¿QUIÉN FUE EL PEOR ENEMIGO DEL PROFETA (PBD)?

                  Los parientes pueden ser los más lejanos

 

Dice el Sagrado Corán en el sura 111: “En el nombre de Dios, el compasivo el misericordioso. ¡Que se corten las manos de Abu Lahab!, ¡y muerte a él! De nada le valdrá su hacienda ni tanto lucro, entrará en el fuego llameante, lo mismo que su mujer, la portadora de leña que llevará a su cuello una soga de esparto”.

El Islam es la religión que más valora y protege a los parientes, tanto que dice: “Quien corta los lazos familiares, Dios Altísimo le acortará su vida”, pero el Islam es la religión de la lógica y la Justicia Divina. Creemos del mal de los genios y los seres humanos, creemos que nadie murió para limpiarnos nuestros pecados, creemos que cuando los parientes no comprenden son como si fueran los más lejanos, “la cuña del mismo palo de la que acuña”.

Es una realidad del Sagrado Corán, cuando expone que el parentesco si no va acompañado por un vínculo ideológico, no posee el mínimo valor. Cuando un hombre de Dios le toca enfrentarse a los descarriados opresores, estos no guardaban ningún tipo de consideración, aunque los oponentes fueran sus parientes más cercanos.

El sura el esparto (planta gramínea con hojas radicales, arrolladas sobre sí, duras y emplean para hacer sogas, esteras…) habla de Abu Lahab el tío del Profeta (PBD), pese a ello, nuestro mensajero (PBD) se convirtió en el blanco de los más intensos reproches y escarnios, por no compartir su misma línea ideológica y práctica; por el contrario, existían individuos que no solo no eran sus parientes sino que ni siquiera pertenecían a su misma raza, ni tampoco hablaban su mismo idioma, esas personas fueron consideradas de su propia familia.

Dijo el Enviado de Dios (PBD): “Salman es nuestro, de los de Ahlul Bait (refiriéndose a un musulmán proveniente de una nación tan lejana como Persia” y lo mismo dijo de Bilal – etíope, que le dio la gran tarea de decir el llamado a la oración.

Este sura generaliza a toda familia que no siguen nuestra ideología y nos consideran su enemigos, no podemos confiarnos y darle la espalda, porque téngalo por seguro que sin pensarlo nos atraviesan un puñal y sin temor de arrepentirse.

¡Hermanos y hermanas! nuestros familiares pueden llegar a ser los más encarnizados enemigos del Islam, y se vuelven más peligrosos cuando se unen con su pareja – esposos y esposas.

El verdadero nombre de Abu Lahab era Abdul Uzza (El siervo del ídolo Uzza), y se le apodaba Abu Lahab, que significa “Padre de la llamarada”. Él y su esposa – hermana de Abu Sufian, eran de los acérrimos enemigos del Islam y quienes ocupaban la mayor parte del tiempo, en escarnecer y difamar al Enviado de Dios (PBD).

Los familiares son los que se sienten con más poder para herir y maltratar. Relató Tariq Muharibi: “Me encontraba en el mercado de Dhil Mayas (sitio cercano a Arafat, poco distante de la Meca) oí a un hombre clamar: “¡Gentes! Atestiguad que no hay divinidad sino Dios y así saldréis victoriosos y venturosos”. Detrás de él caminaba un hombre que le arrojaba piedras y lo hería. Este gritaba: “¡Gentes! Este no es más que un farsante, no le escuchéis”. Interrogué sobre el primer hombre y me respondieron que era un tal Muhammad, que se atribuía la profecía. En cuanto al otro, que era su tío Abu Lahab”.

Narró Rabiat Ibn Ibad: “Me encontraba junto a mi padre, y vi al Enviado de Dios (PBD) dirigirse a diversas tribus árabes, las convocaba una a una y les decía: “Fui enviado por Dios a vosotros, no adoréis más que a un solo Dios, no le atribuyáis coparticipes…, cada vez que el terminaba de hablar, un hombre bizco iba detrás suyo y clamaba: “¡Oh tribu! Él solo desea que vosotros abandonéis a Lat y a Uzza  y a vuestros aliados de entre los genios, para que sigáis su extravió, no lo escuchéis, no sigáis sus pasos”. Cuando pregunté de quien se trataba, me respondieron: “Es su tío Abu Lahab”.

También sabemos que cada vez que un grupo árabe no mecano entraba en la ciudad de la Meca, a fin de investigar sobre el nuevo Profeta (PBD), visitaban a Abu Lahab, dado el parentesco que lo unía a Muhammad y dada también su edad avanzada, y él decía: “Muhammad es un hechicero, sin cerciorarse de estas palabras y sin visitar al Profeta (PBD), regresaban a sus respectivas ciudades. Cierta vez, un grupo de viajeros aseguró: “No regresaremos sin entrevistarnos previamente con Muhammad”, sin embargo Abu Lahab dijo: “Incesantemente hemos tratado su locura. ¡Muerte a él!”.

De todo esto deducimos que, en la mayoría de las ocasiones, Abu Lahab perseguía al Profeta (PBD) cual si fuera su sombra; que no se cansaba de perturbarlo y que casi siempre trataba de hacerlo, utilizando términos ofensivos y chocantes, fue quizás por eso, considerado el peor de sus enemigos, además, fue su único pariente que no firmó el pacto de apoyo al Profeta (PBD) por parte de Bani Hashim, en cambio, sí participó en los pactos que urdía a quien se le oponía. Por eso podemos descubrir porque el Corán cita el nombre de Abu Lahab.

“De nada le valdrá su hacienda ni tampoco su lucro”, él era muy rico y arrogante y se respaldaba en su poderío cuando realizaba actividades anti-Islámicas.

