El Islam y la nobleza del ser humano
 
En el prólogo de nuestras charlas sobre la nobleza del ser humano desde la perspectiva islámica hemos de decir que este es un asunto revestido de una gran importancia desde el punto de vista del Islam y de la percepción que el Islam posee del ser humano.
Expondremos brevemente los resultados de este concepto y los importantes efectos que tiene la investigación en el mensaje profético al respecto.
El primer paso en la senda de la educación del ser humano y de la elevación de su nivel en todos los ámbitos de su construcción personal es hacerle consciente de su noble condición e interesarle en todos los aspectos que tienen que ver con sí mismo. Pues, en caso contrario, no dará valor a su persona y no dedicará esfuerzo alguno a mejorar su situación, sin prestarle importancia a su situación presente, futura e incluso pasada.
En ese caso careceríamos de la posibilidad de persuadirle al esfuerzo y a la acción y de la posibilidad de influirle para que mejorase en sus asuntos y situaciones y, en general para que se movilizase en pro de la excelencia. Permanecería inactivo, pasivo e indiferente, prefiriendo mantener su situación presente antes que soportar las incomodidades inherentes al cambio  y la dificultad que supone el esfuerzo y la acción.
No negamos que el amor de la persona por sí misma sea un instinto establecido en él que le obliga a defenderse y tratar de obtener el bien. Lo que decimos es que ese instinto se mantiene activo en función del nivel de conciencia de la persona, que se moviliza por aquello que su conciencia le indica como bueno y rechaza aquello que su conciencia considera malo.
Por tanto, el amor por uno mismo es la fuerza conductora de una persona. Pero el sentido de la nobleza y la dignidad solamente delimita la posición de la persona, define las líneas generales de su viaje vital y establece sus objetivos preferentes. El amor por sí mismo permite también distinguir quien es el oponente y la manera de defenderse.
No negamos tampoco la posibilidad de elevar el nivel de la vida humana mediante la presión, la imposición del esfuerzo y el trabajo, pero creemos que ese método no es el mejor para obtener la perfección del individuo. Al contrario, ese método arroja resultados negativos, problemas psicológicos. Produce resultados contrarios a lo que se busca y el grupo es el que se hace responsable en lugar del individuo. Pero, dejemos esa discusión  que es prerrogativa de los psicólogos y los pedagogos y vayamos a nuestro asunto: “El Islam y la nobleza del ser humano.”
 
El ser humano es el representante de Dios en la Tierra
El ser humano, desde el punto de vista del Islam, es el representante de Dios en la Tierra. Es quien conoce los nombres de todas las cosas y ante quien se prosternan todos los ángeles de Dios.
 Y recuerda cuando tu Señor dijo a los ángeles: “En verdad, pondré en la Tierra un representante Mío.”
Ellos dijeron: “¿Vas a poner en la Tierra a quien la corromperá y derramará la sangre, mientras que nosotros Te glorificamos con alabanzas y proclamamos tu santidad?”
Dijo Dios: “En verdad, Yo sé lo que vosotros no sabéis.” Y enseñó a Adán los nombres de todos los seres. Luego los expuso ante los ángeles y Les dijo: “Informadme de los nombres de éstos, si es que sois veraces.”
Ellos dijeron: “¡Glorificado seas! No conocemos más que aquello que Tú nos has enseñado. En verdad, Tú eres el Conocedor, el Sabio.”
Dijo  Él entonces: “¡Oh Adán! ¡Infórmales de sus nombres!” Y cuando Adán les hubo informado de ellos, dijo Él: “¿No os dije que, ciertamente, conozco lo oculto de los cielos y de la Tierra y que sé lo que manifestáis y lo que ocultáis?
Sagrado Corán. 2:30-34.
El concepto de “representante” (Califa) muestra muy claramente la independencia del ser humano y su libertad  para actuar en la Tierra. Aquellas cuestiones que están predeterminadas para el ser humano y los límites establecidos para él, son aquellas cosas decretadas por Dios para el ser humano, Su representante.
 Enseña a Adán los nombres, esos nombres a los que el pronombre “ellos” remite, pronombre que es utilizado específicamente para los seres inteligentes, y Dios recuerda a los ángeles, tras haber reconocido estos sus limitaciones, que Él conoce lo que está oculto en los cielos y en la Tierra.
Esa enseñanza y ese recuerdo producen en la mente del ser humano una imagen de las posibilidades que posee y establece su habilidad para conocer todos los seres y las fuerzas que interactúan en el ciclo del califato, las cuales han sido puestas a su disposición en su vida apostólica.
La prosternación ante él de los ángeles,  que son la élite de los seres existentes, enfatiza claramente el sometimiento de todos los seres ante el ser humano y la obediencia de todos ellos a él. Y este significado quedará mucho más claramente establecido más adelante.
Por tanto, la independencia al actuar, las grandes capacidades, el sometimiento del resto de los seres a él, son tres atributos que, en los versículos mencionados, nos permiten comprender, el elevado nivel que alcanza la dignidad humana.
 
