que no presenciamos el asesinato de su familia y que decimos la verdad'. Urdieron una intriga sin sospechar que Nosotros urdíamos otra" (C. 27:47-50).
Para ver si ese pueblo seguiría las órdenes de Dios, y Le obedecería o no, Salih les presentó una camella y les dijo que tendrían que compartir el agua con ella y que no deberían dañarla. Pero esa gente reaccionó matándola.
"Los tamudeos desmintieron a los enviados. Cuando su hermano Salih les dijo: '¿Es que no vais a temer a Dios? Tenéis en mi un enviado digno de confianza. ¡Temed, pues, a Dios y obedecedme! No os pido por ello ningún salario. Mi salario no incumbe sino al Señor del universo. ¿Se os va a dejar en seguridad con lo que aquí abajo tenéis, entre jardines y fuentes, entre campos cultivados y esbeltas palmeras, y continuaréis excavando hábilmente , casas en las montañas? ¡Temed, pues a Dios y obedecedme! ¡No obedezcáis las órdenes de los inmoderados, que corrompen en la tierra y no la reforman!'. Dijeron: '¡Eres sólo un hechizado! ¡No eres sino un mortal como nosotros! ¡Trae un signo, si es verdad lo que dices!'. Dijo: '¡He aquí una camella. Un día le tocará beber a ella y otro día a vosotros. ¡No le hagáis mal! ¡Si no, os sorprenderá el castigo de un día terrible!'. Pero ellos la desjarretaron… y se arrepintieron." (C. 26:141-157).
La pelea del profeta Salih con su pueblo se relata como sigue.
"Los tamudeos desmintieron las advertencias y dijeron: '¿Vamos a seguir a un solo mortal salido de nosotros? ¡Estaríamos extraviados y deliraríamos! ¿A él, entre nosotros, se le iba a confiar la Amonestación? ¡No, sino que es un mentiroso, un insolente!'.(Dijo Dios): ¡Mañana verán quién es el mentiroso, el insolente! Vamos a enviarle la camella para tentarles. ¡Obsérvales y ten paciencia! Infórmales que el agua debe repartirse entre ellos y de que beberán por turno. Llamaron a su paisano, que se hizo cargo y desjarretó" (C. 54:23-29).
El hecho de que no fueron castigados en ese mismo momento incrementó la insolencia del mismo. Atacaron a Salih, lo criticaron y lo acusaron de mentiroso.
"Y desjarretaron la camella e infringieron la orden de su Señor, diciendo: '¡Salih! Tráenos aquello con que nos amenazas, si de verdad eres de los enviados!'" (C. 7:77).
Dios diluyó los planes y las artimañas de los incrédulos y salvó a Salih de las manos de quienes querían dañarlo. Después de este suceso, al ver Salih que aunque había llevado el mensaje a muchas personas, de las formas más diversas, nadie le prestaba atención sinceramente, les dijo que serían destruidos al cabo de tres días.
"Pero la desjarretaron y dijo: '¡Gozad aún de vuestros bienes durante tres días! Es una amenaza que no dejará de cumplirse'" (C. 11:65).
Tres días más tarde la advertencia se concretó y el pueblo de Tamud fue destruido.
"El Grito sorprendió a los que habían sido impíos y amanecieron muertos en sus casas, como si no hubieran habitado en ellas. ¡No! ¡Los tamudeos no creyeron en su Señor! ¡Sí! ¡Atrás los tamudeos!" (C. 11:67-68).
Descubrimientos Arqueológicos Relativos al Pueblo de Tamud
En el Corán se mencionan una serie de pueblos y del que más se conoce es del pueblo Tamud.
Se piensa que la comunidad al-Hijr, que se la nombra en el Corán, se trata de personas que pertenecían al pueblo de Tamud. Otro nombre de Tamud es, precisamente, Ashab al Hijr. Es decir, el nombre del pueblo es "Tamud" y la ciudad de al-Hijr es una de las tantas fundadas por ese pueblo. Las descripciones del geógrafo Plinio concuerdan con esto. Plinio escribió que Domatha y Hegra correspondían a sitios donde vivía el pueblo de Tamud, el cual después dio lugar a la ciudad de al-Hijr(29).
Las referencias más antiguas de las tribus de Tamud están en los anales del triunfo del rey babilonio Sargón II (siglo VIII AC), rey que los derrotó en una campaña realizada en el norte de Arabia. Los griegos se refieren a ello en los escritos de Aristo, Ptolomeo y Plinio(30). Desaparecieron totalmente antes de la presencia del Profeta Muhammad, aproximadamente entre los años 400 y 600 DC.
En el Corán se mencionan siempre juntos los pueblos de 'Ad y Tamud. Además, los versículos del caso aconsejan al pueblo de Tamud a sacar una lección de lo sucedido al pueblo de 'Ad, lo que indica que los primeros tenían una información detallada de los segundos.
"Y a los tamudeos (enviamos a) su hermano Salih. Dijo: '¡Pueblo! ¡Servid a Dios! No tenéis a otro Dios que a El…" (C. 7:73).
"Recordad cuando os hizo sucesores, después de los aditas, y os estableció en la tierra. Edificasteis palacios en las llanuras y excavasteis casas en las montañas. Recordad los beneficios de Dios y no obréis mal en la tierra corrompiendo'" (C. 7:74).
De lo que entendemos del versículo, hay una relación entre 'Ad y Tamud, e incluso 'Ad pudo haber sido parte de la historia y cultura de Tamud. Salih pidió al pueblo de Tamud que recuerde el ejemplo de 'Ad y saque lección de allí.
Al pueblo de 'Ad se le hizo conocer el ejemplo del pueblo de Noé, anterior históricamente. Entonces, así como el pueblo de 'Ad tuvo una importancia histórica para el pueblo de Tamud, el pueblo de Noé lo tuvo para el pueblo de 'Ad. Estos pueblos se conocían mediante esa relación histórica y posiblemente correspondían al mismo linaje. Al aceptar que Tamud apareció a principios del siglo VIII AC, podemos hacer una cronología según el Corán. Después de la destrucción del pueblo de Noé se produce la del pueblo de Lot. Luego, durante la época de Moisés, se ahogan Faraón (posiblemente se trataba de Ramsés II) y su ejército en el Mar Rojo. A continuación viene el envío del viento destructor al pueblo de 'Ad y por último la destrucción del pueblo de Tamud. Según lo dicho podemos hacer la tabla que sigue:
Noé: 3000 - 2500 AC
Ibrahim y Lot: a comienzos del 2000 AC
Moisés: 1300 AC
Hud y el pueblo de 'Ad: 1300 - ? AC
Salih y el pueblo de Tamud: 800 - ? AC
Ciertamente, no se puede decir que esta cronología sea exacta pero brinda una secuencia que satisface o concuerda con las descripciones que encierra el Corán y suministran los antecedentes históricos.
Ya hemos mencionado que el Corán nos habla de una relación entre los pueblos de 'Ad y Tamud, al decírsele a éste que recuerde y preste atención a los motivos que llevaron a la destrucción del primero. Sin embargo, ambos pueblos vivían alejados geográficamente, por lo que puede parecer que no había relación entre ellos. ¿Por qué se dice entonces al pueblo de Tamud en el versículo (7:74) que recuerde lo sucedido al pueblo de 'Ad?
La respuesta se presenta después de una breve investigación. La distancia entre la región del pueblo de 'Ad y la región del pueblo de Tamud es ilusoria. Fuentes históricas revelan que en realidad existe una relación muy fuerte entre ambos pueblos. El pueblo de Tamud conoció al pueblo de 'Ad, porque probablemente provenían de un mismo origen. Bajo el título de "Tamud" dice la "Britannica Micropaedia": "(Se trata de) una tribu o grupo de tribus que aparentemente han sido importantes en la antigua Arabia desde aproximadamente el siglo IV AC hasta la primera mitad del siglo VII DC. Aunque probablemente Tamud tuvo su origen en el sur de Arabia, aparentemente poco después un grupo grande se dirigió hacia el norte, asentándose en las faldas del monte Athab. Recientes trabajos arqueológicos han puesto al descubierto dibujos y rocas con escrituras en tamudeo, no solamente en el lugar mencionado sino también a lo largo del Asia Central"(31)
En el sur de Arabia y hacia el norte, a lo largo del Hijaz, se ha encontrado una escritura de grafía similar a la del alfabeto Smáitico (llamado tamúdico)(32). Primero se identificó un manuscrito en la región del Yemen central conocida como Tamud, la cual limita al norte con Rub'al Khali, al sur con Hadramaut y al oeste con Shabwah.
Habíamos visto antes que el pueblo de 'Ad se trataba de una tribu que vivía al sur de Arabia. Es muy significativo que algunos restos del pueblo de Tamud fueron encontrados en la región donde había vivido el pueblo de 'Ad, especialmente alrededor de la región donde vivían los Hadramitas --es decir, los descendientes de 'Ad-- y donde estuvo su ciudad capital.
Esto explica la relación señalada en el Corán en 7:73-74 --transcripta antes--entre ambas comunidades, a la que se refiere el profeta Salih cuando dijo a su gente que el pueblo de Tamud vino a reemplazar al pueblo de 'Ad.
En resumen, el pueblo de Tamud pagó el precio correspondiente por desobedecer a su mensajero: fue destruido. Los edificios que construyeron y las obras de arte realizadas no pudieron protegerlos del castigo. El pueblo de Tamud fue destruido por medio de un azote terrible, al igual que los pueblos anteriores y posteriores que rechazaron la Verdad.
CAPITULO SEIS
EL FARAON QUE FUE AHOGADO
"Como ocurrió a la gente de Faraón y a los que les precedieron: desmintieron los signos de su Señor y les hicimos perecer por sus pecados. Anegamos a la gente de Faraón: todos eran impíos" (C. 8:54)
La Antigua Civilización Egipcia, junto con otras ciudades estados establecidas en la Mesopotamia en la misma época, es conocida por ser una de las civilizaciones más vetusta y se le reconoce un estado organizado con el más avanzado orden social de ese entonces. El haber inventado la escritura alrededor del siglo III AC y hacer uso de ella, el usufructo el río Nilo y el hecho de que estaban protegidos de peligros externos debido a la naturaleza de la región donde se establecieron, contribuyó en gran medida al desarrollo de la civilización egipcia.
Pero en esa sociedad "civilizada" prevalecía "el reino de los faraones", sistema de dominio incrédulo, pagano, que el Corán menciona y expone del modo más claro y pleno. Henchidos de orgullo, se convirtieron en blasfemos. Pero en definitiva, ni sus avances en materia de civilización, ni su orden político-social, ni sus éxitos militares, pudieron salvarlos de la destrucción.
La Autoridad de los Faraones
La civilización egipcia se fundamentó en la fertilidad del río Nilo. Los egipcios se asentaron en el valle del mismo, debido al caudal de agua que aportaba, por lo que podían cultivar las tierras sin depender de las lluvias estacionales. El historiador Ernst H. Gombrich dice en su escrito que Africa es muy calurosa y a veces no llueve nada durante meses, debido a lo cual tiene áreas extremadamente secas, cubiertas por vastos desiertos. Ambas márgenes del río Nilo también están cubiertas por desiertos y resulta difícil que en Egipto se produzcan precipitaciones pluviales. Pero, como dijimos, las lluvias no son tan necesarias porque el río Nilo recorre todo el país por el medio de su geografía de arriba abajo(33)
Así, quien tuviese el control del río Nilo, que es de una importancia muy grande, posee también la posibilidad de controlar la mayor fuente del comercio y de la agricultura. De ese modo los faraones pudieron establecer su dominio sobre Egipto.
