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PALABRAS DE LA PRESIDENTA DE LA
NACIÓN CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER, DURANTE UNA LA ASAMBLEA
GENERAL DE NACIONES UNIDAS, DESDE NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.
Querida presidenta, querida
compatriota; señoras y señoras jefes y jefas de la distintas
delegaciones, que conforman Naciones Unidas: quiero dirigirme a
ustedes en un momento muy particular no solamente del mundo,
sino también de mi país, quiero comenzar reflexionando sobre las
palabras con que abrió esta Asamblea, número 69, su secretario
general, el señor Ban Ki-Moon, repasó parte o gran parte de los
problemas, de las tragedias, de las calamidades que hoy
conmueven al mundo y creo – si mal no recuerdo – que
textualmente afirmó que “estás turbulencias – así las definió –
que hoy sacuden al mundo ponen en peligro la multilateralidad”.
Yo creo sinceramente que gran
parte de los problemas que hoy tiene el planeta, en lo económico
y financiero, en materia de terrorismo y de seguridad, en
materia de fuerza e integridad territorial, en materia de guerra
o de paz se debe precisamente a lo contrario, a la ausencia de
una multilateralidad efectiva, concreta y democrática.
Por eso, quiero especialmente,
hoy, comenzar agradeciendo y felicitando a esta Asamblea General
por la sanción de la resolución, número 68/304, que se
produjera, el pasado 9 de septiembre, por la cual se decidió,
por fin, por amplia mayoría de 124 votos positivos abocarse,
esta Asamblea, a la construcción de una Convención Multilateral,
que genere un marco jurídico regulatorio, en materia de
reestructuración de deudas soberanas, de todos los países.
(APLAUSOS). Una tarea que nos debíamos, yo he concurrido a estas
Asambleas, desde el año 2003: primero, como Senadora; luego – a
partir del año 2007 – como Presidenta y siempre veníamos
reclamando la reformulación de los organismos de los Consejos de
Seguridad, como también del Fondo Monetario Internacional.
Partíamos de la experiencia de lo que le había sucedido a la
República Argentina, mi país, hoy me atrevo a decir en este
contexto internacional y global, mi país, la República Argentina
es un triple leading case en materia económica financiera; en
materia de terrorismo y seguridad y también en materia de fuerza
e integridad territorial.
En lo primero, en lo que hace a
una crisis económica y financiera, que se disparó para el resto
del mundo, a partir del año 2008, y que aún persiste y que ahora
comienza a amenazar a las economías emergentes, quienes hemos
sostenido, durante la última década, el mayor crecimiento
económico. Me refiero que esa crisis, del año 2008, mi país la
vivió en el año 2001, cuando se produjo el default de deuda
soberana más importante del que se tenga memoria. En aquel
momento, la República Argentina había logrado con la anuencia
también de los organismos multilaterales, porque cuando se
debe, señores, el 160 por ciento del PBI, la culpa no es
solamente del deudor, sino también de los acreedores.
Y desde la dictadura, del 24 de
marzo de 1976, pasando por la etapa del neoliberalismo, en la
cual la Argentina era presentada como una alumna dilecta en las
asambleas del Fondo Monetario Internacional, finalmente acumuló
una deuda sin precedente, que la hizo implosionar, no sólo en
términos económicos, sino también en términos políticos.
Llegamos a tener cinco presidentes, en una sola semana. Allí
nadie se hizo responsable de lo que había pasado en la
Argentina, nuestro país tuvo que arreglarse como pudo y en el
año 2003, un Presidente - que había llegado al gobierno
únicamente con el 22 por ciento de los votos – a los pocos meses
de asumir se presentó, en esta Asamblea, y sostuvo que era
necesario generar un modelo de crecimiento y desarrollo para el
país, para que la nación pudiera hacer frente a sus deudas.
Porque sostuvo – en una metáfora más que interesante – que los
muertos no pagan sus deudas y que es necesario que los países
puedan vivir, desarrollarse y que ese nivel de deuda – vuelvo a
repetir- 160 por ciento del PBI – no era solamente
responsabilidad del país; que asumíamos como país el haber
adoptado políticas que nos habían impuesto; que asumíamos
nuestra responsabilidad, pero que también pedíamos y
pretendíamos que los organismos multilaterales, como el Fondo
Monetario Internacional y los propios acreedores, que había
prestado a tasas usuarias, en aquel momento, y se les reconoció
hasta el 14 por ciento en dólares, a quienes depositaban en la
República Argentina, también asumieran parte de la
responsabilidad de ese endeudamiento.