“Entrará en el fuego llameante”, si su nombre era Abu Lahab, sepan que el fuego que lo castigará también sería “Lahab” y sus llamaradas serían grandiosas, sepan todos, que la riqueza y la posición social, no sólo no podrán salvar a Abu Lahab, sino que tampoco a ningún malhechor o incrédulo. Dice el Sagrado Corán: “Día en que no valdrán hacienda ni hijos, salvo quien comparezca ante Dios con un corazón puro”. (Corán 26: 88, 89)

Otro ejemplo de las maravillas del Sagrado Corán fue que predijo que Abu Lahab y su esposa serían presa del fuego infernal, vale decir que jamás creerían. Y su predicción se cumplió, pues la mayor parte de los inicuos de la Meca, creyeron sinceramente, aunque en realidad una parte, lo hizo sólo por estar a salvo. No obstante, ellos dos se contaron en el grupo que no creyeron, ni siquiera aparentemente. Así como está, el Sagrado Corán cuenta con otras extraordinarias predicciones.

¿Esto es milagro o compulsión que lo obliga a ser incrédulo? Muchos creían que con la predicción del Sagrado Corán, ya no habría la posibilidad de que Abu Lahab y su esposa creyeran, de lo contrario, la misma se convertiría en falsa.

Sabemos que desde siempre, Dios fue conocedor de todas las cosas, conocía el pecado de los pecadores y la obediencia de los obedientes. Entonces si sucediera lo contrario, si se invirtiera la situación y el pecador obedeciera y el obediente pecara, el conocimiento de Dios, quedaría bajo tela de juicio.

¡Hermanos y hermanas! muchos sabios y filósofos Islámicos, han dado la respuesta: “Dios es conocedor de lo que es capaz de hacer cada persona, con el libre albedrio una afirmación, es porque sabía que Abu Lahab y su esposa jamás creerían. Su incredulidad no se debía a la compulsión, sino a la voluntad. El libre albedrio es una parte de la sabiduría de Dios. ¿Qué va a hacer el hombre y la mujer? Antes de caer una hoja de un árbol a la tierra Él ya lo sabe. Dios es omnipotente, sabe de qué modo procederán sus siervos. Por supuesto ese conocimiento y esa notificación del futuro, constituye un énfasis al tema del libre albedrio y no un argumento de compulsión. (Tal como un maestro que conoce a sus alumnos y puede predecir cuales de sus alumnos aprobarán el examen y cuáles no, y este conocimiento que posee no puede alterar el libre albedrio de los alumnos).

Dice el Sagrado Corán que en muchos casos el hombre bueno es para la mujer buena y el hombre malo para la mujer mala.

Continua el sura 111 de la aleya 4 diciendo: “Lo mismo que su mujer, la portadora de leña, esto afirma que Ummu Yamil, también entraría al fuego infernal”, en la aleya 5 dice; “Que llevará en su cuello una soga de esparto, no cabe dudad que la esposa de Abu Lahab, participaba activamente en todos los complots anti-Islámicos que su esposo llevaba a cabo, la esposa de Abu Lahab solía recoger cardos y arrojarlos en el camino por donde pasaría el Profeta (PBD), a fin de lastimar sus benditos pies, la palabra “Masad” significa una piedra hecha de palma, se sostiene que es una soga áspera, como la palma que habrá en el infierno y que tendrá el calor del fuego y el peso del hierro.

 

¿Cómo murió el peor enemigo del Profeta del Islam?

Según narraciones, después de la batalla de Badr y la rotunda derrota que sufriría Quraish, Abu Lahab le preguntó a Abu Sufian acerca de los detalles de la misma, ya que él no había participado en la expedición Abu Sufian se lo relató y luego agregó: “Te juro que había entre el cielo y la tierra, jinetes que secundaban a Muhammad”. En aquel momento Abu Rafe, sirviente de Abbas, testimonió: “Estaba sentado allí cerca, entonces elevé mis manos y grité ¡Erán los ángeles del cielo! Abu Lahab se irritó y me abofeteó, me tomó y me arrojó al suelo. Sé quemaba por dentro y exteriorizaba su cólera, hiriéndome, Ummul Fadl, esposa de Abbas, que se encontraba en el lugar, tomó una vara y le pegó fuertemente en la cabeza”, le dijo: “¿Encontraste  a este hombre débil a solas?”, la mujer, logró producir una herida profunda y brotaron de su cuerpo unas purulencias, como una peste luego de siete días, una infección lo llevó a la muerte. Quedó en tal estado, que nadie se atrevía a acercársele, todos temían contagiarse y contraer la misma peste que lo había azotado, su cuerpo, fue trasladado a las afueras de la Meca y desde lejos le arrojaron agua y después piedras hasta que quedó sepultado. (Bijar-al-Anwar, T 19, P 227)

En el día de la profecía del gran Profeta del Islam (PBD)  (mab’az) 28 de Rayab, es digno que alcemos nuestras manos y hagamos esta hermosa suplica:

¡Oh Dios nuestro! ¡Purifica nuestros corazones de toda impertinencia y rebeldía!

¡Oh nuestro Creador! Ciertamente tememos el destino que nos aguarda.

¡Otórganos pues la salvación y el sosiego y concédenos un final feliz!

¡Oh Señor nuestro! Tenemos la certidumbre de que en aquel gran juicio, no nos beneficiará ni los bienes ni la riqueza, ni los lazos de parentesco, solo Tú favor podrá rescatarnos.

¡Cuéntanos entonces entre tus favorecidos!

¡Así sea, Oh Señor de los Mundos!

Sermón del viernes por motivo de la fiesta de la Profecía (P) (mab´az)

SHEIJ MUNIR VALENCIA