La forma estrecha y vertical (norte-sur) del valle del Nilo no permitía que las unidades residenciales alrededor del río se expandan mucho, por lo que los egipcios desarrollaron ciudades y aldeas en pequeña escala en vez de grandes conglomerados urbanos. Este factor fortaleció el dominio de los faraones sobre el pueblo.
El faraón Menes es conocido por ser el primero en unir al antiguo Egipto, alrededor de 3000 años AC. En realidad, el término "faraón" se refería originalmente al palacio donde vivía el rey egipcio, pero en su momento se convirtió en el título del mismo. Entonces los reyes que gobernaban Egipto empezaron a ser llamados "faraones".
Al ser éstos los propietarios, administradores y gobernantes de todo el estado y sus tierras, fueron aceptados como un reflejo del dios principal en la religión politeísta tergiversada del antiguo Egipto. La administración y división de las tierras; las rentas; todas las propiedades, servicios y producción dentro de las fronteras del país, eran dirigidos por cuenta y orden del faraón.
El absolutismo del régimen proveyó al faraón gobernante de un poder tal que le permitía tener todo lo que deseaba. Inmediatamente después del establecimiento de la primera dinastía, cuando Menes se convirtió en el primer rey de Egipto al unir el Alto y Bajo Egipto, el Nilo empezó a ser puesto al servicio del público a través de canales. Además, el control absoluto de la producción de mercancías de todo tipo y los servicios, pasaron a manos del rey, y éste distribuía esos bienes entre el pueblo en las proporciones que él decidía. Los reyes pudieron someter fácilmente al pueblo a su dominio gracias a la supremacía que tenían. El rey, o con el nombre que luego tendría, el faraón, era contemplado como un ser sagrado muy poderoso que cubría todas las necesidades del pueblo: se lo transformó en un dios. Y los faraones llegaron a creer que realmente lo eran.
Algunos de los términos usados por el faraón cuando habla con Moisés, y que se mencionan en el Corán, demuestran que intentó intimidar a éste: "Dijo (faraón): '¡Si tomas por dios a otro diferente de mí, he de enviarte a
la cárcel!'" (C. 26:29), a la vez que dijo a quienes estaban allí: "'¡Dignatarios! Yo no sé que tengáis a ningún otro dios que a mí. ¡Haman! ¡Cuéceme unos ladrillos y hazme una torre! Quizás, así, pueda llegarme al dios de Moisés. Sí, creo que miente" (C. 28:38), porque se autoconsideraba un dios.
Creencias Religiosas
Según el historiador Herodoto, los egipcios de la antigüedad eran los seres más "devotos" del mundo. Sin embargo, la religión que seguían no era la de Verdad, sino una religión politeísta contumaz que no podían abandonar debido a un conservadurismo extremo.
Los egipcios de la antigüedad estaban muy influenciados por el ambiente natural en el que vivían. Las características geográficas protegían perfectamente al país de ataques desde el exterior por encontrarse rodeado de montañas, desiertos y mares por todas partes.
Una probable agresión contra Egipto se podía hacer por dos rutas y ambas eran muy fácilmente defendibles. Gracias a esos factores naturales los egipcios permanecieron aislados del resto del mundo.
Pero el paso de los siglos transformó ese aislamiento en una atroz intolerancia. De ese modo se mantuvieron extremadamente conservadores respecto de la religión y empezaron a tener una opinión contraria al perfeccionamiento y el progreso. La "religión de sus ancestros", como lo menciona frecuentemente el Corán, se convirtió en la entidad más importante de ese pueblo.
A eso se debió que el faraón y su círculo íntimo le dieran la espalda a Moisés y Aarón cuando éstos les anunciaron la religión de Verdad: "Dijeron (faraón y sus amigos): '¿Has venido a nosotros con objeto de apartarnos de lo que nuestros padres seguían, para que la dominación de la tierra pase a vosotros dos? ¡No tenemos fe en vosotros!'" (C. 10:78).
La devoción del antiguo Egipto se dividía en ramas, y las más importantes eran: la religión oficial del estado, las creencias populares y la creencia en la vida después de la muerte.
De acuerdo a la religión oficial del estado, el faraón era un ser sagrado. Se trataba de un reflejo sobre la tierra, de los dioses que adoraba el pueblo, y su propósito era dispensar justicia y proteger a las personas en sus vidas terrenales.
Las creencias difundidas entre la población eran extremadamente complicadas y las particularidades en discrepancia con la religión oficial quedaban supeditadas a lo que imponían los faraones. Básicamente, el pueblo creía en muchos dioses, a los que se describía en general con cabezas de animales y cuerpos humanos. También se podían encontrar tradiciones locales, es decir, creencias que diferían de región en región.
La vida después de la muerte constituía la parte más importante de la creencia egipcia, opinándose que después que el cuerpo moría el alma seguía con vida y era llevada por determinados ángeles ante Dios, quien era el Juez, mientras que otros cuarenta y dos jueces hacían de testigos. El alma era puesta en una balanza y pesada. Las más generosas o excelentes pasaban a vivir felices en un lugar hermoso, en tanto que las almas más ruines eran enviadas a un lugar donde quedaban sometidas por la eternidad a grandes tormentos por parte de una criatura extraña denominada "Comedor de Muertos".
La creencia de los egipcios en el Más Allá muestra claramente un paralelismo con la fe monoteísta y la religión de Verdad. Es menester considerar incluso que esa creencia en la otra vida prueba solamente que la religión de Verdad, es decir, el mensaje (de Dios), había llegado a la civilización del antiguo Egipto, aunque más tarde fue
corrompido y el monoteísmo transformado en politeísmo. Ya se sabe que los amonestadores que llaman a las personas a Dios Uno y las convocan a ser Sus servidores obedientes, fueron enviados a Egipto de época en época, al igual que a todos los pueblos de la tierra, en uno u otro momento. Uno de esos enviados fue el profeta Yusuf (José), cuya vida se relata detalladamente en el Corán. La historia de este profeta también es muy importante porque incluye el arribo de los Hijos de Israel a Egipto así como su asentamiento allí.
Por otra parte, en las fuentes históricas hay referencias a algunos egipcios que invitaron al pueblo a las religiones monoteístas, incluso antes de Moisés. Uno de ellos es el faraón más interesante en la historia de Egipto, es decir, Amenhotep IV.
Amenhotep IV, el Faraón Monoteísta
En general, los faraones fueron brutales, opresores, beligerantes y despiadados. Prácticamente todos ellos adoptaron la religión politeísta del país y se autodivinizaron valiéndose de la fe en vigencia.
Pero en la historia de Egipto existe un faraón muy distinto de los demás. Defendía la fe en un solo Creador y fue muy resistido por los sacerdotes de Amón, quienes se beneficiaban --al igual que algunos soldados que los apoyaban-- de la religión politeísta; finalmente fue asesinado. Dicho faraón fue Amenhotep IV, quien llegó al trono en el siglo XIV AC.
Al asumir en 1375 AC, se topó con un tradicionalismo paralizante, el cual se venía prolongando a lo largo de los siglos: hasta antes de asumir este faraón, tanto la estructura social como las relaciones del pueblo con el palacio real, no habían sufrido ningún cambio. La sociedad en su conjunto mantenía firmemente cerradas las puertas del país a todo lo que ocurría en el exterior y al tratamiento de nuevos temas o situaciones por parte de la religión. Ese conservadurismo enervante, observado también por los viajeros de la antigua Grecia, era causado por las condiciones geográficas naturales ya explicadas.
La religión oficial, impuesta sobre el pueblo por los faraones, requería una fe incondicional en todo lo pretérito y tradicional (ya corrompido). Pero Amenhotep IV no adoptó la religión oficial. Escribe el historiador Ernst Gombrich: "Él (Amenhotep IV) rompió con muchas de las costumbres, santificadas por una tradición antigua. No deseaba rendir culto a esa cantidad de dioses populares que la gente moldeaba, dándole formas extrañas. Para él había un solo dios supremo, Atón, a quien adoraba y lo representaba con la forma del sol, por lo que se cambió el nombre por el de Akhenatón, en seguimiento de su dios, y puso a su corte fuera del alcance de los sacerdotes politeístas al trasladarse al palacio que ahora se denomina El-Amarna"(34)
Después de la muerte de su padre, el joven Amenhotep IV se vio sometido a grandes presiones, porque desarrollaba una religión basada en el monoteísmo, porque modificaba o reemplazaba la religión politeísta tradicional y porque buscaba introducir cambios radicales en todos los terrenos. Pero los líderes de Tebas no le permitieron hacer conocer el mensaje de esa religión. Amenhotep IV y su gente salieron de Tebas y se establecieron en Tell-El-Amarna. Allí crearon una ciudad nueva y moderna llamada "Akh-et-aton". Es allí donde cambió el nombre que llevaba (que significa "Satisfacción de Amón") por el de Akh-en-atón (que significa "Sometido a Atón"). Amón era el nombre con el que se designaba al tótem más grande en el politeísmo egipcio. Según Amenhotep IV, Atón es "el creador de los cielos y de la tierra", con lo que lo hacía equivalente a Dios.
Los sacerdotes, afligidos por lo que estaba sucediendo, quisieron arrebatarle el poder aprovechándose de una crisis económica del momento. Finalmente fue envenenado por los conspiradores politeístas. Los faraones que le sucedieron se cuidaron de mantener la influencia de los sacerdotes.
Después de Akhenatón, los faraones que llegaban al poder lo hacían con un gran respaldo militar y el politeísmo tradicional se expandió por todas partes, retornándose al pasado después de un considerable esfuerzo en tal sentido. Aproximadamente un siglo más tarde llegó al trono Ramsés II, quien fue en el faraón que más tiempo estuvo en el poder. Según muchos historiadores, éste fue quien atormentó a los Hijos de Israel y luchó contra Moisés(35)
La Llegada del Profeta Moisés
Los egipcios, debido a la profunda intolerancia que los envolvía, no iban a abandonar las creencias idólatras. Algunas personas les llevaron el mensaje de no adorar más que a Dios, pero el pueblo de faraón volvía siempre a sus creencias pervertidas. Por último Dios envió a ellos como mensajero (rasul) a Moisés, debido a que habían adoptado ese sistema falso, contrario a la religión de Verdad y debido a que habían esclavizado a los Hijos de Israel. Moisés recibió la instrucción con respecto a ambas cosas: invitar a los egipcios a la religión de Verdad y salvar a los Hijos de Israel de la esclavitud, mostrándoles el sendero recto. Se dice en el Corán: "Te recitamos la historia de Moisés y de Faraón, conforme a la verdad, para gente que cree. Faraón se condujo altivamente en el país y dividió a sus habitantes en clanes. Debilitaba a un grupo de ellos, degollando a sus hijos varones y dejando con vida a sus mujeres. Era de los corruptores. Quisimos agraciar a los que habían sido humillados en el país y hacer de ellos jefes, hacer de ellos herederos, darles poderío en el país y servirnos de ellos para hacer que Faraón, Haman y sus ejércitos experimentaran lo que ya recelaban" (C. 28:3-6).