Y ese hombre, que asumió con el
22 por ciento de los votos; el 25 por ciento de desocupación;
con el 54 por ciento de pobreza y 27 por ciento de indigencia;
sin educación; sin salud; sin seguridad, al cabo del tiempo con
un modelo de desarrollo y crecimiento, pudimos no solamente
generar millones de puestos de trabajo, millones de nuevos
incluidos en el sistema previsional, jubilados y pensionados;
generar una participación de 6 puntos del Producto Bruto,
destinado a la educación; destinar ingentes sumas de dinero a la
infraestructura del país, en materia de caminos, escuelas,
centrales nucleares, centrales hidroeléctricas; generación de
redes de agua, de gas de electricidad, que hoy cruzan todo el
país, en un proceso de inclusión social sin precedentes, que nos
hizo reducir la pobreza y la indigencia a un solo dígito y que
hoy el propio Fondo Monetario Internacional reconoce, que el
crecimiento económico, realizado por la Argentina – entre el año
2004 y 2011 – es el tercero, a nivel global, en calidad de
crecimiento; solamente superados por Bulgaria y por China,
siendo –en la región latinoamericana – hoy el de mejor calidad
de crecimiento y también el de mejor poder adquisitivo del
salario de nuestros trabajadores y del mejor ingreso
previsional.
Y todo esto lo hemos logrado,
también, haciéndonos cargo de la deuda, que otros generaron.
Porque bueno es también recalcarlo, que nuestros gobiernos no
fueron los que declararon el default, tampoco fueron los que lo
endeudaron, fuimos – sencillamente – los que nos hicimos cargo,
como correspondía y pagamos, desde el año 2003 a la fecha, más
de 190.000 millones de dólares. Repito la cifra: más de 190.000
millones de dólares porque reestructuramos la deuda defaulteada
con el 92, 4 por ciento de los acreedores, en dos canjes de
deuda: uno, el que realizó el Presidente Kirchner, en el año
2005; otro, el que realizó esta Presidenta, en el año 2010. Lo
cierto es que logramos que el 92,4 por ciento de los acreedores
de la Argentina regularizaran su situación y desde allí se
comenzó a pagar regularmente. No solamente allí, sino que
también pagamos totalmente la deuda con el Fondo Monetario
Internacional, que venía sosteniéndose con bicicleta financiera
permanente, a través de los denominados stand by y pudimos
cancelar también la deuda con el Fondo Monetario Internacional.
También, hace pocos meses,
concluimos la negociación de una deuda, que databa del año 1956,
con el Club de París. Para que ustedes tengan una idea, esta
Presidenta tenía tres años cuando esa deuda comenzó a generarse,
y el ministro de Economía de mi país, que discutió la
reestructuración y la renegociación de esa deuda con el Club de
París no había nacido, en el año 1956, y sin embargo llegamos a
un acuerdo con 19 ministros de Economía, de la Unión Europea,
para finalmente reestructurar la deuda y ya pagamos la primera
etapa, de 642 millones de dólares. Tampoco termina allí,
logramos también regularizar la situación de los juicios del
CIADI, en el Banco Mundial, juicios que realmente habían
comenzado, no por actos o acciones cometidos, durante nuestros
gobiernos, sino por acciones de gobiernos anteriores, que
terminaron demandándose ante el tribunal, del Banco Mundial,
también allí lo solucionamos, como también llegamos a un arreglo
con Repsol, cuando decidimos recuperar el control de nuestros
recursos energéticos y expropiamos el 51 por ciento de las
acciones de la empresa petrolera, también reestructuramos esa
deuda y llegamos a un acuerdo.