El ser humano y libertad de acción
Creo que lo que llevó a los ángeles a decir que el hombre corromperá en la Tierra y derramará la sangre  fue el sentir la capacidad de los seres humanos para actuar con independencia en la Tierra, sabiendo que esa independencia no es completa más que si el ser humano posee el sentido del mal y es capaz de vencerlo.
A pesar de ello, nosotros vemos que ese peligro no disminuye la alta posición del ser humano y su dignidad, sino que, al contrario, supone una condición fundamental de su independencia y libertad de actuar.
El diablo, desde el punto de vista del Corán, es el único que rechaza prosternarse ante Adán y se enfrenta arrogante ante él, lo cual le lleva a ser expulsado de la alta posición espiritual que ocupaba en el reino divino y a ser castigado el Día de la Resurrección:
Así que todos los ángeles se prosternaron excepto Iblís,  que se ensoberbeció y fue de los que tratan de ocultar la verdad.
Dios le dijo: “¡Oh Iblís! ¿Qué te impidió prosternarte ante lo que Yo he creado con Mis dos manos? ¿Te consideras demasiado grande o eres de los que están por encima de ello?”
Él dijo: “Yo soy mejor que él. A mí me creaste de fuego y a él le has creado de barro.”
Dios dijo: “Entonces ¡Sal del Paraíso! En verdad, eres de los maldecidos. Y, en verdad, Mi maldición pesará sobre ti hasta el Día de la Recompensa.”
Él dijo: “¡Señor mío! ¡Dame de plazo hasta el día en que los resucites!”
Dios dijo: “Sé, pues, de los que tienen un plazo hasta el día cuyo tiempo está determinado.”
Él dijo: “Juro por Tu poder que extraviaré a todos  ellos a excepción de quienes, entre ellos, sean Tus siervos puros.”
Dios dijo: “La verdad –y lo que Yo digo es siempre la verdad- es que llenaré el Infierno contigo y con todos los que te sigan.”
Sagrado Corán, 38: 73-85
Este Iblís, transformado en demonio postergado después de negarse a prosternarse ante Adán, es quien dirige los ejércitos del mal en la vida humana y quien crea el conflicto que asola el mundo y el alma humana. Los vencedores en ese combate, los siervos fieles de Dios, son el fruto de la existencia que fue creada para ellos y que devino el territorio sobre el que ejercer su califato.
 
El hombre fue creado por Dios y en él está el Espíritu de Dios.
Recuerda cuando tu Señor dijo a los ángeles: “En verdad, crearé a un ser humano de barro. Así pues, cuando le haya dado forma y sople en él de Mi espíritu, prosternaos ante él.”
Así que todos los ángeles se prosternaron excepto Iblís,  que se ensoberbeció y fue de los que tratan de ocultar la verdad.
Dios le dijo: “¡Oh Iblís! ¿Qué te impidió prosternarte ante lo que Yo he creado con Mis dos manos? ¿Te consideras demasiado grande o eres de los que están por encima de ello?”
Sagrado Corán, 38: 71-75
Así pues, Dios creó al ser humano de barro e insufló en él de Su espíritu, una clara imagen de los diversos aspectos existenciales que abarca el ser humano, cuya naturaleza se extiende desde la Tierra a los cielos, y esto también es una poderosa expresión para definir la nobleza de la que disfruta el ser humano.
Y, ciertamente, hemos creado al ser humano de un trozo de barro. Luego, de una gota en un lugar protegido. Después de la gota, creamos algo suspendido, y, de eso suspendido, una masa parecida a carne picada, y de eso, huesos. Y cubrimos los huesos de carne y entonces creamos otra criatura.
Por tanto ¡Bendito sea Dios, el mejor de los creadores!
Sagrado Corán, 18:12-14
 
El Islam y su invitación al ser humano para que adquiera conocimiento.
Dios puso al ser humano entre todas las criaturas, pero dotándole de importantes características diferenciadoras. Características que le permiten manifestar la moral divina. Entre ellas, le hizo libre, con capacidad de adquirir conocimiento y ciencia.
El Islam habla en numerosas ocasiones, en el Corán y en la sunna profética, de estas cuestiones para que le prestemos atención. Habla de cómo ha elevado el conocimiento y la espiritualidad del ser humano y le ha otorgado una nobilísima posición, prefiriéndole sobre el resto de las criaturas, como ya hemos mencionado en el capítulo anterior, al citar algunos versículos coránicos.
En un hadíz profético leemos: “¡Adquiere el carácter de Dios!” y en otro versículo coránico:
En verdad, hemos sido generosos con los seres humanos y les hemos llevado por la tierra y el mar y les hemos proveído de cosas buenas y les hemos otorgado una preferencia absoluta sobre muchas de las cosas que hemos creado.
Sagrado Corán, 17:70
        
 
 
Después, el Sagrado Corán nos informa de que todo lo que hay en la Tierra y alrededor de ella fue creado para el ser humano y sometido a él:
Él es Quien creó para vosotros todo lo que existe en la Tierra.
Sagrado Corán, 2:29
Y Él ha puesto a vuestra disposición la noche y el día. El Sol, la Luna y las estrellas están sometidas a Su mandato.
Sagrado Corán, 16:12
Las enseñanzas islámicas insisten en que Dios está muy cerca del ser humano. Está más cerca de él que ninguna otra cosa. El hombre debe sentir esa cercanía a Dios y aceptarla de Él, para poder encontrar su fuerza y ​​su autoestima:
Ciertamente, Hemos creado al ser humano y sabemos lo que le susurra su alma. Y Nosotros estamos más cerca de él que su vena yugular.
Sagrado Corán, 50:16
 
Y cuando Mis siervos te pregunten por Mí, diles que, en verdad, Yo estoy cerca y respondo la súplica del suplicante cuando Me suplica.
Por tanto, que Me respondan y crean en Mí, para que, quizás así, sean bien dirigidos.
Sagrado Corán, 2:186
 
¡Oh los que creéis! Responded a Dios y al Mensajero cuando os invitan a lo que os da la vida y sabed que Dios se sitúa entre el hombre y su corazón y que seréis congregados hacia Él.
Sagrado Corán, 8:24
 
Y leemos en un noble hadíz profético:
«El corazón del creyente es el trono de Dios Misericordioso.”
 