Faraón quiso impedir que los Hijos de Israel se multiplicaran y para ello decidió asesinar a los niños recién nacidos. Es por eso que Dios inspiró a la madre de Moisés para que lo ponga en una cesta y lo deje en el río. Así es como entra en el palacio de Faraón. El Corán lo explica así: "Inspiramos a la madre de Moisés: '¡Dale de mamar y, en caso de peligro, ponlo en el río! ¡No temas por él, no estés triste! Te lo devolveremos y haremos de él un enviado'. La mujer de Faraón dijo: 'Mi alegría y la tuya. ¡No le mates! Quizá nos sea útil o le adoptemos como hijo'. No presentían…" (C. 28:7-9).
La esposa de Faraón impidió que fuera asesinado y lo adoptó. De ese modo Moisés pasó su infancia en el palacio de Faraón. Con la ayuda de Dios, su propia madre fue a palacio para amamantarlo.
Un día, siendo ya adulto, Moisés vio que uno de los Hijos de Israel estaba siendo maltratado por un egipcio y le dio a éste un golpe a raíz del cual murió. A pesar de que estaba viviendo en el palacio de faraón y de que había sido adoptado por la reina, las personalidades de la ciudad decidieron que el castigo que merecía era la muerte. Al enterarse Moisés de ello huyó de Egipto y se fue a Madián. Después del período que pasó allí, Dios le habló directamente y le dio el rango de profeta. Le ordenó que regrese y se encuentre con faraón para hacerle conocer el mensaje de la religión de Dios.
El Palacio de Faraón
Moisés y Aarón, obedeciendo a Dios, se dirigieron al encuentro de faraón y le comunicaron el mensaje de la religión de Verdad. Le pidieron que no atormente más a los Hijos de Israel y que les permita irse de allí con ellos. Para faraón era inaceptable que Moisés, quien convivió con él en palacio durante años y quien posiblemente lo sucedería en el trono, lo enfrente así y le hable de esa manera, motivo por el cual lo acusó de ingrato.
"Dijo (faraón): '¿No te hemos educado. cuando eras niño, entre nosotros? ¿No has vivido durante años de tu vida entre nosotros? Desagradecido, hiciste lo que hiciste'" (C. 26:18-19).
Faraón buscaba incidir sobre los sentimientos y consciencia de Moisés. Le dio a entender que como él y su esposa lo habían criado, debía obedecerles. Además, Moisés había matado a un egipcio, lo cual tenía penas muy
graves. Al intentar hacer creer que en Moisés había sentimientos de culpa, faraón buscaba también lograr el pleno apoyo de las personalidades de su sociedad.
Por otra parte, el mensaje de la religión de Verdad proclamado por Moisés minó la (postura de) superioridad de faraón y lo redujo al nivel de la gente común. Luego se revelaría que él no era un dios y además sería constreñido a obedecer a Moisés. Se encontraba en una situación difícil. Si liberaba a los Hijos de Israel, perdería una importante fuerza de trabajo, lo cual podría llevar a pasar apuros o a enfrentar una escasez en la producción de bienes.
Todo eso hizo que faraón ni siquiera escuche a Moisés e intentó burlarse de él y cambiar el tema de conversación a través de hacerle preguntas sin sentido. Al mismo tiempo buscó que se vea a Moisés y a Aarón como anarquistas y los acusó de perseguir objetivos políticos. En definitiva, ni faraón ni las personalidades dentro de su estrecho círculo íntimo, con excepción de los magos, obedecieron a Moisés y a Aarón. No siguieron la religión de Verdad que se les enseñaba. Por lo tanto Dios, en primer lugar, le envió algunas calamidades.
Las Desgracias Que Acontecieron a Faraón y a las Personas Más Cercanas a él
Faraón y los allegados a él eran gente muy arraigada en el politeísmo y la idolatría, es decir, estaban muy apegados a "la religión de sus ancestros", la que se habían propuesto seguir para siempre.
Incluso dos milagros de Moisés --la transformación del color natural de una de sus manos en blanca (como si se tratase de lepra, aunque estaba sana) y la transformación de la vara que usaba para apoyarse, en una serpiente--no fueron suficientes para apartar a faraón y sus amigos de las supersticiones que seguían. Además manifestaban abiertamente: "Dijeron (faraón y sus amigos): 'Sea cual sea el signo que nos traigas para hechizarnos con él, no te creeremos'" (C. 7:132)
Debido a esa conducta Dios les envió una serie de calamidades, como "milagros diferentes", para que sufran el tormento en este mundo, antes que padezcan el tormento eterno en el otro. El primero de ellos fue la sequía y la escasez de granos. Dice el Corán: "Infligimos a Faraón años (de sequía) y escasez de frutos. Quizás, así, se dejaran amonestar" (C. 7:130)
El sistema agrícola egipcio dependía de las aguas del Nilo, debido a lo cual no se veía afectado por otros cambios en las condiciones naturales. Pero les sobrevino un desastre inesperado debido a que rechazaron al profeta de Dios. Lo más probable es que, por diversas razones, bajaran mucho el nivel del río y los canales de irrigación se quedaran sin agua suficiente para las áreas bajo cultivo. Y el calor extremo hizo que la siembra se seque. La desgracia cayó sobre faraón y su grupo de íntimos cuando menos la esperaban, lo cual produjo la consternación del gobernante, pues tenía por costumbre decir a su pueblo: "…'¡Pueblo! ¿No es mío el dominio de Egipto, con estos ríos que fluyen a mis pies? ¿Es que no veis?" (C. 43:51)
Sin embargo, en vez de "prestar atención", rehusó creer, como relatan los versículos coránicos. Faraón y sus amigos sostuvieron que lo que sucedía se debía a la mala suerte que les trajeron Moisés y los Hijos de Israel, de lo cual estaban convencidos debido a las supersticiones y a la religión de sus ancestros. Prefirieron sufrir la zozobra de lo que les acontecía con la esperanza de que vendrían tiempos mejores. Pero lo que les estaba sucediendo era recién el comienzo. Dios les envió otras desgracias, como lo describe el Corán: "Enviamos contra ellos la inundación, las langostas, los piojos, las ranas y la sangre, signos inteligibles. Pero fueron altivos, eran gente pecadora." (C. 7:133)
Esos mismos desastres están descritos también en el Antiguo Testamento, en concordancia con lo que dice el Corán.
"… hubo sangre en todo el país de Egipto" (Exodo 7:21). "Si te niegas a dejarle partir, infestaré de ranas todo tu país. El río bullirá de ranas, que subirán y entrarán en tu casa, en tu dormitorio y en tu lecho, en las casas de tus servidores y en tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas" (Exodo 7:27-28). '"Dijo Yahvéh a Moisés: ''Di a Aarón: 'Extiende tu cayado y golpea el polvo de la tierra que se convertirá en piojos sobre todo el país de Egipto' " "' (Exodo 8:12). "La langosta invadió todo el país de Egipto, y se posó en el territorio egipcio, en cantidad tan grande como nunca había habido antes tal plaga de langosta ni la habrá después" (Exodo 10:14). "Dijeron los magos a Faraón: '¡El dedo de Dios está aquí!' Pero el corazón de faraón se endureció, y no les escuchó, como había dicho Yahvéh." (Exodo. 8:15)
A faraón y sus colaboradores cercanos les acontecieron desastres horrorosos, algunos de ellos causados por los objetos que el pueblo idólatra adoraba. Por ejemplo, tenían por sagrados el Nilo y las ranas, a los que habían divinizados. Mientras esperaban que sus "dioses" los ayuden y orienten, Dios los castigó por medio de esas "deidades", de modo que pudiesen ver el error en el que estaban y pagaran por las injusticias cometidas.
Según algunos intérpretes del Antiguo Testamento, la "sangre" era la transformación del Nilo en ese elemento. De acuerdo a otra interpretación el color rojo que tomó el Nilo se debió a un tipo de bacteria. También están los que consideran que se trata de una expresión metafórica.
Para los egipcios de entonces el Nilo era la principal fuente de vida. Cualquier daño que se le hiciera a esa fuente podía significar la muerte de todo Egipto. Si la bacteria había cubierto el río tan completamente como para volverlo de color rojo, todo lo viviente que usaba esa agua debería haber sido infectado por la misma.
Explicaciones recientes de esa coloración roja señalan como sus causantes a los protozoarios, al zooplancton, a las florescencias algáceas de agua salada y dulce (fitoplancton) y a los dinoflagelados. Todas esas distintas florescencias --de plantas, hongos o protozoos-- quita oxígeno al agua y produce toxinas nocivas para los peces y las ranas.
Patricia A. Tester, del Servicio de Pescadores de la Marina Nacional, al citar el relato del Exodo que aparece en la Biblia, advirtió que de las aproximadamente cinco mil especies de fitoplancton conocidas, menos de cincuenta son tóxicas y pueden ser peligrosas para la vida acuática. En la misma publicación, Ewen C. D. Todd, de la Sanidad Canadiense, se refiere a los datos históricos y prehistóricos y cita unas dos docenas de ejemplos de fitoplanctons específicos que producen diversos principios de epidemias en el mundo. W. W. Carmichael e I. R. Falconer hicieron una lista de enfermedades asociadas con el alga verde-azul de agua dulce. El ecólogo de medios acuíferos Joann M. Burkholder de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, descubrió un dinoflagelado --Pfiesteria piscimorte (encontrado en las aguas del estuario)-- que es capaz de asesinar peces, como lo denota su nombre(36)
Parece que este tipo de encadenamiento de desastres ocurrió en la época de faraón. De acuerdo con el escenario planteado, los peces también murieron cuando se contaminó el Nilo y los egipcios quedaron privados de una importante fuente de nutrientes. Al desaparecer los peces carroñeros, las ranas pudieron alimentarse libremente tanto en distintas fuentes como en el río, sobrepoblándolo. Eventualmente, se escaparon del ambiente anóxico, tóxico y putrefacto, dirigiéndose a tierra firme, donde iban a morirse y descomponerse al igual que los peces. De ese modo el Nilo y las tierras adyacentes se volvieron fétidas y resultaba peligroso beber el agua o bañarse en ella. Además, la extinción de las ranas provocó que insectos como las langostas y los piojos se reprodujeran excesivamente.
En definitiva, ni los desastres y efectos acontecidos hicieron que faraón y su pueblo se volviesen a Dios y le prestasen la atención debida. Por el contrario, mantuvieron la actitud arrogante.
Faraón y sus colaboradores más cercanos eran tan hipócritas, que pensaron que podían engañar a Moisés, y en consecuencia a Dios. Cuando el horrendo castigo se les vino encima, llamaron de nuevo a Moisés para que los salve.