Todo esto lo hemos hecho, además,
con recursos propios, sin acceso al mercado de capitales, porque
la Argentina – producto del default, del año 2001 – tenía vedado
el acceso a los mercados de capital. Fíjense ustedes, un proceso
de inclusión social sin precedentes y por qué digo sin
precedentes. Sé que algunos en mi país dirán que hubo durante de
la década de los cincuenta, procesos de inclusión similares,
pero ¿saben cuál es la diferencia?, que nosotros ese proceso de
inclusión lo iniciamos desde la bancarrota total y absoluta, en
pleno default. Logramos remontar el default, logramos incluir a
los argentinos, logramos crecimiento social con inclusión,
logramos desendeudarnos y hoy, además, tenemos una ratio de
deuda de las más bajas del mundo.
¿Y dónde está el otro leading
case del que quería hablarles? Lo que pasa ahora, con la
aparición de los denominados fondos buitres. No es un término
acuñado el de los fondos buitres por ningún líder populista
sudamericano, tampoco es un término acuñado por ningún
gobernante africano, pese a que los países del África también
han sido grandes víctimas de estos fondos buitres. Uno de los
primeros dirigentes, a nivel global, que los mencionó fue en
esta Asamblea, en el año 2002, el entonces primer ministro
inglés, Gordon Brown, puede estar la versión taquigráfica para
ser controlada y registrada, donde los mencionó como algo
indigno moralmente que restan esfuerzos a todos los países para
hacer frente a los verdaderos problemas de la pobreza, de la
salud y la educación. Y hoy, Argentina con la complicidad del
sistema judicial, de este país, está siendo acosada por estos
fondos buitres.
¿Quiénes son estos fondos
buitres? El 1 por ciento de los que no entraron a la
reestructuración que hicimos en el 2005. No podían entrar porque
recién habían comprado bonos, en el año 2008. Ustedes saben son
fondos que se especializan - su nombre así lo indica- en comprar
fondos o títulos de países que han defaulteado su deuda o están
próximos a hacerlo para, luego, no ir a reclamárselo al país,
sino entablar juicios en distintas jurisdicciones y obtener
ganancias exorbitantes.
Yo no hablaría de ganancias,
porque lo que se le ha reconocido a ese 1 por ciento en un
juicio aquí, en la jurisdicción de Nueva York, ha sido un tasa
de 1.608 por ciento, en cinco años, en dólares. Díganme ustedes,
si hay alguna empresa, si hay algún emprendimiento, algún
inversionista que logra una rentabilidad en dólares, de más de
1.600 por ciento, apenas en 5 años. Por eso, el nombre de fondos
buitres y hoy están obstruyendo el cobro de quienes confiaron en
la Argentina, de ese 92,4 por ciento y por eso yo celebro que
esta Asamblea haya tomado el toro por las astas y espero que,
entre este año y el próximo, antes que se celebre nuevamente la
Asamblea General del 2015, hayamos podido construir, porque de
eso se trata: de un ejercicio de multilateralismo activo y
constructivo, hayamos podido arribar a ese marco regulatorio de
reestructuración de deuda soberanas para que ningún otro país,
le pase lo que hoy le está pasando a la Argentina, un país que
tiene capacidad de pago, voluntad de pago y que va a pagar su
deuda, pese al acoso de estos fondos buitres. (APLAUSOS). Fondos
buitres que además amenazan y hostigan con acciones sobre la
economía de nuestro país, provocando rumores, infamias y
calumnias desde lo personal hasta lo económico y financieros, de
modo tal de actuar como verdaderos desestabilizadores de la
economía, casi una suerte de terrorismo económico y financiero.
Porque no solamente son
terroristas los que andan poniendo bombas, también son
terroristas económicos los que desestabilizan la economía de un
país y provocan pobreza, hambre y miseria, a partir del pecado
de la especulación y es algo que debemos decirlo con todas las
letras. Por eso, abogamos fuertemente porque ese convenio
multilateral alumbre con prontitud, con celeridad. No por la
Argentina, sino por el resto del mundo y porque además creemos
que un equilibrio económico y financiero, que ataque las
desigualdades económicas y sociales entre los países y adentro
de cada una de las sociedades va a ser también un gran antídoto
contra aquellos que reclutan jóvenes. Porque no tienen
esperanzas, porque no tienen futuro y los enrolan en cruzadas
locas que luego todos tenemos que lamentar. No podemos solamente
ver la superficie de los fenómenos, tenemos también que
adentrarnos profundamente en las causas que movilizan.