Y el énfasis en la cercanía que Dios tiene del hombre levanta su espíritu sobremanera y le protege del miedo, la ansiedad y la tristeza. Le protege también de numerosos vicios morales, que solo provocan debilidad, miedo, avaricia, mentira, hipocresía y codicia.
Además, la cercanía a Dios facilita el proceso de obtener de Él aquello que necesitamos o deseamos y de aproximar nuestro comportamiento al Suyo.  En los versículos coránicos leemos que se equipara al ser humano con el resto de la creación y se hace de él una prueba del Creador de los mundos, de Su grandeza y de Su sabiduría. De manera que se le considera equivalente a los horizontes. En un noble hadíz se le describe como “el gran mundo”.
Pronto les haremos ver  Nuestras señales en los horizontes y dentro de sí mismos hasta que quede claro para ellos que Él es la Verdad.
Sagrado Corán, 41:53
 
Pretendes ser un pequeño cuerpo pero en ti está encerrado  el gran mundo.
Y tú eres el libro claro cuyas letras manifiestan lo que estaba oculto
Y el depósito que toda la creación se negó a asumir fue aceptado por el humano.
 
Ciertamente, ofrecimos este depósito a los cielos y a la Tierra y a las montañas pero se rehusaron a asumirlo y se asustaron de la responsabilidad, pero el ser humano lo asumió. En verdad, él era un gran transgresor y un ignorante.  Dios castiga a los hipócritas y a las hipócritas y a los idólatras y a las idólatras. Y Dios perdona a los creyentes y a las creyentes. Dios es muy perdonador y misericordioso.
Sagrado Corán, 33:72-73
         Cualquiera que sea a explicación de lo que ese depósito es, la religión, o el conocimiento, o el gobierno, o la dignidad de la responsabilidad, lo cierto es que el ser humano es el único que detenta su custodia y eso le ennoblece y muestra la alta estación que él ocupa en la creación.
 
La estación de la profecía
Y, finalmente, la estación de la profecía que es la estación del mensaje divino, la posición de amistad con Dios, el nivel en el que se habla con Dios, la estación de los escogidos, el nivel de los amados de Dios, el nivel de la palabra divina. La estación particular del ser humano, que es la posición más noble que una criatura pueda alcanzar.
Con certeza, Dios honra a los creyentes  cuando les envía un Mensajero de ente ellos mismos, que les recita Sus versículos y les purifica y les instruye en la Escritura y en la sabiduría, cuando antes estaban en un extravío evidente.
Sagrado Corán, 3:164
 
 Y si hubiéramos hecho de él un ángel, ciertamente, le habríamos dotado de forma humana y les habríamos confundido igual que se confundieron anteriormente.
Sagrado Corán, 6:9
Esto fue una breve descripción de la noble posición del ser humano y una explicación de la elevada posición que el Islam le otorga. Entraremos, pues, ahora, a explicar algunos detalles y enseñanzas de cómo preservar y proteger esa nobleza del ser humano en algunos aspectos de su vida o en todos ellos.
El Islam entra a detallar la existencia del ser humano y, cuando establece sus mandatos y leyes, basa todos ellos en el principio de honrar al ser humano, considerando este principio el objetivo principal entre todos los principios de la religión y el propósito del mensaje divino.
Éste es el sumario de esas enseñanzas:
        a-La naturaleza de Dios.
La religión, dicho sea brevemente, explica la naturaleza en la que Dios ha creado al ser humano. La religión es la expresión adecuada de tal naturaleza y de la manera en que ella se manifiesta cuando no está condicionada por los diferentes agentes procedentes del exterior de la propia naturaleza humana.
 Así pues, eleva tu rostro hacia la religión como un verdadero buscador de la fe pura, siguiendo la naturaleza esencial en la que Dios ha creado a los seres humanos. No hay alteración en la creación de Dios. Esta es la religión verdadera, pero la mayoría de la gente no sabe.
Sagrado Corán, 30:30
Y el noble hadíz que explica este versículo dice: Todo ser que nace, nace en su condición y naturaleza original.
Así pues, conforme a estas enseñanzas, la religión es la naturaleza innata del ser humano, a pesar de que el ser humano  mismo no pueda expresar esa naturaleza al encontrarse condicionado por factores que condicionan esa naturaleza innata en la que ha sido creado.
Por ello, lo cierto es que esta naturaleza innata del ser humano se expresa desde otra estación espiritual, aquella que permanece por encima de todos los factores externos condicionantes y que crea ella misma todas las influencias. Su normativa y Su mensaje es la estación en la que Dios, Aquel que reglamentó la religión y que estableció la naturaleza innata del ser humano y la valora en su medida.
 
b- La protección de uno mismo y de los otros
         El Islam respeta la vida humana y considera que quien salva a un ser humano es cómo quien salva a toda la humanidad y que quien mata intencionalmente a un ser humano es como quien mata a toda la humanidad y tiene como castigo el Infierno.
                  Por ello, dispusimos para los Hijos de Israel que quien matase a una persona sin que este hubiera cometido un crimen o corrompido en la Tierra, fuese considerado como quien mata a toda la humanidad y que quien la salvase, fuese considerado como quien salva a toda la humanidad.
Sagrado Corán, 5:32
 