"Y, cuando cayó el castigo sobre ellos, dijeron: '¡Moisés! Ruega a tu Señor por nosotros en virtud de la alianza que ha concertado contigo. Si apartas el castigo de nosotros, creeremos, ciertamente, en ti y dejaremos que los Hijos de Israel partan contigo'. Pero, cuando retiramos el castigo hasta que se cumpliera el plazo que debían observar, he aquí que quebrantaron su promesa" (C. 7:134-135)
El Exodo de Egipto
Como una forma de advertirles sobre su conducta, Dios explicó a faraón y a su círculo de amigos íntimos, a través de Moisés, el comportamiento que debían seguir. Pero en respuesta a esa advertencia se rebelaron y lo acusaron al profeta de mentiroso y poseído. Entonces Dios les preparó un fin humillante y reveló a Moisés lo que iba a suceder.
"E inspiramos a Moisés: '¡Parte de noche con Mis siervos! ¡Seréis perseguidos!'. Faraón envió a las ciudades a gente que convocaran (a personas de guerra): 'Son una banda insignificante y, ciertamente, nos han irritado. Nosotros, en cambio, somos todo un ejército y estamos bien prevenidos'. Les expulsamos de sus jardines y fuentes, de sus tesoros y suntuosas residencias. Así fue, y se lo dimos en herencia a los Hijos de Israel. A la salida del sol, les persiguieron (los egipcios a quienes iban con Moisés). Cuando los dos grupos se divisaron, dijeron los compañeros de Moisés: '¡Nos han alcanzado!'" (C. 26:52-61)
En esas circunstancias, cuando los Hijos de Israel pensaban que estaban atrapados, y los hombres de faraón consideraban que ya los tenían cercados, Moisés, que nunca perdió la fe en la ayuda de Dios, dijo: "¡No! ¡Mi Señor está conmigo! ¡Él me dirigirá!" (C. 26:62).
En ese momento Dios salvó a Moisés y a los Hijos de Israel por medio de separar el mar. Faraón y su gente se ahogaron en las aguas que se volvieron a juntar sobre ellos después que los Hijos de Israel cruzaron el mar y se habían puesto a salvo.
"E inspiramos a Moisés: '¡Golpea el mar con tu vara!'. El mar, entonces, se partió, y cada parte era como una imponente montaña. Hicimos que los otros se acercaran allá y salvamos a Moisés y a todos los que con él estaban. Luego, anegamos a los otros. Ciertamente, hay en ello un signo, pero la mayoría no creen. ¡Sí, tu Señor es el Poderoso, el Misericordioso!" (C. 26:63-68)
La vara o bastón de Moisés tenía cualidades maravillosas. En su primera revelación Dios la había convertido en una serpiente, la cual devoró los encantamientos realizados por los magos de faraón. Después Moisés separó las aguas del mar con esa vara. Este fue uno de los principales milagros concedido al profeta Moisés.
El Incidente de la Separación de las Aguas, ¿Tuvo Lugar en las Costas Mediterráneas de Egipto o en el Mar Rojo?
No existe acuerdo respecto del lugar donde Moisés separó las aguas. Como en el Corán no se dan detalles en tal sentido, no podemos estar seguros de la corrección de los puntos de vista en la materia. Algunas fuentes indican las costas mediterráneas de Egipto como el lugar donde ocurrió el evento. Se dice en la Enciclopedia Judaica: "La
opinión mayoritaria identifica el Mar Rojo del Exodo con una de las lagunas próxima a la costa del Mar Mediterráneo"(37)
David Ben Gurión dijo que el hecho pudo haber ocurrido lugar durante el reinado de Ramsés II, posiblemente después de la derrota de Kadesh. En el Libro del Exodo en el Antiguo Testamento, se dice que el evento sucedió en Migdol y Baal-Sefón, ubicados en el norte del delta.(38)
En las traducciones del Libro del Exodo del Antiguo Testamento se dice que faraón y sus hombres fueron ahogados en el Mar Rojo. Pero según los que sostienen ese punto de vista, la palabra traducida como "El Mar Rojo", en realidad significa "El Mar de los Juncos". En muchas fuentes se identifica la palabra como "Mar Rojo" y se la usa para esa ubicación. Sin embargo, la denominación "Mar de los Juncos" se usa para referirse a las costas mediterráneas de Egipto. Al mencionarse en el Antiguo Testamento la ruta recorrida por Moisés y quienes lo seguían, se mencionan Migdol y Baal Sefón, localidades ubicadas al norte del delta del Nilo, en las costas egipcias. Por inferencia, la mención de "El Mar de los Juncos" aporta la posibilidad de que el acontecimiento haya tenido lugar en las costas mediterráneas porque en esa región, de acuerdo con el sentido del nombre, se multiplican los juncos gracias a las inundaciones del delta.
Faraón y sus Hombres Se Ahogaron en el Mar
El Corán nos informa acerca de los aspectos más importantes de la división del Mar Rojo. Según ese relato, Moisés se preparó para partir de Egipto con los Hijos de Israel, y así lo hicieron. Sin embargo, faraón no podía aceptar que se fueran si su permiso, debido a lo cual los persiguió con sus soldados "con espíritu de rebeldía" (C. 10:90), alcanzándolos a orillas del mar. Algunos de los Hijos de Israel, al observar esto, empezaron a lamentarse. Según el Antiguo Testamento dijeron a Moisés: "…Porque mejor nos es servir a los egipcios (es decir, seguir siendo esclavos) que morir en el desierto" (Exodo 14:12). Esta debilidad de la comunidad de Moisés también se describe en el Corán: "Cuando los dos grupos se divisaron, dijeron los compañeros de Moisés: '¡Nos han alcanzado!'" (C. 26:61)
En realidad, esta no fue ni la primera ni la última vez que los Hijos de Israel exhibían tal comportamiento, por medio del cual mostraban que para nada eran obedientes. La comunidad se había quejado antes a Moisés diciéndole: "Hemos sufrido antes de que tú vinieras a nosotros y luego de haber venido…" (C. 7:129). Contrariamente a la conducta vacilante de su gente, Moisés expresaba una confianza plena en todo lo que hacía pues tenía una profunda fe en Dios. Desde que empezó su misión tuvo la promesa de Dios de que le ayudaría y lo respaldaría: "Dijo: '¡No temáis! Yo estoy con vosotros, oyendo y viendo" (C. 20:46)
Cuando Moisés se encontró por primera vez con los magos de faraón "temió en sus adentros" (C. 20:67). Entonces Dios le reveló que ya no temería y que finalmente se impondría, como lo expresa el versículo 20:68. De ese modo Dios educó a Moisés, quien adquirió una enseñanza completa de Sus caminos. En consecuencia, cuando algunos de los suyos temían que los soldados de faraón les dieran alcance, dijo: "¡No! ¡Mi Señor está conmigo, Él me dirigirá!" (C. 26:62)
Dios reveló a Moisés que debía golpear el mar con su vara. Al hacerlo, "El mar entonces, se partió y cada parte era como una imponente montaña" (C. 26:63). Faraón, al ver tal milagro, debería haber comprendido que estaba en presencia de algo extraordinario y de la intervención Divina. El mar se separó para (permitir el paso) del pueblo que faraón quería destruir. Pero nada garantizaba que no se uniese de nuevo apenas lo cruzasen. No obstante, faraón y su ejército se lanzaron tras los Hijos de Israel, por lo que lo más probable es que hayan perdido la cordura debido a su "espíritu de rebeldía", incapaces de comprender la naturaleza milagrosa de esa situación.
El Corán describe los últimos momentos de faraón: "…'¡Sí, creo que no hay más dios que Aquel en Quien los Hijos de Israel creen!; y soy de los que someten a Él'" (C. 10:90)
Aquí es posible ver otro milagro de Moisés: "Moisés dijo: '¡Señor! Tú has dado a Faraón y a sus dignatarios lujos y bienes en la vida de acá para terminar, ¡Señor!, extraviando a otros de Tu camino. ¡Señor! Borra sus bienes y endurece sus corazones a fin de que no crean hasta que vean el castigo doloroso!'. Dijo (el Señor): 'Vuestra plegaria ha sido escuchada. ¡Id los dos por la vía recta y no sigáis el camino de los que no saben!'" (C. 10-88-89)
De estos versículos se comprende claramente que Moisés fue informado que faraón creería en Dios en el momento en que enfrentara el doloroso castigo. Efectivamente, faraón dijo que creía en Dios cuando las aguas empezaron a cubrirlo. Sin embargo, resultaba evidente que esa actitud (de reconocimiento de Dios) era falsa, no sincera. Lo más probable es que dijera lo que dijo buscando salvarse de la muerte segura que se le venía encima.
Pero la aceptación de la fe en los últimos momentos y el pedido de perdón no fue tenido en cuenta por Dios. Faraón y su ejército no podían salvarse de morir ahogados.
(Responde Dios al pedido de faraón): "'¿Ahora (lo pides)? ¿Después de haber desobedecido y de haber sido de los corruptores? Esto no obstante, hoy te salvaremos en cuanto al cuerpo a fin de que sea signo para los que te sucedan'. Son muchos, en verdad, los hombres que no se preocupan de Nuestros signos…" (C. 10:91-92)
También se nos hace saber que faraón y sus hombres recibieron el castigo que les correspondía. Puesto que los soldados de faraón tenían "espíritu de rebeldía" (C. 10:90), eran "pecadores" (C. 28:8), "impíos" (C. 28:40) y como "Creían que no iban a ser devueltos a Nosotros" (C. 28:39) --al igual que faraón--, tenían bien merecido el castigo. Es por eso que Dios se apoderó de faraón y sus huestes y los precipitó en el mar, como expresa el Corán en 40:40.
Es así como Dios, debido a que rechazaron Sus signos, no prestaron atención a los mismos y Le desmintieron, les retribuyó puntualmente ahogándoles en el mar, como también lo indica el Corán en 7:136.
Dios describe en el Corán en 7:137 todo lo que sucedió después de la muerte de faraón.
CAPITULO SIETE
EL PUEBLO DE SABA Y LA INUNDACION DEL ARIM
"Los saba tenían un signo en su territorio: dos jardines, uno a la derecha y otro a la izquierda. '¡Comed del sustento de vuestro Señor y dadle gracias! Tenéis un buen país y un Señor indulgente'. Pero se desviaron y enviamos contra ellos la inundación de los diques (Sayl al-Arim). Y les cambiamos aquellos dos jardines por otros dos que producían frutos amargos, tamariscos y unos pocos azufaifos" (C. 34:15-16)
La comunidad de Saba fue una de las civilizaciones más grandes que vivió en el sur de Arabia. Se estima que se estableció allí entre el 1000 y el 750 AC, y que colapsó alrededor de 550 DC, después de dos siglos de ataques más o menos continuos por parte de persas y árabes.
Es muy discutida la fecha en que los saba se constituyeron como civilización. Empezaron a registrar las acciones gubernamentales alrededor del año 600 AC, y no se cuenta con anotaciones anteriores a esa fecha.
Las fuentes más antiguas que se refieren al pueblo de Saba son las crónicas de guerras dejadas por el rey asirio Sargón II (722-705 AC), donde aparece el nombre del rey de Saba, Yith'i-amara (It'amara) como pagador de impuestos. Como dijimos, este documento es el escrito más antiguo con información acerca de la civilización saba. No obstante, no sería correcto concluir de ello que la cultura saba se estableció recién en esa fecha (700 AC), porque es muy probable que ya existiese antes que se hiciesen anotaciones escritas. En las inscripciones de Arad-Nannar, uno de los principales reyes del estado de Ur, fue usada la palabra "Sabum", que se traduciría como "el país de Saba"(39). Si fuese así, significaría que la historia de Saba se remonta a unos 2500 años AC.