Y también hablaba de mi país como
un triple leading case también en materia de terrorismo y
seguridad. Y también mi país, el único país junto a Estados
Unidos de Norteamérica en todo el continente americano, que fue
objeto de atentados terroristas, dos atentados terroristas. Uno
en el año 92, cuando se voló la Embajada de Israel y, segundo,
en 1994, cuando se voló la sede de la AMIA. Este año se cumplen
20 años de la voladura de la AMIA.
Y me atrevo a decir frente a esta
Asamblea y con la presencia de algunos familiares de las
víctimas que siempre nos han acompañado, que el gobierno que
encabezó el presidente Kirchner, fue el que más profundizó y el
que más hizo por develas quiénes eran los verdaderos
responsables, no solamente porque abrió todos los archivos de
inteligencia de mi país, no solamente porque creó una unidad
fiscal especial de investigación, sino también porque reclamó
cuando en el año 2006 la Justicia de mi país acusó a ciudadanos
iraníes de estar implicados en la voladura de la AMIA, fue el
único presidente y luego también yo, que se atrevió a proponer,
a pedir a la República Islámica del Irán, que colaborara, que
prestara cooperación con la investigación.
Este pedido se produjo
intermitentemente desde el año 2007 en adelante, 2007, 2008,
2009, 2010, 2011 hasta que finalmente, la República Islámica de
Irán accedió, porque antes ni siquiera podíamos tenerlo como
parte de la agenda, accedió a una reunión bilateral que luego se
llevó adelante y que motivó la firma entre ambos países de un
memorándum de entendimiento de cooperación judicial. ¿Para qué?
Para lograr que los ciudadanos iraníes que estaban acusados y
que por supuesto viven en Teherán, en la República Islámica de
Irán, pudieran declarar ante el juez.
¿Qué pasó cuando firmamos este
memorándum? Pues pareció que se desataron los demonios internos
y externos.
as instituciones de origen judío
que nos acompañaron todos los años, se volvieron de repente en
contra, todos los años nos habían acompañado aquí a pedir la
cooperación. Cuando se decide hacer la cooperación a través del
instrumento, nos acusan de complicidad con el Estado de Irán. Lo
mismo sucedió aquí en este país cuando los fondos buitres
hicieron lobby ante el Congreso americano diciendo que nosotros
éramos socios de la República Islámica porque en ese momento no
se le decía República Islámica como le dicen ahora, se le decía
por algunos el Estado Terrorista de Irán.
Hicieron lobby e inclusive en sus
sitios de la web colocaban fotos mías junto a las del entonces
presidente Ahmadineyad como si fuésemos socios.
Hoy, esta semana, nos venimos a
enterar que en un emblemático hotel de esta ciudad, el Waldorf
Astoria, se reúne el Canciller de este país, el jefe del
Departamento de Estado con su par iraní. No tenemos críticas
para ellos, al contrario, todo lo que sea diálogo, todo lo que
sea entendimiento nos parece muy bien.
Lo que sí nos gustaría
preguntarles a los que acusaban a Irán y los calificaban de
terroristas y el año pasado, no estoy hablando de hace un siglo,
el año pasado, qué dirán hoy, qué dirán hoy los que el año
pasado también cuando hablaban de los que hoy conforman el ISIS,
muchos de los que eran denominados como fredom fighters, que
peleaban en Siria contra el gobierno de Al Asad, hoy forman
parte del ISIS.
Y yo creo que acá está el otro
problema que tenemos frente a la inseguridad y frente al
terrorismo. Que desde las grandes potencias se cambia con
demasiada facilidad el concepto de amigo-enemigo o de
terrorista-no terrorista. Y el problema es que tenemos que
definir de una buena vez por todas, que no podemos seguir
utilizando a la política internacional o a la posición
geopolítica para poder dirimir posiciones de poder.
Y lo digo desde ser una militante
contra el terrorismo internacional e, inclusive, como nota de
color, se está tramitando también en la Justicia de mi país una
amenaza que me ha llegado aparentemente del ISIS por dos
razones: una, por mi cercanía con Su Santidad, el Papa
Francisco, y, la otra, porque reconozco la necesidad de la
existencia de dos Estados como es el de Israel y el de
Palestina. Que dicho sea de paso, vuelvo a reclamar, por favor,
a esta Asamblea, el definitiva reconocimiento de Palestina como
un Estado más integrante pleno de esta Asamblea. (APLAUSOS)
Allí vamos a empezar a desatar
alguno de los nudos gordianos, no hay un solo nudo gordiano, son
varios. Allí vamos a empezar a desatar alguno de los nudos
gordianos de la cuestión de Medio Oriente.