         Conforme a las enseñanzas islámicas, matar un alma incluye matar un feto o tratar la vida propia sin respeto, como quien se suicida, pensando que su vida le pertenece y el Islam prohíbe terminantemente tales comportamientos.
         Así, Dios Altísimo dice:
        Y no os matéis a vosotros mismos. En verdad, Dios ha sido misericordioso con vosotros.
Sagrado Corán, 4:29
         Y ha establecido el pago de una suma por matar a alguien por error. Algo que hoy se ha convertido en ley general, a sabiendas de que es una disposición de la legislación islámica.
         El Islam enfatiza la obligación de proteger la vida de los otros seres humanos y amenaza a quienes descuidan sus obligaciones hacia los pobres y los huérfanos, porque eso supone el riego de morir para los pobres y los indefensos.
        Y repartid de vuestra riqueza por la causa de Dios. No os destruyáis con vuestra propia mano y haced el bien.
Sagrado Corán, 2:195
        Y aquellos que si dejan tras ellos niños indefensos temerían por ellos, que se preocupen de los huérfanos , que sean temerosos de desagradar a Dios y les hablen con la verdad.
Sagrado Corán, 4:9
         Dijo el Imam As-Sádiq (a.s.): Puesto que los dirigentes de la familia del Profeta (s.) son musulmanes, cubrir sus cuerpos desnudos y alimentarles cuando pasen hambre es más amado por Dios que la realización de la peregrinación setenta veces.
 
c- La liberación esencial
El Islam ha contemplado la posición del ser humano y le ha prohibido adorar ídolos, otros seres humanos o cualquier otra cosa. Considera que el ser humano no debe adorar otra cosa que no sea Dios y que ocupa una posición tan elevada que no debe someterse a ninguna otra persona o cosa. Y en muchas de sus enseñanzas encontramos que le advierte y le prohíbe buscar la satisfacción de sus necesidades en otro que no sea Dios.
 
d- La santidad de la palabra
En muchas de las enseñanzas islámicas encontramos que se recomienda al ser humano honrar la palabra dada, considerando que la palabra que se da es parte inseparable de la misma persona. Por ello, establece la obligatoriedad de mantener la palabra dada y llama a sopesar bien lo que se dice, para atraer el bien y repeler el mal.
¡Oh quienes creéis! Proteged lo que Dios os ha dado y decid la verdad al hablar, de manera que Dios perfeccione vuestros actos y perdone vuestros pecados.
Sagrado Corán, 33:70-71
 
Y se ha comentado que decir la verdad se ha interpretado en las enseñanzas islámicos como: no mentir, no difamar, no decir obscenidades, ni cosas sin sentido o altisonantes.
El testimonio también ha recibido una atención particular en las enseñanza islámicas y se ha considerado obligatorio el prestar testimonio, pues mediante el testimonio se establecen los derechos y se aplican los castigos. Más aun, el testimonio es aceptado solamente de las personas justas y el falso testimonio ha sido considerado uno de los peores pecados y es merecedor de severos castigos en algunos casos penales.
El pacto es un compromiso verbal  y el Islam considera que debe ser respetado.
Y cumplid con los contratos, pues se os pedirá cuentas de ello.
Sagrado Corán, 17:34.
 
Y es obligatorio cumplir con los compromisos verbales mutuos expresados por los contratantes y está prohibido actuar de forma contraria a los mismos
¡Oh los que creéis! Respetad los contratos.
Sagrado Corán, 5:1
Cómo podréis echaros atrás de lo acordado cuando habéis cerrado un trato firme entre vosotros.
Sagrado Corán, 4:21
 
Se considera que incluso el pacto verbal debe ser respetado. A ello se ha referido el noble hadíz al decir: La palabra del creyente es su religión.
Los compromisos verbales incluidos en los contratos deben ser respetados y considerados  como parte de las condiciones de los mismos. Los musulmanes deben respetar los términos de los contratos excepto si declaran ilícito lo lícito y viceversa, tal y como establece el noble hadíz.
Estas condiciones se consideran medios suficientes establecer contratos y operaciones aplicables a las distintas necesidades e incrementa los requisitos exigibles a los compromisos.
La palabra se considera en el Islam respetable hasta tal punto que se considera el camino para entrar en la religión. Es suficiente con pronunciar el testimonio de que Dios es único y de que el Muhammad es el profeta de Dios  para ser considerado musulmán y está prohibido negar tal reconocimiento.
Y no le digáis a quien os ofrece la paz: ¡No eres creyente! Buscando con ello los beneficios de esta vida.
Sagrado Corán, 4:94
         Y, a veces, lo escrito y lo dicho poseen el mismo valor.
Así, el Islam ha hecho gran énfasis en que al ser humano le serán contabilizadas todas las palabras que emita y que Dios Altísimo ha dispuesto nobles escribas que toman nota de todas las cosas que dice cada persona. Esta afirmación es también una forma de proteger y honrar, ya que las palabras emitidas por una persona respetable son aquellas que tienen importancia para él y no otras. Por lo tanto, el interés por registrar las palabras emitidas por una persona también supone la importancia que se otorga a sus asuntos y el reconocimiento de su nobleza y dignidad.
No emite una sola palabra sin que junto a él haya un observador atento.
Sagrado Corán, 50:18
 
En verdad, sobre vosotros hay ángeles guardianes, nobles escribas de vuestras acciones que saben todo lo que hacéis.
Sagrado Corán, 82:10-12
 