Las fuentes históricas que hablan de Saba expresan generalmente que se trataba de una cultura parecida a la de los fenicios, ocupada principalmente en actividades comerciales. Por lo tanto, este pueblo controlaba y administraba algunas de las rutas comerciales que cruzaban hacia el norte de Arabia. Para llevar mercaderías al Mediterráneo y Gaza, los comerciantes saba debían contar con el permiso de Sargón II, amo de la región, o pagarle impuestos. En consecuencia, cuando los saba empiezan a oblar sus obligaciones impositivas, aparece el nombre de Saba en los anales del estado receptor.
A los saba se los conoce por la civilización con que contaron. Palabras como "restaurar", "dedicar" y "edificar", se usan con frecuencia en las inscripciones que sus gobernantes ordenan grabar. La represa de Ma'rib, uno de los monumentos más importante de este pueblo, es un indicio importante del nivel tecnológico que habían alcanzado. Además, su ejército, uno de los más poderosos en la región, permitió junto a otros factores, la prolongación de esa cultura por un período muy largo y la adopción de una política expansionista. Conquistó las tierras de la antigua Qataba y se apropió de muchas tierras en el continente africano. En el 24 AC, durante una expedición al Magreb, el ejército de Saba derrotó completamente al ejército de Marco Aurelio Gallus, quien gobernaba Egipto por cuenta del Imperio Romano, el más poderoso de entonces en la zona. Los saba pueden ser retratados como los poseedores de un estado que seguía políticas moderadas, si bien, cuando era necesario, hacía uso de la fuerza. Con una cultura y un ejército avanzados, el estado de Saba, indiscutiblemente, fue uno de los "superpoderes" de la región en aquellos tiempos.
El Corán también describe a ese ejército fuerte y extraordinario. Una expresión de los comandantes del ejército saba exhibe el grado de confianza que se tenían, pues los mismos dijeron a la reina gobernante: "Poseemos fuerza y poseemos gran valor, pero a ti te toca ordenar. ¡Mira, pues, qué ordenas!" (C. 27:33).
Muy cerca de Ma'arib, ciudad capital de Saba --muy rica gracias a su ventajosa posición geográfica--, se encontraba el río Adhanah, el cual en un punto de su recorrido denominado Jabal Balq reunía las condiciones propicias para la construcción de una represa, cosa que se hizo y se aprovechó para la irrigación. Esto dio a los saba un alto nivel de prosperidad y convirtió a la capital en una de las ciudades más desarrolladas de la época. El escritor griego Plinio, que visitó la región y la alabó mucho, también hizo mención al verdor de la zona(40)
Las dimensiones de la represa eran: 16 metros de alto, 60 metros de ancho y 620 metros de largo. Según los cálculos, el área total que podía ser irrigada por la represa era 9600 hectáreas, de las cuales 5300 pertenecían a la planicie sur y el resto a la planicie norte. A esto se hace referencia en las inscripciones saba, donde se lee "Ma'rib y las dos planicies"(41). En el Corán, la expresión "dos jardines, uno a la derecha y otro a la izquierda" (C. 34:15), señalan los imponentes jardines y viñedos en los dos valles. Gracias a la represa y el sistema de irrigación la región se volvió famosa y el área de Yemen más productiva. El francés J. Holevy y el austríaco Glaser demostraron en base a documentos escritos que esa represa de Ma'rib existió efectivamente. En documentos escritos en dialecto Himer, se relata que dicha represa hizo muy productivo al territorio.
Durante los siglos V y VI de la era cristiana se le hicieron grandes reparaciones. No obstante, no se pudo evitar que colapsase en el año 542 DC, debido a la "inundación del Arim", mencionada en el Corán, y que provocó un
gran daño. Los viñedos, jardines y demás cultivos, mantenidos durante cientos de años, fueron completamente destruidos. Se sabe también que los saba entraron enseguida en un período de recesión y que desaparecen de la historia al final de ese período que se inicia con la destrucción de la represa.
La Inundación del Arim Enviada al Estado de Saba
Cuando examinamos el Corán a la luz de los datos históricos antedichos, observamos que hay una concordancia substancial. Los hallazgos y datos históricos verifican lo que registra el Corán, donde se dice que las personas que no prestaron oído a la exhortación de su profeta y rechazaron la fe con indiferencia, finalmente fueron castigados con un diluvio espantoso.
"Los saba tenían un signo en su territorio: dos jardines, uno a la derecha y otro a la izquierda. '¡Comed del sustento de vuestro Señor y dadle gracias! Tenéis un buen país y un Señor indulgente'. Pero se desviaron y enviamos contra ellos la inundación de los diques (Sayl al-Arim). Y les cambiamos aquellos dos jardines por otros dos que producían frutos amargos, tamariscos y unos pocos azufaifos. Así les retribuimos por su ingratitud. No castigamos sino al desagradecido" (C. 34:15-17)
Como se hace notar en los versículos, los saba vivían en una región notable por su sorprendente belleza, jardines y viñedos fructíferos. Y, por las características anteriormente indicadas, Ma'arib resultaba una de las ciudades más favorecidas de la época.
En circunstancias tan positivas, los saba deberían haber cumplido con "¡Comed del sustento de vuestro Señor y dadle gracias!", pero no lo hicieron. Decían que la prosperidad de la que gozaban no se la debían a nadie y que habrían sido solamente ellos quienes habrían hecho posible todos los elementos extraordinarios que les favorecían. Prefirieron la arrogancia a la gratitud, como lo dice el versículo coránico: "Pero se desviaron (de Dios)"…
Debido a que dijeron que todo lo que tenían se debía solamente a ellos, perdieron todo. Como se relata en el Corán, la inundación del Arim destruyó todo lo que tenían.
El castigo enviado al pueblo de Saba se denomina en el Corán "Sayl al-Arim", que significa "la inundación del Arim". Esta expresión también nos informa cómo sucedió el desastre. La palabra "Arim" significa "dique" o "barrera". La expresión "Sayl al-Arim" describe una inundación que se produce por el colapso de la barrera. Los comentaristas islámicos han resuelto la cuestión de la época y el lugar de ese acontecimiento guiándose por los términos usados en el Corán al respecto. Escribe Mawdudi en su comentario: "… En la expresion 'Sayl al-Arim', la palabra 'arim' se deriva de la palabra 'arimen' usada en el dialecto del sur de Arabia, con el significado de 'dique' o 'barrera'. En las ruinas desenterradas en Yemen se encontró que esa palabra se usaba frecuentemente con ese sentido. Por ejemplo, en las inscripciones ordenadas por el monarca Habesh de Yemen, llamado Ebrehe (Abraha), después de la restauración de la gran pared (de la represa) de Ma'rib en 542-543 DC, dicha palabra aparece repetidamente para expresar 'dique' (barrera). Por lo tanto, la expresión 'Sayl al-Arim' significa 'una desastrosa inundación que ocurre después de la destrucción del dique'.
'Y les cambiamos aquellos dos jardines por otros dos que producían frutos amargos, tamariscos y unos pocos azufaifos.' (C. 34:16). Es decir, después del colapso de la pared de la represa, todo el país se vio inundado por el diluvio. Al ser destruidos los canales y otros diques (barreras) construidos por los saba, colapsó todo el sistema de irrigación. En consecuencia, el territorio que antes había sido como un jardín, se transformó en un zarzal. Desaparecieron todos los frutos, excepto uno parecido al cerezo producido por árboles llenos de tocones"(42)
El arqueólogo cristiano Werner Keller, autor de la obra "El Libro Santo Tenía Razón" (Und Die Bible Hat Docht Recht), aceptó que la inundación del Arim ocurrió según la descripción coránica y dijo que la existencia de la presa y la destrucción de todo el país debido al colapso producido, demuestra que lo que dice el Corán respecto del pueblo del jardín (los saba) es algo que aconteció realmente(43)
Después de ese desastre la región empezó a convertirse en un desierto y el pueblo de Saba perdió su fuente más importante de ingreso al desaparecer las tierras aptas para la agricultura. Ese pueblo, que no había atendido el llamado de Dios para que crean en El y sean agradecidos con El, fue castigado finalmente como vimos. Entonces la comunidad empezó a desmembrarse, abandonando sus hogares y emigrando al norte de Arabia, a Meca y a Siria(44)
Como este suceso tuvo lugar después de la redacción del Antiguo y Nuevo Testamento, se lo describe solamente en el Corán.
La ciudad de Ma'arib que es ahora solamente una ruina desolada, se transforma, indudablemente, en una advertencia para esos que repiten los mismos errores del pueblo de Saba. Esta no fue la única comunidad destruida por un diluvio. En el capítulo "La Caverna" del Corán, se relata la historia de dos propietarios de sendos viñedos. El de uno de ellos era muy hermoso y productivo, como el de los saba. Sin embargo, cometió el mismo error que éstos: se apartó de Dios. Creía que lo que tenía se debía únicamente a él mismo.
Propónles la parábola de dos hombres, a uno de los cuales dimos dos viñedos, que cercamos de palmeras y separamos con sembrados. Ambos viñedos dieron su cosecha, no fallaron nada, he hicimos brotar entre ellos un arroyo. Uno tuvo frutos y dijo a su compañero, con quien dialogaba: "Soy más que tú en hacienda y más fuerte en gente . Y entró en su viñedo, injusto consigo mismo. Dijo: "No creo que éste (este viñedo) perezca nunca. Ni creo que ocurra la Hora. Pero, aun si soy llevado ante mi Señor, he de encontrar, en cambio algo mejor que él (que el viñedo)". El compañero con quien dialogaba dijo: "¿No crees en Quien te creó de la tierra, luego, de una gota y, luego, te dio forma de hombre?. En cuanto a mí, El es Dios, mi Señor, y no asocio nadie a mi Señor. Si al entrar a tu viñedo, hubieras dicho: ¡Que sea lo que Dios quiera! ¡La fuerza reside sólo en Dios!'. Si ves que yo tengo menos que tú en hacienda e hijos, quizá me dé Dios algo mejor que tu viñedo, lance contra él rayos del cielo y se convierta en campo pelado, o se filtre su agua por la tierra y no puedas volver a encontrarla . Su cosecha fue destruida y, a la mañana siguiente, se retorcía las manos pensando en lo mucho que había gastado en él: sus cepas estaban arruinadas. Y decía: "¡Ojalá no hubiera asociado nadie a mi Señor!". No hubo grupo que, fuera de Dios, pudiera auxiliarle, ni pudo defenderse a sí mismo. En casos así sólo el Dios verdadero ofrece protección. El es el Mejor en recompensar y el Mejor como fin (C. 18:32-34)
Como se comprende de estos versículos, el error del propietario de ese viñedo no fue negar la existencia de Dios. Por el contrario, suponía con seguridad que "aun si soy llevado ante mi Señor, he de encontrar, en cambio algo mejor que él (que el viñedo)". El error consistía en creer que todo lo que tenía no se lo debía a nadie, que era producto, únicamente, de su propio esfuerzo.
