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Carta
del obispo de florida, al presidente de ee.uu. bush
Traducción de la carta enviada al Presidente de los EUA
por Robert
Bowan, Obispo de la Iglesia Católica de Florida,
Teniente Coronel y ex
combatiente de Vietnam:
"Señor
Presidente:Cuente la verdad al pueblo Sr. Presidente,
sobre el terrorismo. Si los mitos acerca del terrorismo
no son destruidos, entonces la amenaza
continuará hasta destruirnos por completo. La
verdad es que ninguna de nuestros millares de armas
nucleares pueden protegernos de esa amenaza. Ni el
sistema de "guerra en las estrellas" no
importa cuan técnicamente avanzado sea ni cuantos
trillones de dólares se hayan gastado en él- podrá
protegernos de un arma nuclear traída en un barco, avión
o auto alquilado.- Ni siquiera ningún arma de
nuestro vasto arsenal, ni siquiera un centavo de los u$s
270.000.000.000.000.- (si, esos mismos doscientos
setenta billones de
dólares) gastados por año en el llamado "sistema de
defensa" puede
evitar una bomba terrorista; esto es un hecho militar.
Como Teniente coronel retirado y frecuente conferencista
en asuntos de
seguridad nacional, siempre sito el salmo 33 "Un rey no
está a salvo por
su poderoso ejército, así como un guerrero no está a
salvo por su enorme
fuerza". La reacción obvia es: "¿Entonces, qué podemos
hacer? ¿No existe
nada que podamos hacer para garantir la seguridad de
nuestro pueblo?
Existe. Pero para entender eso, precisamos saber la
verdad sobre la
amenaza.-
Sr. Presidente, Ud. no contó al pueblo americano la
verdad sobre por qué
somos el blanco del terrorismo, cuando explicó por qué
bombardearíamos
Afganistán y Sudán. -Ud. dijo que somos blanco del
terrorismo porque
defendemos la democracia, la libertad y los derechos
humanos del mundo.-
¡Qué absurdo, Sr, Presidente! Somos blanco de los
terroristas porque, en la mayor parte del mundo, nuestro
gobierno defendió la dictadura, la esclavitud y la
explotación humana.-
Somos blanco de los terroristas porque somos odiados. Y
somos odiados
porque nuestro gobierno ha hecho cosas odiosas. ¿En
cuantos
países agentes de nuestro gobierno depusieron a líderes
popularmente
elegidos, sustituyéndolos por dictadores militares,
marionetas deseosas
de vender a su propio pueblo a corporaciones
norteamericanas
multinacionales?
Hicimos eso en Irán cuando los marines y la CIA
derrocaron a Mossadegh
porque el tenía la intención de nacionalizar el
petróleo. Y lo
sustituimos por el Sha Reza Palhevi y armamos,
entrenamos y pagamos a su
odiada guardia nacional -la Savak- que esclavizó y
embruteció al pueblo
iraní para proteger el interés financiero de nuestras
compañías de
petróleo.- Después
de eso, ¿será difícil de imaginar que existan en Irán
personas
que nos odien? Hicimos
lo mismo en Chile, hicimos lo mismo en Vietnam, más
recientemente intentamos hacerlo en Iraq. Y claro,
cuantas veces hicimos
eso en Nicaragua y en otras repúblicas de América
Latina. Una vez tras
otra, hemos destituido líderes populares que deseaban
que las riquezas
de su tierra fueran repartidas entre el pueblo que las
generó.
Nosotros los reemplazamos por tiranos asesinos que
venderían a su propio
pueblo para que, mediante el pago de abultadas propinas
para engordar
sus cuentas particulares, las riquezas de su propia
tierra pudiera ser
tomada por la Dominó Sugar, la United Fruit Company, la
Folgers, y por
ahí va todo.
En cada país,
nuestro gobierno obstruyó la democracia, sofocó la
libertad y pisoteó los derechos humanos. Es por eso que
somos odiados en
todo el mundo. Es por eso que somos el blanco de los
terroristas.- El
pueblo de Canadá disfruta de la democracia, la libertad
y los derechos
humanos, así como el pueblo de Noruega y Suecia.- ¿Ud.
escuchó hablar de
embajadas canadienses, noruegas o suecas siendo
bombardeadas?
Nosotros no somos odiados porque practicamos la
democracia, la libertad
o los derechos humanos. Somos odiados porque nuestro
gobierno niega esas
cosas a los pueblos de los países del tercer mundo,
cuyos recursos son
codiciados por nuestras corporaciones multinacionales.
Ese odio que sembramos se volvió en contra nuestra para
asombrarnos, en
forma de terrorismo y, en el futuro, el terrorismo
nuclear.-Una vez
dicha la verdad sobre por qué existe la amenaza y una
vez entendida, la
solución se torna obvia.
Nosotros
necesitamos cambiar nuestras costumbres. Librémonos de
nuestras
armas nucleares (unilateralmente si es preciso) y
mejorará nuestra
seguridad. Alterando drásticamente nuestra política
exterior la
asegurará.- En lugar de enviar a nuestros hijos e hijas
a todo el mundo
para matar árabes de modo que podamos tener el petróleo
que existe
debajo de sus arenas, deberíamos mandarlos para que
reconstruyan sus
infraestructuras, proveerlos de agua limpia y alimentar
a sus niños
hambrientos.
En vez de continuar matando diariamente a millares de
niños iraquíes con
nuestras sanciones económicas, deberíamos ayudar los
iraquíes a
reconstruir sus usinas eléctricas, sus estaciones de
tratamiento de
agua, sus hospitales, y todas las otras cosas que
destruimos y les
impedimos reconstruir con sanciones económicas.- En
lugar de entrenar terroristas y escuadrones de la
muerte, deberíamos cerrar la Escuela de las Américas.
En vez de sostener las revueltas, la desestabilización,
el asesinato y
el terror alrededor del mundo, deberíamos abolir la CIA
y dar el dinero
que ella gasta a agencias de asistencia.-
Resumiendo, deberíamos ser buenos en lugar de
malos, y de serlo, ¿Quién iría a intentar
detenernos?¿Quién nos odiaría? ¿Quién nos querría bombardear?
Esa es la verdad,
Sr. Presidente. Eso es lo que el pueblo norteamericano
precisa escuchar.- (Robert Bowan voló en 101 misiones de
combate en Vietnam.-
Actualmente es obispo de la United Catholic Church en
Melbourne Beach, Florida).-
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