        e- La felicidad y la acción
En las enseñanzas islámicas se otorga de manera clara y explícita, un gran honor y una gran importancia a las acciones humanas.
         El Islam niega que los factores exteriores tengan parte en la felicidad o infelicidad verdaderas del individuo y considera que son las acciones propias las que llevan a la una o a la otra.
Juro por un alma y Quien la creó de forma armoniosa y equilibrada, inspirándola lo que la corrompe y el temor que la mantiene a salvo. Ciertamente, habrá triunfado quien la purifique y habrá fracasado quien la corrompa.
Sagrado Corán, 91:7-10
        Cada alma es rehén de sus propios actos.
Sagrado Corán, 74:38
         El Sagrado Corán explica que la idea sustentada por algunos pueblos, según la cual ellos serían los hijos de Dios y Sus amados, es  falsa y la causa principal de división en las sociedades. Esa idea entra en contradicción con el concepto verdadero de la unicidad y unidad divinas (tauhid) y no puede sustituye la importancia de la acción humana.
         Di: ¡Oh vosotros judíos! Si pretendéis que vosotros sois los hijos de Dios  a diferencia del resto de los seres humanos, desead la muerte, si es que sois sinceros. Pero no la desearán jamás por lo que enviaron por delante a la otra vida con sus propias manos. Y Dios es Quien mejor conoce a los transgresores.
Sagrado Corán, 62:6-7
         Y el Mensajero de Dios, la paz y las bendiciones de Dios sean con él y con su familia purificada, confirma la importancia de este principio cuando le dice a su hija Fátima: ¡Oh Fátima! Trabaja por ti misma, pues yo no puede pedirle a Dios que te libere de ningún esfuerzo.
En el Islam descarga toda la responsabilidad de la formación, estructura, organización y problemas de la sociedad sobre el ser humano, ya que es él quien conforma las sociedades y son sus actos los que diseñan las líneas rectoras, establecen las responsabilidades y generan los problemas y las dificultades.
En verdad, Dios no cambia la situación de un pueblo, mientras ellos no cambien lo que tienen en sus almas.
Sagrado Corán, 13:11
 
Se manifiesta la corrupción en la tierra y el mar por lo que lo seres humanos hacen con sus propias manos, y Él les hace que prueben algo de lo que hicieron para que, quizás así, regresen a la buena senda.
Sagrado Corán, 30:41
 
Y un noble hadíz dice: Como tú seas, así serás gobernado.
Así pues, las obras del ser humano son la única fuerza que crea, pone en movimiento y desarrolla la historia. Los factores externos, sean cuales sean, no intervienen en la formación y definición de los objetivos de las sociedades, sino solamente el esfuerzo humano. Es el ser humano con sus actos y sus obras quien, de manera estudiada o ignorante y negligente, quien decide el camino a seguir y escoge su trayectoria y quien decide con sus actos como será la sociedad.
Y lo mismo es aplicable al desarrollo de la historia que no es más que la interacción entre el ser humano y el universo. Así, el ser humano se relaciona con el mundo en el que vive conforme a sus deseos y necesidades. Lee una línea de él y esa lectura ejerce un efecto sobre su vida, eleva su nivel de consciencia, desarrolla su forma de vida y transforma su entorno. Vuelve a leer otra línea y vuelve a suceder lo mismo.
Por tanto, el único protagonista en el escenario histórico es el ser humano. Es él quien hace la historia, la hace girar e interactúa con ella de manera significativa y todo eso lo realiza con su continuo actuar. Así pues, es la acción humana y no otra cosa la causante de todos estos acontecimientos. Así pues ¿Es posible concebir una posición más noble que esa?
En el terreno de la economía y por primera vez en la historia, el Islam valora que el trabajo humano es un elemento esencial y valioso. Prohíbe apropiarse de él, considera que quien se apropia del trabajo ajeno es como quien roba la propiedad de otro y manifiesta que quien no paga su trabajo comete un gran pecado y no olerá el perfume del Paraíso.
Por tanto, cuando prestamos atención al conjunto de las enseñanzas islámicas relativas a las leyes de las relaciones y las transacciones humanas, llegamos a una importante conclusión, se establece que el trabajo es el elemento principal entre los tres factores que intervienen en la producción: trabajo, máquina y capital. Y esta conclusión puede parecer extraña pero es real.
Pretendemos en estas lecciones exponer de manera breve estas enseñanzas y estas conclusiones:
1-   El Islam prohíbe la usura de manera terminante y absoluta. Entendiendo por usura el establecimiento de beneficios fijos sobre el capital original sin tener en cuenta los riesgos de que la inversión sufra pérdidas.
2-   En el caso de que el capital sea utilizado por otro distinto que su propietario mediante un contrato denominado en el derecho islámico “mudáriba”, es decir, en una inversión especulativa, el beneficio obtenido se dividirá en una proporción delimitada entre el trabajador, el capital inicial y el trabajo, entendiendo por trabajo la actividad realizada por el trabajador que ha utilizado la inversión especulativa o “mudáriba”.  El trabajador queda a salvo de pérdidas y éstas posibles pérdidas serán deducidas únicamente del capital inicial.
3-   No será permisible deducir una parte de los beneficios para la maquinaria, como explícitamente han establecido los doctores de la ley en el capítulo dedicado a la cosecha y la irrigación de los campos (bab al-muzári’ah wa l-musáqáh) pero es posible estipular una cantidad por el alquiler de la misma.
4-   El establecimiento del trabajo puede realizarse en forma de salario para el trabajador y en ese caso el trabajador obtendrá una parte determinada de los beneficios, igual que si fuera una inversión especulativa o “mudáriba”.  
De estas disposiciones legales concluimos que los trabajadores  poseen en la legislación islámica tres ventajas: Un salario fijo, una participación en los beneficios  y el quedar a salvo de las pérdidas.
En cuanto al capital inicial y las maquinarias o instrumentos poseen cada uno de ellos una ventaja: el capital inicial posee una participación en los beneficios, pero no está protegido de las pérdidas ni posee un salario determinado. Y los instrumentos o maquinarias  tienen derecho a recibir una cantidad fija pero no participan en los beneficios.
Creo que este resumen realizado informa claramente al amable lector del punto de vista del Islam respecto al trabajo humano y de la medida en que se dignifica al trabajador desde el primer momento, mucho antes de los cambios acontecidos en los tiempos modernos.
 