Pensar así es exactamente lo mismo que creer que Dios tiene iguales a El, reclamar como exclusivamente propio lo que en realidad pertenece a Dios, pues de esa manera se Le pierde el respeto debido, al pensar que uno tiene méritos suficientes por uno mismo para que Dios, de alguna manera, obligadamente nos "privilegie".
Así es como, precisamente, procedió el pueblo de Saba. La destrucción de todo su territorio fue el castigo recibido para que comprendan que los "dueños" de la omnipotencia o supremacía no eran ellos, sino que lo que llegaron a tener solamente se trataba de un favor concedido por Dios a ellos…
CAPITULO OCHO
EL PROFETA SALOMON Y LA REINA DE SABA
"Se le dijo (a la reina): '¡Entra en el palacio!'. Cuando ella lo vio, creyó que era un estanque de agua y se descubrió las piernas. Dijo él (Salomón): 'Es un palacio pavimentado de cristal'. Dijo ella: '¡Señor! He sido injusta conmigo misma, pero, como Salomón, me someto a Dios, Señor del universo'" (C. 27:44)
Los registros históricos consideran que el encuentro de Salomón y la reina de Saba se produjo a la luz del día, según las investigaciones hechas en el antiguo país de Saba en el sur de Yemen. Los estudios de las ruinas revelaron que una "reina" vivió allí entre los años 1000 y 950 AC, y que viajó hacia el norte (Jerusalén).
Detalle de lo sucedido entre ambos gobernantes, las capacidades políticas y económicas de los mismos y los respectivos regímenes que tuvieron y otros datos, se explican en el Corán en el capítulo "Las Hormigas". La historia, que abarca una gran parte de ese capítulo, da inicio a las referencias sobre la reina de Saba con las noticias que el Hudhud (el pájaro llamado abubilla) --miembro del ejército de Salomón-- da a éste.
"No tardó (la abubilla) en regresar y dijo: 'Sé algo que tú no sabes, y te traigo de los saba una noticia segura. He encontrado que reina sobre ellos una mujer, a quien se ha dado de todo y que posee un trono augusto. He encontrado que ella y su pueblo se postran ante el sol, no ante Dios. El demonio les ha engalanado sus obras y, habiéndoles apartado del Camino, no siguen la buena dirección, de modo que no se prosternan ante Dios, Que pone de manifiesto lo que está escondido en los cielos y en la tierra, y sabe lo que ocultáis y lo que manifestáis. Dios, fuera del Cual no hay otro dios, es el Señor del Trono augusto'. Dijo él (Salomón): 'Vamos a ver si dices verdad o mientes" (C. 27:22-27)
Después de recibir esas noticias de la abubilla, Salomón le dio las siguientes órdenes (al pájaro): "Lleva este escrito mío y échaselo. Luego, mantente aparte y mira qué responden" (C. 27:28)
A continuación de eso el Corán nos relata los acontecimientos desarrollados a partir de que la reina de Saba recibió el escrito.
“Dijo ella: "¡Dignatarios! Me han echado un escrito respetable. Es de Salomón y dice: '¡En el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso! ¡No os mostréis altivos conmigo y venid a mí sumisos!'". Dijo ella: "¡Dignatarios! ¡Aconsejadme en mi asunto! No voy a decidir nada sin que seáis vosotros testigos". Dijeron: "Poseemos fuerza y poseemos gran valor, pero a ti te toca ordenar. ¡Mira, pues, qué ordenas!". Dijo ella: "Los reyes, cuando entran en una ciudad, la arruinan y reducen a la miseria a sus habitantes más poderosos. Así es como hacen. Yo, en cambio, voy a enviarles(a Salomón y sus súbditos) un regalo y ver con que regresan los enviados". Cuando llegó a Salomón, dijo: "¿Queréis colmarme de hacienda? Lo que Dios me ha dado vale más que lo que El os ha dado. No, sino que sois vosotros quienes están contentos con vuestros regalos. ¡Regresa a los tuyos! Hemos de marchar contra ellos con tropas a las que no podrán contener y hemos de expulsarles de su ciudad, abatidos y humillados". Dijo él (Salomón): "¡Dignatarios! ¿Quién de vosotros me traerá su trono antes de que vengan a mí sumisos?". Uno de los genios, un ifrit (entre los genios el más poderoso), dijo: "Yo te lo traeré antes de que hayas tenido tiempo de levantarte de tu asiento. Soy capaz de hacerlo, digno de confianza". El que tenía ciencia de la Escritura dijo: "Yo te lo traeré en un abrir y cerrar de ojos". Cuando lo vio puesto (junto) a sí, dijo: "Este es un favor de mi Señor, para probarme si soy o no agradecido. Quien es agradecido, lo es en realidad, en provecho propio. Y quien es desagradecido… Mi Señor Se basta a Sí mismo, es generoso". Dijo (Salomón): "¡Desfiguradle su trono y veremos si sigue la buena dirección o no!". Cuando ella llegó se dijo: "¿Es así su trono?". Dijo ella: "Parece que sí".
"Hemos recibido la ciencia antes que ella. Nos habíamos sometido (a Dios). Pero lo que ella servía, en lugar de servir a Dios, la ha apartado. Pertenecía a un pueblo infiel". Se le dijo: "¡Entra en el palacio!". Cuando ella lo vio, creyó que era un estanque de agua y se descubrió las piernas. Dijo él: "Es un palacio pavimentado de cristal". Dijo ella: "¡Señor! He sido injusta conmigo misma, pero, como Salomón, me someto a Dios, Señor del universo" . (C. 27:29-44)
El Palacio de Salomón
Según otros detalles que se dan en el Corán, Salomón tenía la tecnología más avanzada de la época. En su palacio tenía conspicuas obras de arte y objetos valiosos, que impresionaban a cualquiera que los viese. El Corán describe el palacio en el último versículo visto, con su entrada hecha de cristal, y los efectos que produjo en la reina de Saba.
El palacio del profeta Salomón es llamado "El Templo de Salomón" en la literatura judía. Hoy día solamente está en pie la "Pared Occidental", a la que los judíos denominan "El Muro de los Lamentos". La razón por la que este palacio y muchas otras construcciones fueron demolidas en Jerusalén en otro momento histórico, se debe a la conducta perjudicial y arrogante de los judíos de entonces. El Corán nos informa de esto como sigue:
"Decretamos en la Escritura respecto a los Hijos de Israel: 'Ciertamente, corromperéis en la tierra dos veces (por lo que dos veces serían castigados) y os conduciréis con gran altivez. Cuando, de las dos amenazas, se cumpla la primera (la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor y la destrucción de su templo, probablemente en 586 AC), suscitaremos contra vosotros a siervos Nuestros, dotados de gran valor y penetrarán en el interior de las casas. Amenaza que se cumplirá'. Más tarde, os permitimos desquitaros de ellos. Os dimos más hacienda e hijos varones e hicimos de vosotros un pueblo numeroso. El bien o mal que hagáis redundará en provecho o en detrimento vuestro. 'Cuando se cumpla la última amenaza, os afligirán y entrarán en el Templo como entraron una vez primera y exterminarán todo aquello de que se apoderen'" (C. 17:4-7)
Todos los pueblos descritos hasta ahora merecieron el castigo debido a su rebelión e ingratitud frente a los favores de Dios. Por eso mismo sufrieron los desastres relatados. Los judíos, después de deambular de un lado a otro durante siglos, sin un país o estado propio, encontraron finalmente un hogar en las tierras santas en época de Salomón. Pero fueron destruidos nuevamente debido a las transgresiones cometidas más allá de todos los límites y debido a su desobediencia y corrupción. Los judíos modernos que se asentaron hace muy poco en la misma región, de nuevo están corrompiendo la tierra y actúan y se conducen "con gran altivez", como lo hicieron antes de la primera advertencia.
CAPITULO NUEVE
LOS COMPAÑEROS DE LA CUEVA
"¿Crees que los de la caverna y de ar-Raqim constituyen una maravilla entre Nuestros signos?" (C. 18:9)
El capítulo 18 del Corán, denominado "Al-Khaf" (La Caverna) nos relata la historia de un grupo de gente joven que se refugió en una cueva para apartarse de un gobernante que negaba a Dios y era injusto y opresor con los creyentes. Los versículos que siguen son los que se ocupan de ese relato.
"¿Crees que los de la caverna y de ar-Raqim constituyen una maravilla entre Nuestros signos?. Cuando los jóvenes, al refugiarse en la caverna, dijeron: '¡Señor! ¡Concédenos una misericordia de Ti y haz que nos
conduzcamos correctamente!'. Y les hicimos dormir en la caverna durante muchos años. Luego, les despertamos para saber cuál de los dos grupos calculaba mejor cuánto tiempo habían permanecido. Nosotros vamos a contarte su relato verdadero. Eran jóvenes que creían en su Señor y a quienes habíamos confirmado en la buena dirección. Fortalecimos su ánimo cuando se levantaron y dijeron: 'Nuestro Señor es el Señor de los cielos y de la tierra. No invocaremos a más Dios que a El. Si no, diríamos una solemne mentira. Este pueblo nuestro a tomado a dioses en vez de tomarle a El. ¿Por qué no presentan alguna autoridad clara en su favor? ¿Hay alguien que sea más impío que quien inventa una mentira contra Dios?. Cuando os hayáis alejado de ellos y de lo que, en lugar de Dios, sirven, ¡refugiaos en la caverna!. Vuestro Señor extenderá sobre vosotros algo de Su misericordia y dispondrá de la mejor manera de vuestra suerte'. Habrías visto que el sol, al salir, se desviaba de su caverna hacia la derecha y, al ponerse, los rebasaba hacia la izquierda, mientras ellos estaban en una oquedad de ella. Ese es uno de los signos de Dios. Aquél a quien Dios dirige está bien dirigido, pero para aquél a quien El extravía no encontrarás protector que lo guíe. Les hubieras creído despiertos cuando, en realidad, dormían. Les dábamos vuelta a derecha e izquierda, mientras su perro estaba en el umbral con las patas delanteras extendidas. Si les hubieras visto, te habrías escapado de ellos, lleno de miedo. Así estaban cuando les despertamos para que se preguntaran unos a otros. Uno de ellos dijo: '¿Cuánto tiempo habéis permanecido?'. Dijeron (los otros): 'Permanecimos un día o menos'. Dijeron: Vuestro Señor sabe bien cuánto tiempo habéis permanecido. Enviad a uno de vosotros con esta vuestra moneda a la ciudad. Que mire quién tiene el alimento más fresco y que os traiga provisión del mismo. Que se conduzca bien y que no atraiga la atención de nadie sobre vosotros, pues, si se enteran de vuestra existencia, os lapidarían u os harían volver a su religión y nunca más seríais felices'. Y así los descubrimos para que supieran que lo que Dios promete es verdad y que no hay duda respecto a la Hora. Cuando discutían entre sí sobre su asunto. Dijeron: '¡Edificad sobre ellos! Su Señor les conoce bien'. Los que prevalecieron en su asunto dijeron: '¡Levantemos sobre ellos un santuario!'. Unos dirán: 'Eran tres, cuatro con su perro'. Otros dirán: 'Eran cinco, seis con su perro', conjeturando sobre lo oculto. Otros dirán: 'Eran siete, ocho con su perro'. Di: 'Mi Señor sabe bien su número, sólo poco les conocen'. No discutas, pues, sobre ellos, sino someramente y no consultes sobre ellos a nadie. Y no digas a propósito de nada: 'Lo haré mañana', a no ser que añadas: 'si Dios quiere'. Y, si te olvidas de hacerlo, recuerda a tu Señor, diciendo: 'Quizá mi Señor me dirija a algo que esté más cerca que eso de lo recto'. Permanecieron en su caverna trescientos años, a los que se añaden nueve. Di: 'Dios sabe bien cuánto tiempo permanecieron. Suyo es lo oculto de los cielos y de la tierra. ¡Qué bien ve y qué bien oye! Fuera de El, los hombres no tienen protector. Y El no asocia a nadie en Su decisión'" (C. 18:9-26)
Según la creencia más extendida, los Compañeros de la Cueva, ensalzados tanto por fuentes cristianas e islámicas, estaban sometidos a la cruel tiranía del emperador romano Decio. Esos jóvenes advirtieron muchas veces a su pueblo que no abandonen la religión de Dios para poder enfrentar las prácticas malvadas de Decio. Pero dada la indiferencia de la gente, el aumento de las vejaciones por parte del gobernante y las amenazas de muerte recibidas, los jóvenes abandonaron sus casas.
