La
libertad solamente se protege mediante la libertad
La prensa, ¡oh hermanos! es un lugar desde el que
adorar a Dios y desde el que servir a los seres humanos y cuando
la prensa no responde a esa obligación
pasa a ser un territorio de Satanás.
La prensa es uno de los más
importantes y precisos campos de batalla, ya que ella forma la
opinión
pública
y colabora en la creación
de cultura. Es alimento para las almas y crea nuevos niveles
para la evolución
del espíritu.
Refina las emociones de las masas y las orienta hacia el bien y
lo correcto.
La prensa, mediante sus esfuerzos por monitorizar y
orientar a la sociedad, sus orientaciones al estado, al gobierno
y a las instituciones, y su contribución
a la planificación
de la economía
y la política,
contribuye poderosamente a la organización
de la sociedad humana. Ella es una servidora tanto de la
sociedad como del individuo y como tal, es uno de los
fundamentos de la nobleza humana.
No deseo alabar a la cultura ante la gente de la
cultura, ni en su propio territorio, ni frente a la sociedad de
los lectores, pero quiero poner la atención
en un punto de este discurso, recordando a mí
mismo y a mis hermanos la posición
especial de la prensa.
Un
periodista tiene la capacidad de crear una sociedad sana, pues,
cuando
él
publica un artículo,
o escribe una nota, o publica una imagen, o destaca un titular,
o comenta un acontecimiento, pretende con ello orientar, tanto
al individuo como a la sociedad en su conjunto.
Un
periodista puede ser un padre que aconseja, un amigo sincero y
un sabio guía
o puede ser un traidor o un corruptor, un deformador de las
palabras pronunciadas por otros.
¡Oh
hermanos! El periodismo es uno de los más
importantes frentes del combate sagrado y uno de los más
importantes instrumentos en la formación
del ciudadano. Esta importante posición
que ocupa el periodista implica para
él
obligaciones con la sociedad y le otorga derechos sobre ella. Su
obligación
con la comunidad es, por un lado, orientarla con sinceridad,
iluminarla y aconsejarla. Por otro lado, su derecho sobre la
sociedad es que ella le otorgue libertad, le cuide y le proteja
de todo aquello que pueda ser causa de su corrupción
y desviación.
¡Oh
hermanos! La libertad es el mejor instrumento para potenciar
todas las capacidades del ser humano y el individuo no puede
servir a la sociedad si en ella no prevalece la libertad, ni
tampoco puede transmitir todas sus capacidades, ni desarrollar
todo su talento y cualidades si carece de libertad suficiente.
Por
tanto, la libertad es el mejor instrumento para que florezcan
las cualidades de un individuo en el servicio a la comunidad y
la libertad es también
el reconocimiento y la proclamación
de la nobleza del ser humano y la mejor presunción
sobre él,
mientras que la ausencia de libertad es una ofensa a la idea del
ser humano y una limitación
a su noble posición.
Por
ello, nadie es capaz de limitar la libertad individual excepto
quien descree de la naturaleza innata del ser humano, la
naturaleza en la que Dios ha creado al ser humano, esa
naturaleza que es el “profeta interior” de todo ser humano.
La
libertad es un derecho que la sociedad en la que vive otorga al
periodista. Es un servicio que ella le presta para que
él actúe
y un servicio para la sociedad misma, porque ella le permite
acceder a todo el conocimiento. Por ello, la
única
manera de proteger la libertad es mediante la libertad misma. Y,
al contrario de lo que se dice, es ilimitada e infinita. Lo
cierto es que la verdadera libertad es la libertad total. Esa es
la que procede de Dios. Es ilimitada.
Pero la
libertad verdadera es la libertad que procede de causas que
presionan desde el exterior y causas que presionan desde el
interior. Así,
en palabras de Imam Ali, la paz sea con
él:
“Quien
abandona sus pasiones se torna libre.”
Y si
quisiéramos
definir la libertad diremos que ella es la liberación
de los otros y de uno mismo. Y si quisiéramos
explicar la libertad desde ese punto de vista, veríamos
que no existen limitaciones a la misma, porque una libertad que
entra en colisión
con la libertad de los demás
es adoración
del ego y esclava de las pasiones.
La
libertad es un esfuerzo sagrado. La expresión
menor de ese esfuerzo, a la que se refería
el noble Profeta, es el combate contra los agresores y el
esfuerzo mayor es el combate contra el ego y la liberación
de las pasiones, para que la opinión
del periodista sea consejo, verdad y pureza. Y el derecho del
periodista sobre la sociedad es que crea en su libertad y que
le otorgue seguridad para que no caiga ante las diversas y
numerosas tentaciones y presiones… y ese derecho es también
un servicio a la comunidad.
Por
ello, es por medio de la libertad como mejor se sirve a la
sociedad misma, se protegen sus obligaciones y se enriquece de
las energías
del esfuerzo sagrado… Por tanto, la libertad es el camino ideal
para hacer surgir el potencial humano y para realizar este
derecho.
¡Oh
hermanos! Un periodista no calumnia, no sucumbe ante las
presiones ni ante la pobreza. Un periodista no mata. El
asesinato es el peor de los métodos,
el mayor fracaso y la mayor cobardía
al servicio de una meta, sea cual sea esa meta.
El
Mensajero de Dios, solía
decir: “La
fe es lo que pone límites
al asesinato.”
Y también
decía:
“El
musulmán
no obra con perfidia por muy importante que sea lo que pudiera
conseguir a cambio.”
Imam Musa Sadr, 31/5/1966 |