El Islam y el trabajo
En el terreno de los efectos del trabajo y de sus múltiples consecuencias, el Islam considera que el trabajo es no sólo una protección para la fe sino una consecuencia de la mismas y por ello  hace gran énfasis en la importancia del trabajo.
El fin de aquellos que actuaron mal fue que desmintieron las señales de Dios y se burlaron de ellas.
Sagrado Corán, 30:10
Finalmente, la responsabilidad del trabajo, pequeño o grande, establece la gran posición del ser humano en relación con su trabajo y establece el efecto que el mismo, hasta del más mínimo, tiene en el mundo, independientemente de que se dé cuenta de ello o no.
Así pues, quien haga una pizca de un átomo de bien lo verá y quien haga una pizca de un átomo de mal lo verá.
Sagrado Corán, 99:7 y 8
Y no hay estado en que te encuentres, ni nada de lo que recitas del Corán, ni nada de lo que hacéis, sin que Nosotros seamos testigos desde que lo iniciáis. Y no escapa a la atención de tu Señor ni una pizca de un átomo ni en la Tierra ni en el cielo. Y no hay nada menor que ello ni nada mayor que no esté consignado en una Escritura clara.
Sagrado Corán, 10:61
 
 Esta responsabilidad es una garantía de que el trabajo de la persona está protegido, no será malgastado y no se desviará de una senda positiva y útil.
Y lo que nos manifiesta esa protección es la delimitación de lo que es bueno y lo que es malo, de lo lícito y lo ilícito y el énfasis que se hace en que estos esfuerzos van dirigidos a honrar al ser humano y a mantenerle protegido de aquello que le debilita y le lleva a la decadencia. Y en los versículos coránicos y en la práctica profética encontramos las palabras que ilustran esta idea:
En verdad, los embriagantes y los juegos de azahar, los ídolos y las flechas adivinatorias son algunas de las obras abominables hechas por Satanás. Así pues, absteneos de todas ellas, quizás de esa manera tengáis éxito.
Sagrado Corán, 5:90
         Lo mejor es enfatizar en esta circunstancia  que la confianza en los principios de lo que es lícito y lo que es ilícito, tal y como los estableces la religión,  están concebidos para ayudar al ser humano a no sumergirse en el mundo materialista que le rodea y a favorecer que se interese en la realización de sus obligaciones, en acciones lícitas y en apartarse de aquellas que le corrompen y que han sido consideradas ilícitas para él.
Cuando el ser humano trata de satisfacer sus necesidades corporales o cuando se sale de sí mismo siguiendo a sus pasiones, se ve influenciado por el mundo en lugar de ser él quien lo influencie, no podrá ser un referente y un dirigente para la creación ni el representante de Dios en la Tierra y se disolverá en su entorno.
Pero, el respeto a los límites impuestos por lo lícito y lo ilícito garantiza al ser humano su independencia  y le permite emerger y elevarse a salvo de la disolución en el entorno material y protegido del extravío, pues no es suficiente satisfacer las necesidades simplemente, se debe tener en cuenta el hacerlo de manera licita.
Este principio no ignora la realidad del ser humano y sus necesidades, ni considera que no satisfacer los deseos sea el camino a la perfección. No considera que la lucha contra el alma propia y debilitar el propio cuerpo sean desafíos espirituales o ejercicios encaminados a fortalecer el espíritu. No considera que exista contradicción entre el cuerpo y el alma, a diferencia de lo que piensan el sufismo y algunos otros grupos.
Añadiremos aquí la importancia que el Islam concede al principio de la limpieza y la purificación de lo impuro, hasta el punto de considerarla parte de la fe. Existen cientos de hadices que se ocupan de este tema y que son la fuente de las enseñanzas islámicas. Así pues, la higiene, la purificación y la limpieza son pilares fundamentales de la nobleza y de la dignidad del ser humano.
 