Como lo verifican documentos históricos, en aquella época muchos emperadores llevaban a cabo, en amplia escala, políticas de terror, injusticia y sojuzgamiento sobre los cristianos de la primera hora que permanecieron firmes en sus creencias.
En una carta escrita al emperador Trajano (98-117 C.) por el gobernador romano Pilinius (69-113 C.), quien estaba en la Anatolia noroccidental, se refirió a "los compañeros del Mesías (los cristianos) que fueron castigados debido a que se resistían a adorar la estatua del Emperador". Esa carta es uno de los documentos más importantes en lo que hace al relato de la opresión que cayó sobre los primeros cristianos. En esas circunstancias es que se pidió a los jóvenes mencionados que se sometan a un sistema no religioso y que adoren a un emperador como si se tratase de un dios distinto de Dios. Los jóvenes no aceptaron esa propuesta y dijeron: "Nuestro Señor es el Señor de los cielos y de la tierra. No invocaremos a más dios que a El. Si no, diríamos una
solemne mentira. Este pueblo nuestro ha tomado dioses en lugar de tomarle a El. ¿Por qué no presentan alguna autoridad clara en su favor? ¿Hay alguien más impío que quien inventa una mentira contra Dios?" (C. 18:14-15)
En cuanto a la región donde vivieron los Compañeros de la Cueva, hay distintas opiniones. Los lugares más razonables son Efeso y Tarso.
Casi todas las fuentes cristianas exhiben a Efeso como la zona donde está la Cueva que sirvió de refugio a los jóvenes. Algunos investigadores musulmanes y comentaristas coránicos concuerdan en esto con los cristianos. Algunos otros dieron los pormenores de porqué no podía ser Efeso el lugar donde estaba la Cueva, e intentaron demostrar que se ubicaba en Tarso. Aquí nos ocuparemos de ambas posibilidades. En lo que concuerdan todos --musulmanes y cristianos-- es en que el suceso tuvo lugar en la época del emperador romano Decio, alrededor del 250 C.
Decio --junto con Nerón-- es considerado el emperador romano que más maltrató y torturó a los cristianos. Durante su corto reinado dictó una ley que obligaba a todos sus súbditos a ofrecer sacrificio a los dioses romanos, hecho que debía ser certificado por escrito oficialmente para ser exhibido cuando fuera requerido. Quienes no obedecían esa orden eran ejecutados. Según las fuentes cristianas escritas, la gran mayoría de los seguidores de Jesús rechazaron ese acto idólatra y huían "de una ciudad a otra" o se ocultaban en lugares secretos. Lo más probable es que los Compañeros de la Cueva fueran un grupo de esos primeros cristianos.
Es necesario puntualizar aquí que ese evento narrado como una historia por algunos musulmanes y cristianos, se convirtió en una leyenda a raíz del agregado de muchas falsedades y herejías. Pero, efectivamente, se trata de una realidad histórica.
¿Está en Efeso la Cueva de los Compañeros?
En distintas fuentes se indican distintos lugares como el de la posible ubicación de la cueva que sirvió de albergue y refugio a los jóvenes. Las principales razones que hacen a esa diferencia de opiniones son dos: a) el deseo de las personas de que esos jóvenes tan valientes y sinceros hayan vivido en la misma zona o ciudades que ellas residían; y b) la gran similitud de las cuevas de la región. Por ejemplo, en casi todos esos lugares hay un sitio de adoración construido sobre las cuevas.
Como es bien conocido, Efeso fue aceptado como un lugar santo por los cristianos porque allí se encuentra una morada que parece ha pertenecido a la Virgen María, la cual fue transformada más tarde en una iglesia. Por lo tanto es altamente probable que los Compañeros de la Cueva hayan residido en uno de esos lugares santos. Además, algunas fuentes cristianas aseguran que ese fue el lugar.
El antecedente más antiguo en la materia es el que brinda el sacerdote sirio James de Saruc (nacido en 452 C.). El renombrado historiador Gibbon tomó muchas citas del estudio de James en su libro "Declinación y Caída del Imperio Romano". Según este libro, el nombre del emperador que torturó a los siete jóvenes creyentes cristianos, obligándoles a ocultarse en la Cueva, fue Decio, quien gobernó el Imperio Romano entre 249-251 C., período ampliamente conocido por el sojuzgamiento y represión que impuso a los seguidores de 'Isa (Jesús). De acuerdo a comentaristas musulmanes, la región donde tuvo lugar el acontecimiento fue "Aphesus" o "Aphesos". Para Gibbon el nombre de dicho lugar era Ephesus. Situado en la costa occidental de Anatolia, se trata de uno de los puertos y ciudades más grande del Imperio Romano. Esas ruinas se conocen hoy día como "La Antigua Ciudad de Efeso".
El nombre del emperador que reinaba en el período en que los Compañeros de la Cueva despertaron de su largo sueño es Tezusius, según los investigadores musulmanes, mientras que para Gibbon se trata de Teodosio II. Este emperador gobernó entre 408 y 450 C. después que el Imperio Romano se había convertido al cristianismo.
En algunos comentarios se dice que la entrada de la cueva miraba hacia el norte, por lo que la luz del sol no podía penetrar allí. De ese modo, quien hubiese pasado por allí no hubiera podido ver nada en su interior, como lo refiere el Corán.
"Habrías visto que el sol, al salir, se desviaba de su caverna hacia la derecha y, al ponerse, los rebasaba hacia la izquierda, mientras ellos estaban en una oquedad de ella. Ese es uno de los signos de Dios. Aquél a quien Dios dirige está bien dirigido, pero para aquél a quien El extravía no encontrarás amigo que lo guíe". (C. 18:17)
El arqueólogo Dr. Musa Baran, en su libro "Efeso", señala a dicha ciudad como el lugar donde vivió este grupo de jóvenes creyentes, y agrega: "En el año 250 C. siete jóvenes que vivían en Efeso escogieron el cristianismo y rechazaron la idolatría. Buscando donde escapar, encontraron una cueva en la falda oriental de la montaña Pion. Los soldados romanos vieron (la cueva) y levantaron una pared en la entrada"(45)
Hoy día se reconoce que sobre esas antiguas ruinas y tumbas se hicieron muchas construcciones religiosas. Las excavaciones realizadas por el Instituto Arqueológico Austríaco en 1926, revelaron que los vestigios encontrados en la falda oriental de la montaña Pion pertenecían a una edificación construida en defensa de los Compañeros de la Cueva a mediados del siglo VII C. (durante el gobierno de Teodosio II)(46)
¿Está en Tarso la Cueva de los Compañeros?
El segundo lugar presentado como la ubicación en donde vivieron los Compañeros de la Cueva es Tarso. En verdad, hay allí una cueva muy similar a la descrita en el Corán y está situada en una montaña conocida como Encilus o Bencilus, al noroeste de Tarso.
Muchos eruditos musulmanes creen que Tarso es el sitio donde se encuentra la cueva en cuestión. At-Tabari, uno de los más importantes analistas del Corán, determinó que la montaña donde se ubica la cueva es "Bencilus", cosa que expresa en su libro "Tarikh al-Umam", agregando que está en Tarso(47)
Otro conocido comentarista del Corán, Muhammed Emin, dijo que el nombre de la montaña era "Pencilus" --pronunciada muchas veces como "Encilus"-- y que la diferencia en la pronunciación se debe a la distinta modulación de la letra "B" o a la pérdida de una letra de la palabra original, lo cual se denomina "desgaste histórico de la palabra"(48)
Fakhruddin ar-Razi, otro conocido erudito del Corán, explica que "aunque este lugar es llamado Efeso, lo que se quiere decir es Tarso, porque Efeso es otro nombre de Tarso"(49)
Además, en los comentarios de Qadi al-Baidawi y an-Nasafi, en los de al-Jalalayn y en "At-Tibyan", en las explicaciones de Elmali y O. Nasuhi Bilmen, y en las de muchos otros estudiosos, dicho lugar se especificas como "Tarso". Todos los intelectuales mencionados explican la sentencia del versículo 18:17 (el sol, al salir, se desviaba de su caverna hacia la derecha y, al ponerse, los rebasaba hacia la izquierda) diciendo que la boca de la cueva en la montaña mira hacia el norte(50)
La residencia de los Compañeros de la Cueva también fue tema de interés en la época del Imperio Otomano, y se hicieron algunas investigaciones en la materia. Existen correspondencia e intercambio de informaciones en tal sentido en los Archivos Otomanos del Primer Ministro. Por ejemplo, en una carta enviada al Ministerio de
Hacienda del estado Otomano por parte de la administración local de Tarso, hay un pedido formal, y un mensaje adjunto apoyando el pedido, para que se pague un salario a quienes se ocupan de la limpieza y mantenimiento de la cueva de los Ashab-i Kahf (Compañeros de la Cueva). La respuesta a esa carta decía que con el objeto de que se paguen salarios con dinero del Tesoro del Estado a los trabajadores, era necesario determinar si en realidad dicho sitio era el lugar donde habían residido los Compañeros de la Cueva. La investigación hecha con ese fin fue muy provechosa para la determinación real del lugar donde se encontraba la Cueva.
En un informe preparado después de una investigación hecha por el Consejo Nacional, se dice: "A dos horas de Tarso, una provincia de Adana, hacia el norte, hay una cueva en una montaña. Y la abertura de esa cueva mira hacia el norte, como se dice en el Corán"(51)
Los debates en cuanto a quiénes fueron los Compañeros de la Cueva, dónde y cuándo vivieron, siempre condujo a las autoridades a investigaciones y a que se hagan muchos comentarios sobre el tema. No obstante, ninguna explicación puede ser considerada cierta, por lo que, interrogantes como: en qué período vivieron esos jóvenes creyentes y dónde estaba la cueva a la que aludimos, siguen sin respuestas seguras.
