LA SIMILITUD DEL CREYENTE Y EL PORDIOSERO
 
 
Si hoy necesitamos que este sermón de Dios nos alivie nuestras penas y nos dé una visión clara para resolver nuestros problemas los invito a que nos pongamos en el lugar de un pordiosero y encontraremos mucha similitud.
Un pordiosero pide, pide y pide con necesidad e insistencia y el Sagrado Corán dice: “oh, quien responde al necesitado cuando pide y descubre que está mal”, igualmente debemos llegar al grado de pordiosero, limosnero, mendigo y esperar la dadiva del supremo Rey de Reyes.
Dice el Profeta (PBD): “una de las características de la súplica es pedir con necesidad e insistencia al punto de llegar a ser un pordiosero o mendigo”.
Aunque apartemos vestuarios con ropa limpia, bien bañados y perfumados, sabemos que nos sentimos igual a un pordiosero que va sucio por las calles, con harapos, alza las manos y pide diciendo: “¡ayúdame!, ¡ayúdame! Ese es un creyente, un pordiosero buscando una migaja para saciar la sed y el hambre. Como pordiosero o mendigo, debemos aprender la característica de pedir dua (súplica) para un creyente. Reconocer el pordiosero ¿Quién es el Rey? En este caso es el ser que creo los cielos, la tierra y el universo, el Supremo, Omnipotente y Poderoso, el Mutakab-bir “digno de enorgullecerse”.
Vestirse con la ropa de humildad, la ropa de un pordiosero, vestirnos con ropa de harapo, que el Poderoso nos vea con una mirada de arrepentimiento y con mucha tristeza por tantos pecados sucios, que sintamos que olemos “feo”, debemos buscar el día, el lugar y la hora precisa que el Omnipotente este en su plena misericordia con nosotros, ese es el día viernes, el lugar es la Mezquita y que sea al medio día para recibir el almuerzo de los dos sermones del Sheij, que está más hambriento y sediento para que Dios al ver su esfuerzo se compadezca y lo tenga en cuenta cuando pida perdón por sus pecados, debemos humillarnos, es posible que el Rey de Reyes aunque le alcemos las manos y le pidamos inmediatamente ni nos mire y nos diga: “basta, no, jamás”, pero uno como pordiosero no pierde la calma y sin vergüenza ante el Omnipotente y Poderoso nos humillamos, no un día, ni un mes, ni un año, sino con la intensión de pedirle toda la vida, que Él se dé cuenta que no lo vamos a soltar, debemos aprender a llorar con el corazón más que con los ojos, llorar y llorar como dijo el Mensajero de Dios: “mucho más que la madre que pierde su primer hijo”. Ser humilde y sumiso al pedir, no rendirnos y no enojarnos con el creador ni con lo creado.
Debemos ser obedientes, como a ese pordiosero que le dicen: “espérame que cuando salga del supermercado te daré una moneda”, al salir vemos al pordiosero esperándonos con una sonrisa y con los ojos brillando de felicidad. Dios el Poderoso fue el mismo que entró a aquel supermercado y al salir nos envió el sura 62 aleya 9 y 10: “¡Creyentes! “Pordioseros”, cuando se llame al viernes a la oración, ¡corred a recordar a Dios y dejad el comercio! Es mejor para vosotros. Si supierais.”, terminada la oración, ¡id a vuestras cosas, buscad el favor de Dios! ¡Recordad mucho a Dios! Quizás así, prosperéis y dejas de ser mendigo a ser un siervo de Dios.
Hermanos y hermanas obedecedle a Dios en lo que Él diga obedezcamos y cumplamos. Como pordioseros y mendigos aceptemos nuestros errores, vemos como lo humillan, lo hacen sentir una nada diciéndole: “por tu mala cabeza, el vicio, tu avaricia, mala administración, por tu grosería ante tus padres, por abandonar a tu familia y buscar la vida fácil, por dejar el estudio, la no proyección al futuro, por eso estas de esta forma”. El pordiosero baja la cabeza y continua su camino pidiendo hasta llegar la noche y al dormir en su “nido”, hace el siguiente pedido al Creador: “¡he oprimido mi alma!, escuchando en él (fuego), la voz de un pordiosero a Ti sometido, prisionero por sus rebeldías, que saborea el tormento por su desobediencia, confinado en uno de los planos (del infierno) por su delito y su crimen, pero que se lamenta a Ti con el lamento de quien está esperanzado en Tú misericordia y te llama en la lengua de aquellos que afirman tu