Opinión y creencia
a)    La opinión y las creencias son el fruto del pensamiento humano y el resultado de la parte más noble de su existencia y su ser. El Islam manifiesta su respeto por ambas y se esfuerza por preservar la libertad de ellas. Por ello, ha dejado la cuestión del razonamiento y del esfuerzo intelectual para alcanzar el conocimiento de la creencia correcta en manos del ser humano. El Islam declara que toda creencia que no esté fundamentada en el razonamiento lógico y sus principios no tiene valor alguno y no existe excusa para la persona excepto cuando no es capaz de alcanzar por sí mismo la creencia correcta a pesar de toda su reflexión y esfuerzo, pues la religión no se puede imponer a la fuerza:
No hay compulsión en la religión.
Sagrado Corán, 2:256
b)    La buena intención es el espíritu de la adoración y cada persona recibirá de acuerdo con sus intenciones, como nos recuerda el noble hadíz. No obstante, el ser humano no puede ser excusado por sus intenciones e ideas, sean éstas las que sean, excepto si las transforma en hechos y palabras. Así, en un noble hadíz profético encontramos las siguientes palabras: Dios ha eliminado de mi comunidad siete cosas, entre las que se encuentran los malos pensamientos al pensar en la creación y la envidia de lo que el ser humano no pronuncia con sus propios labios.
c)    De las cosas más hermosas que el Islam enseña y protege en su esfuerzo por honrar al ser humano y sus múltiples esfuerzos son aquellos esfuerzos malogrados. Son muchos los esfuerzos que el ser humano realiza por la causa del bien, dedicando a ello sus bienes y su tiempo, su dedicación y su propia persona sin que logre alcanzar sus objetivos debido a errores de análisis o a dificultades que surgen en su camino, de manera que sucumbe en el camino  y la historia se olvida de él, por causas de las que él no fue responsable. Son numerosas las ocasiones en la historia en las que se realizaron grandes esfuerzos y los errores impidieron que esos esfuerzos dieran sus frutos, sin embargo, el Islam tiene en cuenta esos esfuerzos malogrados y los sentimientos que se gastaron en vano en la senda de difundir el sagrado mensaje y en su consideración esos esfuerzos y energías no se desperdiciaron ni quedaron ignorados:
Y quien emigre por la causa de Dios, encontrará en la Tierra  refugio abundante y amplio. Y la recompensa de quien salga de su casa, emigrando hacia Dios y Su Mensajero, y le sorprenda la muerte, recae sobre Dios. Y Dios es perdonador y misericordiosísimo.
Sagrado Corán, 4:100
         “El acierto recibe dos recompensas y el error una.” Es una bien conocida sentencia de la jurisprudencia.
El Islam no cesa de esforzarse para proteger la dignidad del ser humano e impedir su decadencia y extravío. En esa senda, ofrece al ser humano la creación de una sociedad acorde con su misma naturaleza y realidad, analiza todos los aspectos de su existencia y crea el ambiente adecuado para el desarrollo de sus cualidades y la educación de sus capacidades.
Es necesario realizar esta observación, pues nos damos cuenta de que el ser humano se ve afectado por su sociedad e influenciado en sus emociones y todo ello es claramente observable en sus acciones, en su comportamiento y en su fe, condicionadas por el entorno en el que vive.
Y, puesto que el objetivo para la realización de esta sociedad es el propio ser humano  y el elemento fundamental para su construcción es también el ser humano mismo, sea hace obligado observar la realidad del ser humano y concebir el diseño  y la planificación de la sociedad a la luz de esa realidad.
Esa sociedad no puede ser una sociedad individualista ya que ese tipo de sociedades no tiene en cuenta el fundamental elemento presente en la naturaleza humana que supone la dimensión social en su vida. Por ello, ese tipo de sociedades desarrollan muy rápidamente los aspectos negativos que generan las malas tendencias que se manifiestan en forma de egoísmo y a las cuales se refiere el Sagrado Corán cuando nos habla del alma que incita al mal (an-nafs al ammara bi s-su)
Este aspecto de la personalidad humana emerge en aquellas sociedades en las que no existe protección ni un entorno armónico para el individuo y, a consecuencia de ello, se alimenta el egoísmo y se perturba la coexistencia social, se impone la fuerza y se oprime a los más débiles. Los débiles pasan a ser simples instrumentos, con lo cual se priva a la sociedad humana de una importante parte de sus capacidades y energías. Y, por otra parte, la fuerza se transforma también en un instrumento que favorece el egoísmo y los intereses egoístas.
 Cuando sucede esto, las leyes vienen a ser el reflejo de la situación existente y dejan de servir al propósito verdadero, que es proteger la condición humana. Las sociedades que se rigen por tales principios se revisten entonces con las características de una lucha injusta y opresora en la que el fuerte domina al débil y el interés particular se impone al interés colectivo.
Esta sociedad tampoco puede ser “socialista”, ya que las sociedades que se conforman sobre ese principio ignoran otro de los elementos constitutivos de la naturaleza humana: la libertad y la independencia y concibe al ser humano únicamente como una de las múltiples partes que conforman la sociedad. En ese tipo de sociedades solamente se tienen en consideración los intereses del grupo o de la colectividad y la planificación social queda totalmente condicionada a ese punto de vista.
En este caso la naturaleza de la sociedad así organizada niega la dimensión individual de la persona y la priva de su imagen básica y original.
 Sus múltiples talentos naturales no crecen y la sociedad le priva de muchas de sus capacidades y de su potencial individual. La imagen del individuo se refleja en la sociedad por medio de la ley de la interacción de los individuos con la sociedad y viceversa. Por ello, se produce una contradicción permanente en el funcionamiento de la sociedad y una constante fluctuación negativa en la vida de los individuos.
 
El ser humano y la formación de la sociedad
 
 
 
 
De hecho, la comunidad propuesta por el Islam es una sociedad que reconoce la naturaleza de la persona en todos los aspectos personales y sociales.
Para explicar este punto, pedimos al lector que fije su atención en lo que dijimos al principio de esta exposición relativo a la existencia en el ser humano de una naturaleza innata positiva, la presencia de tendencias malvadas y el conflicto psicológico que en el ser humano conforman la independencia y la libertad.
Luego, decimos que los actos positivos y buenos que surgen del ser humano no entran en contradicción con los derechos de los demás y se conjugan con los intereses de la sociedad y que eso se expresa en el Islam mediante ordenanzas relativas al corazón sano y al alma segura (an-nafs al-mutmainna), mientras que aquellos actos que entran en conflicto con los derechos de los demás tienen que ver con los deseos del alma que ordena el mal (an-nafs al-ammara bi s-su), conforme a la terminología religiosa.
 
 
 
No hay duda de que la identificación de estos dos tipos de actos implica definir el concepto de lo que es la verdad y el derecho, y el derecho forma parte de la organización general que se propone para la sociedad y es un efecto establecido y consolidado derivado de las disposiciones generales de observancia necesaria en las relaciones de unos individuos con otros.
Con esta breve explicación podemos imaginar la libertad del individuo como una línea que transcurre paralela a la libertad de los demás y visualizar los intereses de las personas en consonancia con los intereses sociales.
Por otro lado, podemos preservar todas las cualidades positivas de la persona sin asomo de tiranía, opresión o conflicto entre individuos y clases, más bien como una sinergia entre los miembros de la comunidad y la santidad de los derechos de los demás.
Y apresuraos hacia el perdón de vuestro Señor y hacia un jardín cuya extensión es como los cielos y la Tierra y que ha sido preparado para los temerosos de Dios.
Sagrado Corán, 3:133
         “Y anúnciales por anticipado los beneficios que disfrutarán.”
 