CONCLUSION
"¿No han ido por la tierra y mirado cómo terminaron sus antecesores? Eran más poderosos, araban la tierra y la poblaban más que ellos. Sus enviados vinieron a ellos con las pruebas claras. No fue Dios quien fue injusto con ellos, sino que ellos lo fueron consigo mismos" (C. 30:9)
Todos los pueblos que hemos analizado hasta ahora tenían algunas características en común: ofendieron a Dios, adjudicaron iguales a Dios, se comportaron con arrogancia, unos devoraron injustamente la propiedad de otros, se inclinaban hacia la perversión sexual y la insolencia. Otro rasgo en común era el carácter opresor y la iniquidad hacia los musulmanes (hacia los respetuosos de Dios) en su vecindad.
El propósito de las advertencias que aparecen en el Corán no tiene el objetivo de dar lecciones sobre historia. El Corán dice que las historias sobre los profetas se relatan solamente a modo de "ejemplos".
Esos pueblos que fueron destruidos y se mencionan en el Corán deberían servir como ejemplo para que quienes vengan después se conduzcan por el sendero recto.
"¿Es que no les dice nada que hayamos hecho perecer a tantas generaciones precedentes, cuyas viviendas huellan ellos (las caravanas comerciales de la Meca) ahora? Ciertamente, hay en ello signos para los dotados de entendimiento" (C. 20:128)
Si consideramos como "ejemplos" a todas esas generaciones desaparecidas, en base a ello podemos observar algunos sectores de nuestra sociedad y ver que para nada son mejores, en términos de degeneración y transgresión.
Por ejemplo, la mayoría de las sociedades actuales poseen un alto nivel de población sodomita y homosexual, lo cual nos hace recordar al pueblo de Lot. Los invertidos que participan de fiestas sexuales con "gente importante de la sociedad", despliegan todo tipo de corrupción, eclipsando a sus equivalentes de Sodoma y Gomorra. Aún más, en las grandes ciudades del mundo están esos que van "más allá" de sus similares de Pompeya.
Todas las sociedades que hemos examinado han sido castigadas por medio de desastres naturales, como lo son terremotos, tempestades, diluvios, etc. Por lo tanto, las sociedades que se extravían y se atreven a cometer los mismos agravios de pueblos que existieron antes, pueden ser castigadas de la misma manera.
No se debe olvidar que Dios puede sancionar a cualquier persona o pueblo que El desee, y en el momento que El elija. O también, puede llevar a quien El quiera por una vida rutinaria, corriente, en este mundo y castigarle en el Más Allá. Dice el Corán: "Sorprendimos a cada uno por su pecado. Contra unos enviamos una tempestad de arena. A otros les sorprendió el Grito. A otros hicimos que la tierra se los tragara. O otros les anegamos. No fue Dios quien fue injusto con ellos, sino que ellos lo fueron consigo mismos." (C. 29:40)
El Corán también nos cuenta acerca de un creyente que era de la familia de faraón y vivió durante el período de Moisés, pero ocultó su creencia.
"El que creía dijo: '¡Pueblo! Temo por vosotros un día como el de los coalicionistas, como ocurrió al pueblo de Noé, a los aditas, a los tamudeos y a los que vinieron después de ellos. Dios no quiere la injusticia para Sus siervos. ¡Pueblo! Temo que viváis el día de la Llamada Mutua, día en que volveréis la espalda y no tendréis a nadie que os proteja de Dios. Aquél a quien Dios extravía no tendrá quien lo dirija" (C. 40:30-33)
Todos los profetas advirtieron a sus pueblos señalándoles el Día del Juicio, e intentaron que se preocupen por la sanción de Dios (a los pecadores). Así actuó ese creyente que ocultaba su fe. Los profetas se pasaron la vida explicando esto a sus pueblos una y otra vez. No obstante, la mayoría de las personas a las que fueron enviadas los acusaban de mentirosos, de buscar beneficios materiales o de intentar imponerse sobre ellos como autoridades mundanales. Por lo tanto, la mayoría de esos pueblos siguieron con sus sistemas de vida desviados, sin tomar en cuenta lo que decían los profetas o sin cuestionarse sus propias acciones. Algunas de esas personas incluso fueron más lejos e intentaron matar o extraviar a los creyentes.
Por otra parte, aunque casi siempre fue muy reducida la cantidad de creyentes que seguían y obedecían a los profetas, unos y otros eran salvados cuando Dios castigaba a las comunidades rebeldes.
A pesar de los miles de años que han pasado y de las profundas modificaciones habidas en los distintos lugares, en las costumbres, en las tecnologías y en las civilizaciones, nos encontramos con que fueron reducidos los cambios en las estructuras sociales y en los sistemas de los incrédulos.
Como remarcamos antes, cierta parte de la sociedad en la que vivimos tiene todas las características de corrupción de los pueblos descritos en el Corán. Al igual que en el caso del pueblo de Tamud, pero en otra dimensión, hoy día también existe una gran cantidad de personas espurias o estafadoras. (También) existe una "comunidad homosexual" que es defendida en cualquier oportunidad que se presente y cuyos miembros no van a la zaga del pueblo de Lot, en donde la corrupción sexual había llegado al extremo. Gran parte de la sociedad esta constituida por gente ingrata y rebelde como la de Saba, desagradecida a pesar de la riqueza otorgada, como la del pueblo de Iram, desobediente y ultrajante como la del pueblo de Noé, desatenta o indiferente respecto a la justicia social como la del pueblo de 'Ad.
Todos esos son signos muy significativos…
Deberíamos tener siempre presente que las diferencias entre unas y otras sociedades en lo que hace al nivel de avance tecnológico o a sus posibilidades potenciales, no son importantes para nada. Nadie puede salvarse de la sanción que determina Dios. El Corán nos recuerda esta realidad: "¿No han ido por la tierra y mirado cómo terminaron sus antecesores? Eran más poderosos, araban la tierra y la poblaban más que ellos. Sus enviados
vinieron a ellos con las pruebas claras. No fue Dios quien fue injusto con ellos, sino que ellos lo fueron consigo mismos" (C. 30:9)
NOTAS
Max Mallowan, Nuh's Flood Reconsidered, Iraq: XXVI-2, 1964, p. 66.
Ibid.
Muazzez Ilmiye Cig, Kuran, Incil ve Tevrat'in Sümer'deki Kökleri (Las Raíces del Corán, del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento en Sumeria), 2.b., Istanbul: Kaynak, 1966.
Werner Keller, Und die Bibel hat doch recht (La Biblia Como Historia; Una Confirmación del Libro de los Libros), New York: William Morrow, 1964, pp. 25-29.
Max Mallowan, Nuh's Flood Reconsidered, Iraq: XXVI-2, 1964, p. 70.
Werner Keller, Und die Bibel hat doch recht, New York, W. Morrow, 1964, pp. 23-32.
"Kish", Britannica Micropaedia, Volumen 10, p. 893.
"Shuruppak", Britannica Micropaedia, Volumen 10, p. 772.
Max Mallowan, Early Dynastic Period in Mesopotamia, Cambridge Ancient History 1-2, Cambvridge: 1971, p. 238.
Joseph Campbel, Eastern Mythology, p. 129.
Bilim ve Ütopya, July 1996, 176. Footnote p. 19.
I Si en el Antiguo Testamento alguien lee los siguientes textos: Génesis 7:4, Génesis 7:12 y Génesis 8:3, tanto de la Biblia Católica como de la Biblia Evangelista (Reina-Valera, edición revisada 1960), puede decir que no encuentra ninguna contradicción como la que señala Harun Yahya cuando indica que en Génesis se dice, por un lado, que la elevación de las aguas duró cuarenta días, mientras que en otra parte se indica que la cantidad de días de la inundación fue de ciento cincuenta días. Pero, desgraciadamente, la contradicción existe y se debe a algo señalado aquí: la manipulación del texto del Antiguo Testamento por parte de los hombres.
Efectivamente, si nos fijamos en lo que dice el "Diccionario Ilustrado de la Biblia", (Editorial Caribe, 1977, Miami, EEUU) el cual se basa en la Biblia de Reina-Valera mencionada, encontramos lo siguiente: "Al cabo de ciento cincuenta días la lluvia cesó (Génesis 8:2)" (pag. 168). Pero si leemos la Biblia de Reina-Valera, no en Génesis 8:2, pues allí dice otra cosa, sino en Génesis 8:3, encontramos: "Y las aguas decrecían gradualmente sobre la tierra; y se retiraron las aguas al cabo de ciento cincuenta días". Lo que dice el "Diccionario Ilustrado de la Biblia" es precisamente lo que señala Harun Yahya, y por lo tanto contradictorio con Génesis 7:4 y 7:12. Además, como vimos, no dicen lo mismo respecto a Génesis 8:2 (u 8:3), la Biblia y el Diccionario referido.
Como es lógico suponer, los autores de ese Diccionario también se han dado cuenta de la contradicción y entonces tratan de explicarla, aunque lo que expresen suene rebuscado o no creíble: "La aparente discrepancia en los datos cronológicos del diluvio desaparecen si entendemos que el final del capítulo 7 del Génesis resume los
resultados de los 40 días de lluvias mencionando los 150 días, y el capítulo 8 empieza inmediatamente después de los 40 días, mencionando de nuevo los 150 días. Así, el año (mes de 30 días) y 10 días se divide como sigue:
Llueve por 40 días (7:21).
Aguas crecen y prevalecen (7:24) 110 días. [El texto de la Biblia dice, en cambio, "150 días…….." (pag. 168), es decir, no habla de 40 días por un lado y 110 días por otro]. (Nota del traductor al castellano).
I I Dice el "Diccionario Ilustrado de la Biblia": "Diferentes opiniones se contraponen en cuanto al alcance del diluvio y muchos factores científicos hacen difícil pensar en un diluvio universal….. Además, el lenguaje bíblico bien puede interpretarse en sentido relativo indicando un diluvio local o limitado." (pag. 168).
Sin lugar a dudas, aclaraciones como éstas no hacen más que aumentar el descreimiento en unos y las incoherencias en otros. (Nota del traductor al castellano)
Everett C. Blake, Anna G. Edmonds, Biblical Sites in Turkey, Istanbul: Redhouse Press, 1977, p. 13.
Werner Keller, Und die Bibel hat doch recht, New York, W. Morrow, 1964, p. 75-76.
"Le Monde de la Bible", Archeologie et Histoire, July-August 1993.
Werner Keller, Und die Bibel hat doch recht, New York, W. Morrow, 1964, p. 76.
Ibid, pp. 73-74.
Ibid, pp. 75-76.
G. Ernest Wright, "Bringing Old Testament Times to Life", National Geographic, Vol. 112, December 1957, p. 833.
Thomas H. Maugh II, "Ubar, Fabled Lost City, Found by LA Team", The Los Angeles Times, 5 Febraury 1992.
Kamal Salibi, A History of Arabia, Caravan Books, 1980.
Bertram Thomas, Arabia Felix: Across the "Empty Quarter" of Arabia, New York: Schrieber's Sons 1932, p. 161.
Charlene Crabb, "Frankincense", Discover, January 1993.
Nigel Groom, Frankincense and Myrrh, Longman, 1981, p. 81.
Ibid., p.72.
Joachim Chwazcza, Yemen, 4PA Press, 1992.
Ibid.
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