El reconocimiento del Estado de
Palestina, el derecho de Israel a vivir en sus fronteras, pero
también el derecho de Palestina a que no se utilice contra ellos
el uso desproporcionado y desmedido que ha provocado la muerte
de cientos de niños y mujeres, cosa que condenamos como
condenamos también a aquellos que atacan con misiles a Israel.
Fundamentalmente, creemos que en
épocas de buitres económicos y halcones de la guerra,
necesitamos más palomas de la paz para construir un mundo más
seguro, necesitamos más respeto al derecho internacional,
necesitamos más igualdad de tratamiento entre los que estamos
aquí sentados.
Porque también escuché por parte
de un mandatario hoy por la mañana, hablar del uso de la fuerza
para atentar contra la integridad territorial o para no respetar
la integridad territorial de un país. Aquí también la República
Argentina es leading case, porque también tenemos pendientes de
hace más de cien años con el Reino Unido el reclamo de soberanía
y el reclamo de esta Asamblea para que se siente el Reino Unido
con Argentina a discutir la cuestión soberana de Malvinas. Allí
nadie se preocupa, allí no hay ningún veto del Consejo de
Seguridad.
Porque lo que pasa es que la
Argentina no forma parte del Consejo de Seguridad ni de la
naciones que deciden en el mundo. Y mientras esto suceda,
mientras valga más el voto de los cinco permanentes que estén
sentados en el Consejo de Seguridad, que el voto de la Costa de
Marfil o de Ghana o de Kenia o de Egipto o de Uganda o de
Argentina o de Bahréin o de Emiratos Árabes, nada se va a
solucionar. Solamente serán discursos que daremos acá todos los
años sin que arribemos a ninguna solución. (APLAUSOS)
Debemos luchar, esta Asamblea
debe retomar los poderes que ha delegado, poderes que ha
delegado en un Consejo que luego casi parece una paradoja, la
Asamblea tiene que pedirle permiso al Consejo para ver qué es lo
que decide o si entra algún miembro. Cuando debemos rescatar que
esta Asamblea, la soberana, la de Naciones Unidas, donde cada
uno de nosotros valemos un voto, la verdadera democracia global.
Cuando esta democracia global se
cumpla a rajatabla, no digo que se va a solucionar absolutamente
todo, pero creo que va a haber principios de solución.
Yo no soy ni pesimista ni
optimista, quiero ser realista. En todo caso, entre el pesimismo
y el optimismo, elijo siempre el optimismo, pero con realismo,
porque el optimismo sin realismo, o es ingenuidad o es cinismo.
Y no quiero ser ingenua ni cínica frente a todos ustedes.
Quiero decirles realmente lo que
pensamos desde mi país, desde ese lugar que viene reclamando
desde hace mucho tiempo la reforma de organismos de seguridad,
la reforma del Fondo Monetario Internacional.
Fíjense ustedes, en el año 2003,
parecía casi imprescindible reformar el Fondo Monetario
Internacional. Hoy ya casi nadie se acuerda de pedir la reforma
del Fondo Monetario Internacional porque ha perdido protagonismo
en todas las decisiones. Es más, el propio Fondo Monetario
Internacional y su titular y otra extitular como Anne Kruger,
están pidiendo también una regulación en la forma de
reestructurar las deudas soberanas. Porque mientras no haya un
tratado internacional aprobado por esta Asamblea, por más
cláusulas que impongan las reestructuraciones, nunca faltará
algún juez como Griesa, en algún lugar del mundo que diga que
eso no vale nada y quiera aplicarle a un pobre país tasas
usurarias para desangrarlo.
Es eso lo que está pasando,
porque en definitiva, me parece que lo que se quiere tirar
abajo, es la reestructuración de la deuda soberana que con tanto
trabajo hemos realizado el pueblo argentino.
Yo quiero también, porque antes
de venir aquí estuve en Roma entrevistándome con otro
compatriota que hoy ocupa un lugar de fuerte liderazgo, no
solamente religioso, sino también moral y de ejemplo, y quiero
traer fundamentalmente el mensaje de paz, de construcción de la
paz.