Las diversas actividades de las personas se complementan de manera positiva y facilitan la cooperación y la interdependencia de diversos timos y modalidades.
Las enseñanzas islámicas, establecidas sobre el principio del honor y la dignidad humanas, son las que establecen el carácter sagrado de todas las necesidades humanas. Así pues, el Islam reconoce todas esas necesidades y las considera bendiciones de Dios y establece la normativa con la que manejar esos deseos, reconociendo que esforzarse por satisfacerlos de manera legítima es parte de los actos de adoración a Dios.
De esta manera, el comercio, la agricultura, la construcción son consideradas actos de adoración y el esfuerzo para obtener la provisión de manera lícita se considera parte del “combate por la causa de Dios” (yihad). Por tanto, el trabajo es adoración, el matrimonio es adoración y por ello dice el Mensajero de Dios que quien se abstiene del matrimonio no es de los suyos.
En sus orientaciones a Abu Dar al-Gafári, el Mensajero de Dios establece un principio que indica que el musulmán puede mantenerse en un estado de adoración permanente, incluso mientras duerme y mientras come. El Islam no acepta la renuncia a satisfacer las necesidades propias y el hecho de ignorarlas y en el noble hadíz considera que Dios no responde las súplicas de quienes se dedican únicamente a rezar y abandonan el esfuerzo de buscar la provisión cotidiana y favorece a quienes se ocupan de ello.
 
El Islam y la sociedad
En muchas de estas enseñanzas encontramos un gran esfuerzo por mantener la coordinación de todos los aspectos del ser humano, sin permitir que unos dominen sobre los otros.
La más destacada de esas enseñanzas es la que en el Islam trata de la posición y condición de la mujer y del esfuerzo para que el aspecto femenino de su personalidad no se imponga sobre el resto de los aspectos de su persona.
Con este fin, prohíbe a la mujer la utilización de su capacidad de tentar y seducir, impidiendola que su humanidad quede asfixiada en su femineidad. Por ello, no deberá mostrar sus encantos fuera de su entorno familiar, ni la sociedad la deberá contemplar como un objeto de consumo sensual y sexual, de manera que su estatus como ser humano no se vea reducido únicamente a su femineidad, no se proteja el equilibrio del conjunto de su naturaleza y pierda los aspectos básicos de su personalidad.
En las enseñanzas islámicas se pone un énfasis particular en todo aquello que tiene que ver con la protección de la nobleza y la dignidad de los demás. Para todo musulmán es obligatorio respetar al prójimo, tanto su persona, como sus bienes y su honor y se prohíbe terminantemente agredirle, tanto física como verbalmente.
El Islam inicia la protección del ser antes incluso de su nacimiento y para ello establece toda una serie de normas. Aconseja a quien busca casarse que elija una buena madre para sus hijos. Así, leemos en un noble hadíz : “Elige en quien depositaras tu esperma.” Después, establece los cuidados a tener en cuenta durante el embarazo, el parto, la lactancia, la infancia y los ciclos de la educación. Así, encontramos cientos de disposiciones legales relativas a estos temas, todas ellas fundamentadas en el principio del respeto al ser humano.
Pudiera parecer al lector desinformado que se acerca al Corán y al hadíz que algunas veces se pretende rebajar el valor del ser humano. Así, encontramos en el Sagrado Corán numerosos versículos en los que se dice que el ser humano ha sido creado de cieno, o de un líquido impuro, o de esperma, o de un líquido que surge de la zona situada entre la columna vertebral y las costillas:
Así pues, que observe el ser humano de qué ha sido creado. Ha sido creado de un líquido eyaculado que sale de entre la columna y las costillas.
Sagrado Corán, 86:5,6 y 7.
 Y también en los hadices leemos que el ser humano que el origen del ser humano es de baja condición y que el final de él y lo que le espera tras la muerte no le ennoblece, y cosas similares.
Pero lo cierto es que el Islam,  con esas palabras trata de proteger al ser humano de caer enlal arrogancia y el falso orgullo y de que pierda el camino, en especial cuando tiene que enfrentarse a la victoria y el éxito:
¡Pero no! En verdad, el ser humano se rebela cuando se cree autosuficiente.
Sagrado Corán, 96:6 y 7.
 
 
 
Parece algo que el Islam en el Corán y su a veces trata de reducir el valor de los derechos que nos encontramos en el Corán, por ejemplo, muchos signos que confirma que el origen del hombre del polvo o el barro o el agua, humillante o espermatozoides o {de agua de descarga * emerge de entre la columna vertebral y las costillas} [Tariq 6, 7] y leer en la charla que el principio y el final son los derechos humanos despreciables y no honrados después de su muerte y los gustos de las expresiones.
El ser humano se vuelve arrogante cuando posee riquezas, hijos y gloria y eso le coloca en una situación psicológica de gran peligro.
Para curar ese tipo de enfermedad, el Islam trata de aconsejar al ser humano de diferentes maneras, con palabras que le evidencien que el honor que y la dignidad que disfruta son únicamente el resultado de la voluntad divina y que él ha sido creado de elementos que no difieren de aquellos con los que han sido creados el resto de los seres humanos.
Por tanto, la dignidad es un deposito que Dios confía al ser humano y por ello no debe dejarse engañar y considerarlo propiedad suya, ya que todo lo que posee son mercedes depositadas por Dios en sus manos, las cuales debe utilizar con honestidad y pureza:
Y repartid de lo que Dios os ha confiado como representantes Suyos.
Sagrado Corán, 57:7