unidad y acuden a tu señorío ¿será que me abandonaras?, ¡mi Dios y mi Amo! Te imploro por el poder que has establecido (en el universo) y por la sentencia que has prescripto y decretado y que subyuga a quien le fue impuesta. Que me perdones en esta noche y en esta hora toda ofensa que haya cometido, todo pecado que he hecho y toda abominación que he ocultado, toda necedad que he realizado sea secreta o publica, la haya ocultado o manifestado y toda iniquidad que has ordenado a los “nobles escribas” a apuntar”. Toda la noche este pordiosero pide con las súplicas enseñada por Dios al santo Profeta (PBD) y su amada e inmaculada familia “Ahlul Bait”, este mendigo le tiene mucho amor y respeto a su creador, no solamente sabe de su creador, sino que disfruta de los dones de su creación, este limosnero es muy cauteloso al hablar de Dios, lo hace con taqwa “precaución” para no cometer errores. Busca complacer a sus semejantes para no hacer enojar al Creador, es un mendigo ambicioso porque sabe a quién le pide. Por eso súplica que le den algo que sirva para esta vida y la otra, el pordiosero sólo busca un sí de su Amado, toca una puerta, sino hay respuesta toca por otra puerta esperando que le digan no o sí, el sólo sabe que un día que le digan sí, le cambiaría su vida y sus problemas, sólo espera el mendigo que le sea escuchada su súplica, una oración que sea escuchada, eso basta.
Hermanos y hermanas hay tres estados cuando pide un mendigo:
1- Cuando le pide al Dueño y Poderoso y Él le da inmediatamente antes de que pida, antes de que toque la puerta, es decir su pedido es adelantado.
2- Cuando pide y se le atrasa su pedido, pide un hijo y pasan años hasta que Dios Omnipotente se lo regala, está como pordiosero y con el tiempo lo convierte en un gran soberano y príncipe de su comunidad.
3- Escucha su pedido y no se lo concede, el pordiosero queda convencido que su Rey no le dio nada material, pero lo que no sabe es que lo hizo para perdonarle sus pecados porque en la cantidad que pedimos y no seamos respondidos se multiplica la misericordia del perdón por nuestros pecados.
Hermanos y hermanas cuantas veces vemos a un pordiosero en la calle pidiendo y le damos antes que nos mire, no una moneda, sino que un billete y este pobre hombre lo único que hace es malgastarlo, cuantas veces el limosnero nos pide dinero, pero lo único que le podemos dar es una chocolatina que teníamos en la mano, no nos importa si el dulce le hace daño simplemente salimos del paso y nos vamos, pero pocas veces no le damos dinero, ni una chocolatina, pero si lo invitamos a que vaya a nuestra oficina a trabajar, este pordiosero no vio dinero, ni comida, pero encontró algo mucho mejor que le servirá para toda la vida, si nosotros al suplicar n vemos respuesta, tengamos la certeza que Dios Omnipotente nos está purificando con el perdón y cuando estamos limpios de pecados, nuestra posición se vuelve más alta que la de los ángeles.
Nuestro pedido por sí mismo se cambia en acción y adoración, en esta vida y en la otra, la súplica por sí misma es una acción, debemos cumplir con la digna tarea de pedir y mendigar pero al Rey de Reyes.
Pordiosero yo te conozco cuando estando en la calle me pides y muchas veces te digo no, eres un mendigo, así mismo pidámosle como mendigo al Omnipotente y tendremos el honor de decir con alta voz “le pedí a Dios, soy un completo mendigo”, ya con eso ganamos ante Dios la característica de un pordiosero pido a Dios que nos dé el don de un mendigo.
¡Oh quien su complacencia es rápidamente obtenida!, perdona a quien no posee otra cosa que la súplica, tu realizas lo que te place, ¡oh quien su Nombre es remedio, su Recuerdo curación y su obediencia riqueza!, ¡ten misericordia de este mendigo cuyo único capital es esperanza y sus armas son lamentos!, ¡Oh Abundante en bendiciones!, ¡Oh Repeledor de adversidades!, ¡Oh luz de aquellos que están en la oscuridad!, ¡Oh Sapientísimo que nunca fue enseñado!, ten misericordia de este pobre pordiosero ¡Amen!
 
                        
            
Por el Guía Espiritual de la Comunidad Islámica de Colombia
Sheij Munir Valencia Potes