Si queremos realmente combatir el
terrorismo, trabajemos por la paz; no se combate el terrorismo
haciendo sonar los tambores de la guerra. Al contrario, es lo
que quieren precisamente, una reacción simétrica para que
entonces…a comenzar la rueda, siempre haya un crédito de sangre
que reclamar.
Por eso creo que es importante
que reaccionemos profundamente acerca de estas cuestiones. Y
traerles, por sobre todas las cosas, la certeza de que si esta
Asamblea, si estas Naciones Unidas recupera su liderazgo, si
esta Asamblea recupera su mandato ante la inobservancia por
parte de muchísimos países de los derechos internacionales que
sí le aplican a otros pero que no reconocen para ser aplicados a
ellos mismos, estoy segura que habremos contribuido fuertemente
en la construcción de la paz, en la lucha contra el terrorismo
en la cual nadie va a estar ausente pero, fundamentalmente, en
dejarles a nuestros hijos un mundo mucho mejor del que hoy
tenemos.
Porque y para finalizar, quiero
recordar que el año pasado, los problemas eran otros, el año
pasado se hablaba de otros problemas y de otros peligros en
materia de seguridad.
Hoy han cambiado, los que ayer
eran malos, hoy no parecen tan malos; los que ayer tenían que
ser invadidos y arrasados, hoy parece ser que están colaborando
para el ISIS desaparezca.
Y mañana, primero fue Al Qaeda, y
pregunto yo Al Qaeda y los talibanes, dónde aparecieron, de
dónde sacan las armas, de dónde sacan los recursos. Mi país no
produce armas, quiénes son los que les venden las armas.
Luego aparecieron los que iban a
ser la Primavera Árabe y que finalmente resultaron no ser tan
primavera, sino más bien algo de otoño y casi un invierto, en el
cual pasaron de luchadores por la libertad también a personas
que, bueno, que merecían ser perseguidas y encarceladas.
Ahora es el ISIS, este nuevo
engendro que ha aparecido terrorista degollando gente por
televisión en verdaderas puestas en escena que uno se pregunta
cómo, desde dónde, porque permítanme, me he tornado
absolutamente desconfiada de todo después de ver todas las cosas
que han pasado. Y que las cosas que pasan por televisión en las
series que tanto nos entretienen y nos divierten, son pequeñas
ficciones al lado de la realidad que tenemos que vivir hoy como
mundo.
Por eso, es bueno que nos
preguntemos cómo va in crescendo esto y cómo van surgiendo cada
vez más y mayores problemas, que le hacen decir al Papa que
estamos viviendo prácticamente una tercera guerra.
Es cierto, una tercera guerra que
ya no es de las guerras convencionales que vivimos en el siglo
XX, sino que son guerras focales en donde realmente las únicas
víctimas terminan siendo las poblaciones civiles.
Por eso, dentro de unos
instantes, en el Consejo de Seguridad en el cual temporalmente
formamos parte, queremos plantear algunas de estas cosas,
algunos interrogantes. No tenemos certezas, no tenemos verdades
absolutas, pero tenemos muchos interrogantes y queremos
preguntárselos a aquellos que poseen mucha más información que
nosotros, muchos más datos que nosotros, que cuentan con redes
de información mucho más profundas que mi país.
No sea cosa de que de tanta
información, de tantos datos se tenga mucha información pero
realmente se sepa mucho, pero realmente se comprenda poco de lo
que pasa. Porque hay que comprender lo que está pasando para
poder encarar una resolución definitiva.
Agradezco profundamente una vez
más la voluntad política de los países, de los 124 países que
acompañaron la Resolución 68/304. Sé, como todos lo saben, de
que hubo presiones también para que no tuviéramos ese número o
para que no hubiera votación, pero creo que el ejercicio del
multilateralismo práctico, efectivo y democrático de esa
Resolución, demuestra que no todo está perdido. Por el
contrario, está en las manos de cada uno de nosotros, de cada
uno de nuestros países abordar la solución real y efectiva de
los problemas que hoy tiene el mundo.
Muchas gracias y
muy buenas tardes a todos y a todas. (APLAUSOS)eñor Presidente.
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